Las elecciones generales del 23 de julio ya han pasado y han abierto la puerta a un escenario principalmente complejo. Complejo en extremo. No obstante, han aclarado varias circunstancias que, desde mi punto de vista y con la perspectiva de la Comunidad Autónoma del País Vasco y de la Comunidad Foral de Navarra, resultan básicas a la hora de otear el futuro.

El resultado electoral ha impuesto un frenazo claro al avance descontrolado de la ultraderecha, tanto en Euskadi, como en el Estado. Ello ha supuesto, para la Unión Europea, y de manera cristalina, que un suspiro de tranquilidad relativa la recorra, al menos a corto plazo.

El movimiento de votos, llamémosle transvase, ha generado la pérdida de apoyo de algunos partidos, compensada por la ganancia y consolidación de otros. En Euskadi, –incluyo como Euskadi a la Comunidad Autónoma del País Vasco, y a la Comunidad Foral de Navarra–, esa apreciación lleva a una consideración importante, al menos, a mi parecer, como es el hecho del reforzamiento de la visión progresista del futuro la que ha sustentado, en una parte importante, al Gobierno de España en los últimos cuatro años.

Progresismo sustentado en tres partidos, entre otros, y que hablando de Euskadi son: EAJ-PNV, EH Bildu y PSE-PSOE, y que se fundamenta en dos pilares estructurales. Por un lado, la visión económica articulada sobre una concepción próxima a la socialdemócrata, –con todos los matices que, obviamente, se dan en esas formaciones–, identificada con una economía del bienestar y, por otro, una visión plurinacional del Estado. Y que a nivel de la CAPV y CFN, sugiere una mayoría social que quiere una práctica política que revise, defina y consolide el futuro, en lugar de tratar de apuntalar el pasado.

Traigo a colación lo escrito en algún otro artículo relativo a la importancia de influir, en el sentido de poder inducir y sugerir decisiones, independientemente de la aritmética de los votos y del número de electores. Pues bien, es el momento de ejercer esa influencia fundamentada en la seriedad, fiabilidad y capacidad, ante el Gobierno que finalmente resulte en Madrid, tal y como se ha hecho en estos últimos cuatro años.

En base a lo indicado, esos dos pilares, más lo señalado respecto a la influencia, fortalecen una interesante línea de trabajo a largo plazo centrada en el objetivo de estructurar una federación asimétrica en España, articulada coherentemente con una Unión Europea federal, también asimétrica.

Y, tanto si hay que repetir las elecciones como si se acaba constituyendo un Gobierno de Progreso en el Estado, visualizo la Ilusión mencionada en el título, sustentada en tres pilares:

a) El Pilar Económico: Traccionando del Estado del Bienestar hacia el Estado de Bienestar Dinamizador. ¿En qué consiste? En que no solo se palían situaciones de riesgo reales o potenciales, con transferencias económicas. Un ejemplo, una persona en paro no solo cobraría un subsidio, sino que contaría con políticas activas y eficaces –no retóricas ni nominales– de reinserción laboral. Dicho de otra manera, se implementan políticas proactivas que mejoren el funcionamiento eficiente de los distintos mercados. Y esa implantación de políticas proactivas ha de afectar a los ámbitos de Sanidad, Educación, Empleo, Pensiones y Demografía e Inserción laboral de la Emigración.

Todo ello complementado con mejoras claras, en términos de eficiencia, en el modelo fiscal progresivo, que suponga un incremento de la inversión pública ligada a la I+D+i en la industria y servicios a la misma, junto con una clara reducción del gasto consuntivo.

b) El Pilar Administrativo: Articulando, dinamizando y liderando desde Euskadi los debates, acuerdos y procesos transversales en los ámbitos políticos, académicos y públicos, conducentes a la estructuración federal asimétrica en Europa en el largo plazo.

c) El Pilar Europeo: Consolidando el modelo de Estado dinamizador, junto con una Seguridad solidaria y disuasiva, y una aceptación paulatina de conceptos más flexibles, en tanto en cuanto unidades de estructuración de una Federación Asimétrica. España, como federación asimétrica a tres bandas podría erigirse en modelo de ello.

Estamos en un proceso a muy largo plazo capaz de lograr una satisfacción mayoritaria y global con la vida. En definitiva, pensar en el futuro y diseñarlo sobre la base de la Ilusión, es un buen empeño y, este, un buen momento para ello.

Economista