ace tiempo, desde que empezamos a hablar de subidas históricas de la luz, que me he dado cuenta de que soy consciente de que voy apagando interruptores en casa al grito de: "Ojo con la luz, que está muy cara". Destinatarios de mis mensajes son mi hijo e hija pequeña que lejos de ser derrochadores están en aquella fase de aprender que, ni lo de sus abuelos, que dormitan al calor de una cocina a oscuras; ni lo contrario, tener la casa más iluminada que la fachada de El Corte Inglés.
Y, en estas, en las que también aprovecho para lanzar a mi pequeño y pequeña mensajes sobre el privilegio de poder pagar la luz y el agua caliente mientras cientos de personas no corren la misma suerte -hablo de la pobreza energética-, ayer nos juntamos en la mesa con el anuncio de que Iberdrola ha ganado hasta septiembre un 10,8% menos que el año pasado. Pobres. Se han quedado en 2.408 millones de euros de beneficio, entre otras cosas, afectado por los altos precios de la energía. Ver para creer.
Pedro Sánchez tiene el patio demasiado revuelto y, en esta ocasión, de nuevo no sale bien parado. Claro que él mismo contribuye a generar desconcierto. Así, anunciar un decreto para recortar miles de millones a las eléctricas y quedarse a medio camino para retroceder después -chantaje mediante- no es sinónimo de un gobierno que sabe los pasos que da y confía en que sus planes son los mejores para la sociedad a la que representa.
El presidente Sánchez vuelve con un "estos son mis principios y, si no le gustan, tengo otros" (acuérdense de su desamor por Pablo Iglesias con quien luego gobernó, por ejemplo) y ahonda la cada vez más profunda sima entre política y ciudadanía. No sólo con aquella parte de la sociedad que no puede pagar su recibo de la luz. También entre quienes cada vez tenemos más difícil explicar lo inexplicable.
Vamos a ver qué pasa ahora con la reforma laboral. Si se deroga, se moderniza o algo. Que desde que EH Bildu nos anunciara a bombo y platillo su influencia para cambiar las cosas en esta materia, mucho se ha dicho y poco se ha hecho. Alumbrados estamos y en el camino nos encontraremos. Dije entonces y mantengo ahora.