El domingo 19 de junio 2022 ha producido en lo político un terremoto para las izquierdas de Andalucía de consecuencias imprevistas.

Terremoto para las izquierdas con epicentro en Andalucía

Nadie, ni siquiera los más optimistas en el seno de la derecha, o pesimistas en la izquierda, podían imaginar resultados como los que se han dado esa noche.

Que Moreno Bonilla y su PP fueran capaces de obtener una holgada mayoría absoluta de 58 escaños, 31 más de los que ya tenían, no había sido detectado por ninguna encuesta y ha pillado a contrapié a propios y extraños.

Tampoco la debacle absoluta de las diferentes izquierdas, desde PSOE a Por Andalucía o Adelante Andalucía, que han perdido en su conjunto 13 escaños de los 50 que tenían y en votos más de 260.000. Una sangría brutal que les deja en situación de extrema debilidad.

Algo más previsible era el resultado de un C’s en peligro de extinción, no solo allí sino también en el resto del Estado después de quedar fuera del parlamento.

Ese pueblo andaluz, tradicional granero de votos para la izquierda, dejaba de tener miedo a votar a la derecha y en un giro radical transformaba el final de ese temor en un resultado demoledor; derecha más de dos millones, izquierda apenas 1.332.000.

Quizás desde esa izquierda derrotada la única noticia buena que les quedaba y así lo fueron señalando durante esa triste noche electoral, era que al menos el PP no necesitaba a Vox para gobernar. El que no se consuela es porque no quiere.

Pero harían mal en no hacer un profundo trabajo autocrítico, cuanto más pronto mejor.

Por un lado todas ellas deben entender que esta vez más que nunca se ha demostrado, que si se dividen dejan jirones por el camino. Sólo sumando miméticamente su resultado real, las fuerzas a la izquierda del PSOE, PAnd y AA, habrían obtenido 6 parlamentarios más, que se los habrían arrebatado 4 al PP, dejándole sin mayoría absoluta y 2 al PSOE.

Por otro lado ese PSOE durante más de 40 años hegemónico se ha visto relegado, derrotado de una manera indiscutible, incluso en feudos como Sevilla provincia y capital, o poblaciones emblemáticas cono Dos Hermanas, allí de donde partió el nuevo proyecto de Pedro Sánchez.

¿Se ve este debilitado después de este 19-J en el estado? Indudablemente sí, por mucho que aseguren que aún faltan 16 meses para las próximas elecciones y en ese tiempo pueden pasar muchas cosas.

Entre otras que acabe la mala racha que comenzó con la pandemia, continuó con el volcán de la Palma, para acabar con una guerra de consecuencias imprevisibles especialmente en lo económico.

¿Se puede en ese tiempo revertir la situación? Sí, pero desde una profunda autocrítica, sin despreciar la inteligencia de la gente andaluza, que suponen el 20% de la población española.

Deben preguntarse: ¿qué estamos haciendo mal para que PP y también Vox, aunque esta vez haya pinchado, crezcan y sigan creciendo? ¿Cómo es posible que en un feudo de la izquierda como Andalucía hayan sido capaces de darle la vuelta en apenas 4 años? ¿Será que les votan pensando que lo están haciendo mejor que nosotros para sus intereses? ¿O quizás que no hemos sido capaces de transformar nuestra sociedad, empeñados sólo en interpretarla para ganar las elecciones?

En Andalucía no les hace falta sumar sus votos pero en 2023 a lo largo y ancho de este país si lo necesitan lo harán, que nadie lo dude ya.

La derecha moderada, sus dirigentes y votantes, hace tiempo que han aceptado eliminar la famosa delgada línea roja y las izquierdas aún parece que no nos hemos enterado.

Probablemente excepto en las tres islas que van a quedar sin conquistar: Euskadi, Navarra y Catalunya.

Si los dirigentes actuales leyeran este análisis y se les cayera la venda de los ojos y los tapones de los oídos, cuestión ésta muy improbable, hace tiempo que deberían haberse preguntado qué está pasando, en qué se están equivocando y especialmente qué hacer para evitarlo.

¿Qué está pasando para que sectores de la sociedad progresistas y cada vez más de las capas populares, ya no les dé reparo votar a estos partidos, incluso en Andalucía?

Al fenómeno de Madrid, de Isabel Díaz Ayuso dirigida con mano maestra por el más listo de la clase, Miguel Ángel Rodríguez, poca gente le ha dedicado tiempo en analizarlo. En la cúpula de PSOE y Podemos ninguno.

Quizás porque unos estaban con el “no me beso porque no me llego”, o “espejito, espejito hay alguien más guapo y listo que yo” y otros jugando a poner palos en las ruedas o a luchas fratricidas. Así nos va…

Ahora viene una etapa de llanto y crujir de dientes, de lloriqueos como Boabdil al perder Granada. Habrá que decirles también como a él “llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”, aunque hoy pueda sonar a machista.

Después en Andalucía vendrá un tránsito por el desierto, especialmente para las capas más desfavorecidas de la sociedad, que ojalá sea breve, en el que se debería analizar de manera autocrítica todos los errores cometidos y como rectificar para recuperar esa masa de votantes que se nos está yendo.

¿Reflexión pesimista o realista? Que cada lector responda, pero quizás sería más eficaz preguntarse si aún se puede hacer algo para evitarlo, o al menos para paliarlo de cara a las próximas elecciones autonómicas, municipales y generales.

Algunas respuestas ya van en este escrito, el resto para eso tenemos tanto listillo, para responderlas y aplicarlas con “brillantez”.

Pero que lo hagan rápido, porque esta vez sí vienen los lobos y nos van a dejar sin rebaño. Así el futuro al que nos condenan va a resultar francamente negro.

Veremos… l

* Exparlamentario y concejal de PSN-PSOE