Como si cientos de luciérnagas se zambullieran de golpe en el océano, las playas bioluminiscentes despliegan justo al caer la noche un arsenal de colores fluorescentes que descubren, una vez más, las maravillas que la naturaleza es capaz de albergar. 

Las playas bioluminiscentes son un fenómeno natural tan asombro como desconocido y ocurre cuando el agua del mar se ilumina en la oscuridad debido a la bioluminiscencia o capacidad de producir luz de ciertos organismos marinos que emiten esa luz a través de reacciones químicas internas. 

Son principalmente los dinoflagelados bioluminiscentes, una especie de fitoplancton, los microorganismos responsables de que se produzca este fenómeno. Estos microorganismos unicelulares contienen una sustancia química llamada luciferina y una enzima llamada luciferasa. Cuando la luciferina reacciona con el oxígeno y la luciferasa, se produce una reacción química que libera energía en forma de luz.

El fenómeno de las playas bioluminiscentes se produce por los dinoflagelados, una especie de fitoplancton. Freepik

Condiciones 

Como es obvio, para que se dé el fenómeno de la bioluminiscencia es necesario que existan ciertas circunstancias concretas, entre ellas, que haya una población suficiente de dinoflagelados bioluminiscentes u otros organismos bioluminiscentes en el agua, que haya oscuridad o baja luz ambiental, ya que la luz emitida por los organismos bioluminiscentes es relativamente débil y puede ser difícil de percibir en presencia de luz solar intensa y, por último, que el agua del mar esté bastante agitada, ya que el movimiento de las olas estimula a estos organismos bioluminiscentes para liberar más luz, lo que convierte a las tormentas en el escenario perfecto para disfrutar de las playas bioluminiscentes. 

Propósito biológico 

Esta danza de luces bajo las olas no es solo una exhibición estética; también tiene un propósito biológico. La bioluminiscencia es una forma de comunicación y supervivencia para las diferentes especies de dinoflagelados bioluminiscentes, y es que a través de ella evitan la competencia excesiva por recursos limitados y coordinan sus comportamientos en el ecosistema marino.

Asimismo, las especies marinas también hacen uso de su capacidad de emisión lumínica para atraer hacia ellos a pequeños organismos, como plancton y zooplancton, para después capturarlos y consumirlos, como forma de asegurar su supervivencia.

Y de la misma forma que usan su luz para cazar y sobrevivir, también lo hacen para evitar ser cazados y tratar de no ser presas fáciles, y es que cuando un potencial depredador intenta capturar o comer un dinoflagelado bioluminiscente, la liberación de luz puede asustarlo y disuadirlo, permitiendo al dinoflagelado escapar de una posible captura.

Asimismo, estos seres biolumininiscentes utilizan esta luz para atraer a sus propias parejas para el apareamiento, y es que algunos dinoflagelados bioluminiscentes pueden emitir destellos de luz en patrones específicos que actúan como señales para atraer a otros individuos de su misma especie, una señal lumínica que puede ser esencial para asegurar la reproducción exitosa y la continuidad de la especie. 

Usen como usen su capacidad lumínica y más allá de la incuestionable función biológica que cumple, la luz que producen no deja de ser un fenómeno fascinante, ciertamente mágico y casi propio de otros mundos.