ra pequeño de edad y también físicamente, lo que me ha venido acompañando toda mi vida, hoy soy viejo y pequeño. La edad crece y el tamaño se mantiene, de modo desigual para mi sorpresa, pues si el aparato de orinar aminora, las cejas y la barriga agrandan. Misterios de la biología que cada vez más me interesa.

Y desde esa perspectiva me he parado a pensar que, durante esa época, siendo de pequeño tamaño lograba la mayor de las veces pasar desapercibido para defenderme de los depredadores emocionales de mi propia especie. Con el único objetivo de sobrevivir estaba pero casi no se me veía, pues a nada que llamara la atención era enorme la posibilidad de ser hostiado quien era un pequeñito hijo de profesores de física y matemáticas que suspendían. Mimetizarme en el espacio social era mi solución.

Y a nada que leas algo de biología evolutiva te das cuenta de que esa estrategia es de las más utilizadas para evitar ser depredado: ranas que parecen hojas, insectos que simulan ramas o arañas que se disfrazan de heces son algunas de las estrategias de estar sin parecer que estés.

Tras descubrir que actué siguiendo los principios evolutivos de supervivencia, me doy cuenta que hay gente que también se mimetiza pero con el objetivo contrario. Resulta que los espías del CNI y sus jefes juegan a simular ser ciudadanos normales para poder escudriñar a los contrarios con el único objetivo de acabar con ellos, depredarlos. Si hay animales que se disfrazan de mierda para que no se los coman y lo consiguen, se ve que entre humanos hay mierdas que se disfrazan de oficinistas o políticos para devorar a sus congéneres.

Si yo sigo siendo pequeño, más viejo, con más información y menos cerebro e ideas, pero creo tener un corazón con más emociones que se ha llenado de intenciones, estos espías parecen gente sin corazón y, por lo que se ve, un cerebro que no evita que sean descubiertos. l