Los chubascos primaverales ya han llegado y se espera que después descarguen las tormentas de verano. Más allá del agua que pueda caer o no, estas precipitaciones tienen algo en común: la posible aparición sobre el horizonte de los arcoíris.

Cuando uno de estos coloridos fenómenos destaca sobre el cielo, la mayoría de nosotros dedicamos unos segundos a admirarlo. Porque los arcoíris no se miran, se admiran y se comentan. Además, se les atribuye cualidades míticas y esperanzadoras, quizá por ser la calma después de la tormenta.

Pero a pesar de lo que la imaginación humana crea, los arcoíris solo son un fenómeno óptico que únicamente se da en unas muy determinadas circunstancias (quizá sea esa la magia): cuando la luz del sol entra en las gotas de agua suspendidas en el aire y por efecto tanto de la reflexión como de la refracción, la luz blanca se descompone en haces de luz de diferente longitud de onda, de los cuales solo siete son captados por el ojo humano; rojo, naranja, amarillo, verde, cian, azul y violeta. Este último se localiza en el interior del arco y el rojo en el exterior.

Un arcoíris parece surgir del suelo. Una leyenda dice que en la base de ese arco hay un caldero lleno de oro. s Freepik

Cuando un rayo de luz blanca incide en una gota de agua suspendida, esta actúa como un prisma y en su interior se produce la refracción, que es el cambio de dirección y de velocidad de cada una de las ondas que la componen al pasar de un medio gaseoso a otro líquido. Solo se produce que cuando el rayo de luz incide de forma oblicua sobre la superficie que separa ambos medios, que tienen índices de refracción diferentes. En el caso de las gotas de aguas este ángulo es de entre 40 y 45º.

El segundo paso es la reflexión, cuando las ondas entran en contacto una con superficie que no absorbe la energía y las hace rebotar. Esto ocurre en la cara interna de la gota y que es la opuesta a por donde ha entrado el rayo de luz.

La forma esférica de la gota, de los millones de gotas que forman la cortina de lluvia es la que da la forma curva al arcoíris. Por regla general, el arco iris que vemos no es completo, únicamente vemos la mitad, la que queda por encima del horizonte. En realidad es un círculo que para poder contemplarlo entero hay que alejarse de la superficie terrestre. Un avión puede ser suficiente.

Pero hemos hablado de que se trata de un fenómeno extraño, raro e inusual. Esto es porque ademas deben darse una serie de circunstancias concretas. De entrada, tiene que llover y hacer sol a la vez. Esto reduce la opciones a los límites externos de las borrascas. Además, el sol debe estar relativamente bajo. Como tercera condición, el observador debe colocarse entre la lluvia y el sol, dándole a este la espalda.

A la vista está que a pesar de que cada año disfrutemos de varios arcoíris, no son comunes y según dónde se encuentre cada espectador, el mismo arcoíris será distinto. Quizá, al final, sí tengan algo de magia.

Un arcoíris doble se produce al reflejarse dos veces en un gota. Freepik

Las clases de arcoíris

Estos son los tipos de arcoíris que, si hay suerte, se pueden ver.

  • Arcoíris primario o simple. Es el más habitual, sólo un arco.
  • Arcoíris secundario o doble. Se forma por detrás del primario cuando se refleja en la gota agua dos veces. Es el que aparece por cima, siendo el doble de ancho, con colores menos intensos y que aparecen invertidos.
  • Banda oscura de Alejandro. No es un arcoíris propiamente dicho. Es la franja de cielo que se ve entre el primario y el secundario. Su tono es algo más oscuro que el resto del cielo.
  • Arcoíris supernumerarios. Muy raros. Son varios arcoíris más tenues que se pueden ver en la parte más interna del primario.
  • Arcoíris rojo o monocromático. Se forma justo después de la lluvia con el sol o cerca del horizonte al amanecer o al atardecer. 
  • Arcoíris de nubes. Nace a partir de las gotas de agua de las nubes o del aire húmedo. Son de color blanco.
  • Arcoíris gemelos. Muy poco frecuentes. Se forman cuando dos arcos nacen desde el mismo punto.
  • Arcoíris reflejados y reflejantes. Se forman sobre el agua. Los reflejados, más comunes, nacen cuando la luz se desvía de las gotas y se refleja en el agua. Los reflejantes aparecen antes de que la luz se desvíe en las gotas de agua y se refleja en la superficie del agua.
  • Arcoíris lunares. Son nocturnos y los crea la luz reflejada en la Luna. Muy infrecuentes, depende de las noches de luna llena en cielos muy oscuros.