Jacobus de Teramo fue un erudito teólogo y jurista. Nacido en 1350, estudió y enseñó derecho canónico en Padua: llegó a ser arzobispo de Taranto. En 1417, el Papa Martín V lo envió como legado a Polonia, donde murió el mismo año. En 1382 escribió una obra magnifica, hoy casi caída en el olvido.

Se trata de su genial Litigatio Christi cum Belial (El litigio de Cristo con Belial). En dicha obra, Satanás lleva a juicio por prevaricación ni más ni menos que a Cristo, porque tras ser crucificado, descendió al purgatorio, donde nadie le llamaba, rescatando a los justos del infierno, empezando por los propios Adán y Eva.

Belial es el abogado del diablo, que comparece ante Dios y pide ser escuchado. Dios nombra juez al rey Salomón. Cristo es representado por Moisés, pero no comparece, por lo que Belial plantea una moción de desacato al tribunal. Salomón desestima la causa. Belial recurre, y Salomón le concede un nuevo juicio. En el mismo Belial alega que Cristo, al sacar a los justos del purgatorio, cometió prevaricación ya que el infierno, del que el purgatorio es la antesala, no es competencia de Cristo.

Se intercambian muchos escritos. Por fin, Salomón pronuncia sentencia contra Belial. Este lleva entonces su demanda ante un tribunal de apelación, presidido por José, hijo de Jacob y virrey de Egipto. Como miembros del tribunal de apelación, las partes contendientes eligen al emperador Octavio, a San Jerónimo, a Aristóteles y al profeta Isaías como jueces. Tras interminables discusiones, los jueces llegan a su decisión. La demanda de Belial es rechazada, si bien se le concede al Diablo el derecho a tomar posesión de los cuerpos y las almas de los condenados en el Juicio Final, lo cual Satanás celebra como todo un triunfo.

En resumen, un “juicios tengas ¡y los ganes!” en toda regla.

Acudan ustedes a Google y tecleen “München, Bayerische Staatsbibliothek Cgm 48”. En el primer link disfrutarán de un maravilloso manuscrito iluminado de esta obra. l

@Krakenberger