MADRID. El trabajo, realizado con datos de la misión GRAIL de la NASA, han revelado que su origen fue una gran columna de magma de las profundidades de la propia Luna.
La región Procellarum, como se llama oficialmente la cuenca, es más o menos circular, un terreno volcánico de unos 1.800 kilómetros de diámetro (casi tan amplia como Estados Unidos).
Para llevar a cabo este trabajo, publicado en 'Nature', los expertos crearon un mapa de alta resolución de la zona y encontraron que su frontera no es circular, sino poligonal, compuesta por ángulos agudos que no podrían haber sido creados por impactos masivos de asteroides. En su lugar, los investigadores creen que el contorno angular fue producido por grietas de tensión gigantes en la corteza de la luna, al enfriarse ésta alrededor de un penacho de afloramiento de material caliente desde el interior profundo.
Una de las autoras principales, Maria Zuber, ha explicado que, a medida que se produjeron grietas, formaron un "sistema de cañerías" en la corteza de la Luna a través del cual el magma podría deambular por la superficie.
Según los científicos, el magma finalmente llenó las cuencas pequeñas de la región y es el responsable de las consecuencias de la creación de lo que hoy se ve como puntos oscuros en el lado más cercano de la Luna.
"Un montón de cosas en la ciencia son realmente complicadas, pero siempre me ha encantado responder a preguntas sencillas", ha apuntado la investigadora.