MADRID. El despegue, realizado a bordo de un cohete Vega de la ESA, ha tenido lugar en el Puerto Espacial Europeo en la Guayana Francesa. Según han explicado los responsables de la misión, el retraso se ha debido a problemas de telemetría, que han sido solventados en el momento "por el numeroso equipo de la ESA pendiente de esta misión".
Tras el despegue se han iniciado las fases de lanzamiento. El vehículo, que mide cinco metros de largo y pesa dos toneladas, se ha separado de Vega a los 320 kilómetros de altura y a alcanzado los 450 kilómetros que tenía como meta.
A partir de ese momento ha comenzado la fase de reentrada, que la ESA utilizará, además, de para conocer el funcionamiento del avión espacial, para obtener datos a partir de un gran número de sensores convencionales y avanzados instalados en el vehículo.
Para el aterrizaje, que se ha producido a las 16.20 horas, se han desplegado paracaídas en varias etapas, para frenar las velocidades supersónicas, así como globos de flotación que mantendrán al avión en la superficie tras caer en el océano pacífico. Un barco esperaba a la nave para devolverla a tierra.
Esta misión, conocida como IXV, pone a prueba el sistema y la tecnología de vanguardia de Europa que le permitirá tener una capacidad de reentrada independiente, y un bloque de construcción para los sistemas de transporte espacial reutilizables.
La intención primera es llevar a los astronautas europeos y de otras nacionalidades hasta la Estación Espacial Internacional (ISS) de manera autónoma y todas las veces que sea necesario. Actualmente, este transporte depende de la agencia espacial rusa y sus cohetes Soyuz, pero el país que dirige Vladimir Putin ha declarado su intención de abandonar el proyecto de la ISS en 2020.
En este proyecto, la contratista principal es Thales Alenia Space Italia que, además ha contado con el apoyo de otras 40 compañías europeas, incluidas las españolas SENER, GMV, Elecnor Deimos, GTD y Rymsa Espacio.