Hemos estado durante meses improvisando en el teletrabajo, algo que llegó de manera inesperada y para lo que muchos no estaban preparados. Ahora que parece que va para largo ha llegado la hora de planteárselo en serio, al margen del debate. ¿Y por qué? Porque teletrabajando se pasan las ocho horas de la jornada laboral, así que hay que afrontarlo en condiciones y ser conscientes de que en cualquier lugar donde se teletrabaja no pueden faltar estos elementos:
1. Una silla ergonómica. Algo que casi nadie tiene en casa. Teletrabajar implica pasar muchas horas sentado en una misma posición. Por eso, la silla es uno de los elementos más importantes, y la clave de todo está en la ergonomía. Una buena silla debe adaptarse al cuerpo, y para ello debe permitir regular la altura y la inclinación del respaldo. De lo contrario, pueden producirse problemas y dolores de espalda. La posición correcta para estar muchas horas sentado es con la espalda recta, los pies apoyados en el suelo y los muslos formando un ángulo de entre 90 y 110 grados con respecto al cuerpo. Si no se pueden colocar cómodamente los pies en el suelo, hará falta un reposapiés.
2. Una mesa espaciosa. La mesa debe ser lo suficientemente amplia como para albergar todo lo necesario para la jornada: ordenador, teclado, material de oficina... Si puede ser de un solo uso (es decir, que no haya que montar y desmontar porque también se utiliza para comer, o para que los niños hagan los deberes), mejor que mejor.
3. Tener una buena iluminación. Lo más recomendable es que haya suficiente luz natural, y si debemos recurrir a la luz artificial, esta debe ser lo más similar posible a la natural. Los sitios oscuros pueden irritar los ojos y dificultan la concentración, importante cuando se trabaja.
4. Separar el lugar de trabajo del resto de la casa. Es difícil y no siempre posible, pero lo ideal es que se dedique un espacio solo para trabajar, como un despacho (a esto mismo iba lo de la mesa de un solo uso). Así, resulta más sencillo mentalizarse de cuándo es hora de trabajar y cuándo ha llegado el momento de descansar. Si no es posible, se puede crear un pequeño espacio dentro de otra habitación más grande (el salón, por ejemplo). Para facilitar esa separación, se puede recurrir a elementos divisorios, como mamparas o armarios.
5. Decoración agradable. El lugar de trabajo no tiene por qué ser aburrido ni soso. De hecho, nos costará mucho menos sentarnos a trabajar si nos gusta lo que vemos alrededor. Un ambiente agradable y bonito favorece la concentración y hace más llevadera la jornada. La verdad es que no siempre esto se cumple en la oficina, ni mucho menos, pero si se puede arreglar en casa, donde ya en cierto modo depende de nosotros mismos, pues miel sobre hojuelas.
6. Almacenamiento y organización. Si se descuida la organización en el teletrabajo, el desorden acabará afectando a nuestro hogar. Siempre es importante, y ahora mucho más.
7. Una buena conexión a internet. Debemos asegurarnos de que llegue bien el wifi al lugar que hayamos elegido. De no ser así, habrá que escoger otra zona o conectar el ordenador al router mediante un cable.
8- Tener el equipo adecuado. Algunas empresas proporcionan a sus empleados el equipo necesario para trabajar desde casa. Si no es así, cada cual tendrá que hacerse con el más adecuado. Para cualquiera de los dos casos, hay que tener en cuenta algunas recomendaciones para adaptarse correctamente a trabajar en casa:
El ordenador portátil tiene la clara ventaja de que puedes moverte con él a todas partes. No obstante, en el teletrabajo eso puede suponer un problema. Si el ordenador nos acompaña siempre, es mucho más difícil desconectar.
Por eso, el ordenador de sobremesa puede ser una opción más adecuada para el teletrabajo, especialmente si nos cuesta saber cuándo termina la jornada. Al ser un dispositivo estático, se queda en el despacho, y cuando se apaga, comienza el tiempo libre.
A la hora de elegir uno u otro hay que valorar si solo se va a utilizar para trabajar. Si el mismo ordenador va a usarse para el trabajo y para el ocio, puede ser más útil uno portátil para poder moverlo. Sin embargo, los ordenadores de sobremesa suelen ser más potentes y tienen más capacidad, por lo que son más adecuados para usar programas muy pesados (por ejemplo, los videojuegos). Además, permiten cambiar las piezas, así que es sencillo ir adaptándolos a nuestras necesidades.
Si se elige un ordenador de sobremesa, será imprescindible añadirle periféricos, como el teclado, el ratón y el monitor, que también son recomendables si se usa un portátil. Al usar el teclado, las manos y las muñecas deben quedar en una posición cómoda, sin doblarlas demasiado. Los expertos recomiendan que el teclado esté plano sobre el escritorio, no en una bandeja extraíble.
Para usar el ratón sin dañar las muñecas es recomendable tener una alfombrilla con almohadilla. De esta forma, la muñeca descansa mientras estamos usando el ordenador y permanece recta.
El monitor siempre debe quedar a la altura de los ojos. Este requisito es difícil de cumplir si se utiliza un portátil, por lo que es mejor incorporarle una pantalla adicional. Desde la pantalla hasta los ojos debe quedar una distancia de al menos 60 centímetros. Igualmente, es muy importante cuidar el brillo. Una luz muy agresiva puede irritar los ojos, pero una demasiado tenue nos obligará a forzar la vista. Por ello, lo ideal es mantener el brillo entre un 70% y un 80%.