En diversas instituciones y batzokis nos hemos encontrado con pintadas firmadas por la Koordinadora Sozialista y en la que destacan la “Z” con que los carros blindados rusos están destruyendo un estado independiente y soberano como Ucrania, con la “Z” que guía el genocidio más reciente de la humanidad (llamar “genocidio” a una campaña destinada a eliminar a un grupo específico no sólo incrementa la presión sobre un país para que actúe, sino que puede obligarlo a hacerlo. Eso se debe en parte a un tratado sobre el genocidio aprobado por la Asamblea General de Naciones Unidas tras la Segunda Guerra Mundial, firmado por Estados Unidos y más de 150 países).

Koordinadora Sozialista

Lemkin unió “geno”, una palabra griega que significa raza, y “cidio”, palabra latina que significa matar. Dedicó su vida a que se reconocieran los genocidios y se penalizaran.

Según la convención sobre el genocidio, el delito consiste en tratar de destruir a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, en parte o en su totalidad. Hoy conocemos que la idea original de Putin era invadir Ucrania, designar un gobierno títere y convertir a Kiev en lo que el paneslavismo considera el origen de la madre Rusia. La violencia represiva y la paranoia suelen retroalimentarse.

El hombre más próximo a Putin es Yuri Kovalchuk, número dos de facto del régimen, doctorado en física y práctico dueño del Rossiya Bank y de un conglomerado mediático que propala mensajes ultranacionalistas. Vladimir Putin a instancias del citado Kovalchuk realiza sus apariciones públicas flanqueado de la bandera rusa y una estatua de Catalina la Grande, la emperatriz rusa que se anexionó Crimea en 1783.

La Koordinadora Sozialista en Euskadi ha erigido a Putin en el adalid de la revolución comunista pendiente. Aquí nos encontramos con la distopía de esta organización, no ha interiorizado que Putin no solo carece de ideología sino que su camarilla está conformada por oligarcas multimillonarios y mafiosos que poco tienen que ver con los ideales de Marx.

Según la autodefinición de los miembros de la Koordinadora Sozialista, en los últimos años y su creciente influencia refleja las simpatías y la autoridad que están ganando las ideas comunistas en Euskal Herria, y también una crítica profunda hacia la deriva reformista e institucional tanto de Sortu como de EH Bildu.

Se observa que esta organización que considera a Sortu y a Bildu como una suerte de partidos entregados a la institucionalidad, utilizando la retórica marxista más ortodoxa, partidos traidores a la revolución, pensando esto de Sortu y Bildu es mejor no plantearse por higiene mental qué piensan de los demás partidos de Euskadi.

La Koordinadora Sozialista empatiza más bien con Stalin. El 3 de abril de 1922, Stalin fue nombrado secretario general del Partido Comunista Panruso, un cargo que él posteriormente transformó en el más poderoso del país. En aquella época, esta posición se veía como un cargo menor dentro de la estructura partidaria (ocasionalmente en el partido se referían a Stalin como el camarada archivista), sin embargo este cargo asociado con el liderazgo que tenía sobre la Oficina Organizativa del Comité Central del Partido (Orgburó), dio a Stalin una base de poder suficientemente fuerte como para permitirle instalar a sus aliados en los puestos claves del partido.

La acumulación de poder por parte de Stalin tomó al moribundo Lenin por sorpresa, quien, en sus últimos escritos (Testamento de Lenin), hizo llamamientos para que el XII Congreso del Partido Bolchevique apartara al brusco Stalin.

El método de Stalin era la designación de secretarios que le respondieran personal e incondicionalmente, y la manipulación de sus oponentes logrando poner a unos contra los otros, usando el método de dividir para gobernar.

No es la primera vez que Ucrania ha sido víctima de los autócratas del Kremlin. Habiendo también derrotado a la oposición de derecha de Bujarin, Stalin comenzó los planes de colectivización e industrialización. En este camino es de destacar la deskulakización, que trajo como consecuencia la expropiación masiva de las tierras explotadas por medianos propietarios agrícolas (kuláks), lo cual causó una reducción de la producción de cereales, lo que unido a unas malas condiciones ambientales dio lugar a una gran hambruna en Ucrania que supuso la muerte de varios millones de ucranianos; según el gobierno soviético, “fue una medida necesaria para acabar con la retención y sabotaje de productos que ilegalmente practicaban los kuláks”. Los muertos por la hambruna ascendieron a un número difícil de determinar.

El Holodomor, literalmente: matar de hambre, también conocido como Genocidio ucraniano u Holocausto ucraniano, es el nombre atribuido a la hambruna que devastó el territorio de la República Socialista Soviética de Ucrania, Kubán, Ucrania Amarilla y otras regiones de la URSS.

Hoy Putin intenta repetir la jugada con la diferencia respecto a su admirado Stalin de una colaboración internacional que puede llevarnos a situaciones catastróficas, a todos, a los miembros de la Koordinadora Sozialista incluidos, ya que Putin tiene que presentarse a las elecciones de noviembre, que aunque constituirán un paseo militar para él, nunca mejor utilizada la expresión, tiene que presentarse ante la opinión pública rusa con alguna victoria militar relevante.

Durante el mandato de Stalin centenares de miles de ucranianos fueron deportados en programas de colonización a Siberia, mientras se vivían situaciones de canibalismo entre los que insistieron en quedarse en la tierra de sus padres.

Según un cónsul extranjero “cada noche traen unos 250 cadáveres entre los que un número muy elevado no tiene hígado. Les ha sido quitado a través de un corte muy ancho. La policía acaba de atrapar a algunos amputadores que confiesan que con esa carne confeccionaban un sucedáneo de pirozki (empanadillas) que vendían inmediatamente en el mercado”, las imágenes de terror que se sucedieron en Járkov. Cuando el Holodomor alcanzó su momento álgido, se calcula que morían unas 25.000 personas cada día en Ucrania.

Esta es la “Z” con la que la Koordinadora Sozialista mancha nuestras instituciones y batzokis? l

*Jurista