a última reunión del Eurogrupo sorprendió a propios y extraños por la presentación de una propuesta conjunta de armonización fiscal por parte de España y Países Bajos. Dos mujeres, la vicepresidenta y ministra de economía Nadia Calviño y su colega holandesa Sigrid Kaas, presentaban una iniciativa para reformar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Toda una sorpresa teniendo en cuenta que durante los últimos años ambos países han protagonizado alguno de los choques más sonados en el Eurogrupo por su antagónica visión sobre la disciplina presupuestaria en la zona euro y la forma de encarar la salida a la crisis. Este giro de 180 grados en sus relaciones pretende lograr una reforma que permita establecer estrategias de consolidación específicas para cada país "realistas, graduales, pero ambiciosas". En un contexto marcado por la respuesta a la pandemia y a la guerra de Ucrania, la presentación de este documento conjunto subraya la necesidad de encontrar consensos en la UE.
El objetivo del documento conjunto es impulsar la reforma de las reglas fiscales europeas y la integración de los mercados financieros, mediante la adaptación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento a los retos actuales, la culminación de la Unión Bancaria y la Unión de Mercados de Capitales. El escrito envía un mensaje claro: es el momento de la unidad y la determinación para reforzar la integración económica, monetaria y de los mercados financieros y disponer así de un marco adecuado para abordar las inversiones públicas y privadas, así como reformas estructurales necesarias para la autonomía estratégica de la Unión Europea en el nuevo contexto geopolítico. Podemos lograr mucho más actuando juntos que de manera individual. Este mensaje sigue siendo crucial, especialmente teniendo en cuenta la injustificada agresión de Rusia contra Ucrania. Es evidente, que Europa vive tiempos inéditos, con graves consecuencias para la inflación, el crecimiento económico y las finanzas públicas, incluidas las necesidades futuras de inversión.
Ambos países abogan por impulsar la reforma de las reglas fiscales en 2022, romper con las inercias y los bloques del pasado y construir un marco adaptado a las necesidades y retos actuales. Consideran que los Estados Miembros deben comprometerse de forma "creíble" a construir colchones fiscales que permitan responder al próximo shock mediante estrategias de consolidación específicas para cada país, "realistas, graduales, pero ambiciosas, así como compatibles con el crecimiento económico y la creación de empleo". Significativo es que se reconozca que para la consecución de estos objetivos se requiere un esfuerzo reformador continuo, inversiones públicas de alta calidad y una mejor composición de las finanzas públicas, de tal forma que la reducción de la deuda no dependa únicamente de la consolidación presupuestaria. Además, España y Países Bajos abogan por unas reglas que tengan en cuenta el significativo esfuerzo inversor necesario para cumplir los ambiciosos compromisos de la Unión Europea, en particular para las transiciones verde y digital, en el contexto del despliegue de los Planes de Recuperación.
El documento aboga, en segundo lugar, por completar los trabajos en el área de la Unión Bancaria, con el fin de mejorar la resiliencia económica y la arquitectura financiera de la Unión Europea, que proteja a los depositantes y contribuyentes europeos, que proporcione un marco de largo plazo para financiar las transiciones verde y digital y refuerce el papel internacional del euro. Y, en tercer lugar, España y Holanda apuestan por fortalecer la Unión de Mercados de Capitales, y consideran que el sistema financiero de la Unión Europea puede "desempeñar un papel crucial" en el desarrollo de las transiciones verde y digital, proporcionando la financiación necesaria para que las empresas europeas, en particular las pymes, innoven y crezcan. El desarrollo de los mercados de capitales de la UE debería aprovechar los beneficios de los mercados locales e ir acompañado de normas claras, una supervisión eficaz y una protección adecuada de los inversores, para aumentar la confianza de los ciudadanos en los mercados de capitales y promover las inversiones transfronterizas. Antes enemigos y hoy aliados, lo que no logró el Brexit, lo ha hecho posible Putin.