Hay dos fenómenos políticos estos días. Está la teoría conspiranoica –aventada incluso, faltaría más, por Fox News– de que Taylor Swift es un activo del Pentágono y que asistiría a la –amañada– Super Bowl del pasado domingo a ver jugar a su –falsa– pareja y favorecer así a Joe Biden en la carrera presidencial. “No será el 6 de enero, ni el fraude electoral, ni los casos de abuso sexual, ni bailar con Jeffrey Epstein. Lo que al final acabará con Donald Trump será un ejército de swifties cabreados”, ha sentenciado Jimmy Kimmel en uno de sus monólogos. Y luego está el nuevo tiro en el pie de Núñez Feijóo durante una campaña electoral. Ya patinó con todo el equipo en julio pasado y ahora los populares navegan aguas turbulentas con su giro sobre indultar a Puigdemont. Así que, en plena cuenta atrás para la cita con las urnas gallegas, ahí está el PP, entre el desconcierto y las rectificaciones incómodas. Ya veremos cuánto influye esto realmente en el voto, quizá no tanto; pero en este enredo, tanto como el qué importa el porqué. ¿Por qué el PP detona esta bomba el sábado? Hay quien ve una voladura controlada. Si ésta es la controlada, la descontrolada prometía. El “todo se sabrá” escrito por Puigdemont habría desatado esta tormenta. Y otro qué: ¿qué pasa si las urnas el domingo castigan a Alfonso Rueda? ¿Quién pagará la factura?