Todas las redes sociales ofrecen a sus usuarios la opción de mostrar si les gusta o no el contenido que ven, además de la opción de comentarlo. Por desgracia, la toxicidad está instaurada en las redes sociales y la variedad de los tipos de ataques digitales que se pueden cometer es tristemente amplia. Uno de esos ataques hasta hace poco consistía en ir al canal de YouTube de alguien y, sin ver los vídeos, comenzar a pulsar el botón no me gusta de todos ellos. Si lo hace una persona el impacto no es muy grande, pero si muchos se ponen de acuerdo y se dirigen ataques colectivos de esta índole el impacto puede ser enorme, sobre todo en los youtubers con menos suscriptores o más jóvenes.
Este problema no es exclusivamente de YouTube. Hay otras redes sociales en los que los botones Me gusta o No me gusta se utilizan como un método de ataque digital. Por ejemplo, el impacto negativo que tiene para muchos usuarios no recibir ningún Me gusta es muy parecido al de recibir No me gusta. Parece que son numerosos quienes encuentran divertido realizar este tipo de acciones, y que no son conscientes del daño que pueden ocasionar en los demás. Las redes sociales conocen todos los tipos de violencia digital que se emplean en sus plataformas y muchas veces realizan ajustes para minimizar esa violencia, o por lo menos para aparentar que lo hacen.
En marzo de 2021 YouTube comenzó a experimentar formas de minimizar ese impacto negativo ocultando al resto de los usuarios el número de No me gusta que tiene cada vídeo. Los creadores de contenido podían ver el número de interacciones negativas que habían recibido sus vídeos, pero los demás usuarios no. Pensaron que de esa forma se podría desincentivar ese tipo de ataques, y que los creadores se sentirían un poco mejor si los demás no veían cuántas personas calificaban mal sus vídeos. En noviembre de 2021, tras comprobar los resultados de su experimento, YouTube decidió implantar ese ajuste de forma definitiva, con lo que ahora al ver un vídeo podemos indicar que no nos gusta, pero no sabremos cuánta gente más ha dicho lo mismo. Este ajuste también puede ayudarnos a tener un poco más de criterio propio. Muchas personas se dejan llevar excesivamente por lo que opinan los demás y utilizan esas opciones en función de lo que dicen otras personas. Pero esa decisión de YouTube no tiene por qué significar que los resultados de la investigación hayan demostrado que tal ajuste mejore la experiencia de los creadores de contenido en algún nivel.
Las redes sociales son conscientes del impacto negativo que tienen sobre la salud mental de muchos usuarios. Cuando The Wall Street Journal publicó en septiembre del 2021 The Facebook Files, entre los documentos publicados podíamos encontrar estudios que Facebook, ahora llamado Meta, había realizado sobre el impacto negativo que tenía en sus usuarios el botón Me gusta, tanto en Facebook como en Instagram.
También comenzaron a realizar experimentos para ver si ocultar al resto de personas el número de comentarios que habían recibido sus publicaciones mejoraba su experiencia y reducía el impacto que las redes sociales tienen sobre los usuarios. Los resultados fueron que ocultarlo no mejoraba la experiencia y el impacto negativo era el mismo. A pesar de ello decidieron implantar la opción de no mostrarlo para aparentar que hacían algo por la salud de sus usuarios. Todas las acciones que las redes sociales realizan de vez en cuando en nombre del bienestar del usuario son solamente acciones sin consecuencias reales, llevadas a cabo para aparentar que se preocupan por nuestra salud mental. Los ejecutivos de las redes sociales saben que su modelo de negocio y sus algoritmos continúan fomentando la adicción, la polarización, la desinformación y la indignación entre los usuarios, pero no les importa en absoluto y no hacen nada para cambiarlo porque los beneficios económicos que tienen son enormes. En redes sociales el postureo llega hasta lo más alto.