Por el momento se trata de una pequeña maqueta pero la versión industrial de la mayor aspiradora electrónica del mundo podría ser la solución a los problemas de contaminación que sufre Pekín.
De hecho, su creador, el holandés Daan Roosegaarde, asegura haber alcanzado un acuerdo con las autoridades chinas para probar su prototipo el próximo año en un parque de la capital.Según Roosegaard, su funcionamiento es muy sencillo: varias bobinas de cobre enterradas generan un campo electromagnético que atrae la niebla tóxica y la convierte en aire limpio y respirable.“Creando un campo de iones, todas las nanopartículas se cargan positivamente mientras que el suelo tiene una carga negativa así que puedes arrastrar esas partículas hacia el suelo, explica Roosegaarde.
El aire estará entre un 75% y un 80% más limpio. Lo mejor de esta tecnología es que es segura, ya se utiliza en algunos hospitales, además, respeta el medio ambiente. Así que puedes conseguir unos 30,000 metros cúbicos de aire limpio utilizando apenas 30 vatios, es decir, consumiendo lo mismo que una bombilla”.Pero no solo Pekín necesitaría un aparato como éste para purificar su aire.
Tras décadas de crecimiento, casi todas las grandes ciudades del mundo deben hacer frente al problema de la contaminación.Roosegaarde asegura que su tecnología puede ser de gran ayuda sobre todo si se crean, como él propone, pasillos de aire limpio que permitan el paso de los rayos del sol.Para su prueba de Pekín, el próximo año, el diseñador holandés asegura que si su aspiradora tiene un diámetro de 50 metros, los resultados podrían ser inmediatos.Pero Roosegaarde quiere ir todavía más lejos.
El diseñador planea ahora transformar la niebla tóxica en piezas de joyería.“Hemos estado estudiando las partículas de humo y nos hemos dado cuenta de que la mayoría de ellas no tienen carbono. Lo que ocurre es que cuando sometes el carbono a mucha presión durante dos o tres semanas al final consigues diamantes. Si cogemos, por ejemplo, mil metros cúbicos de niebla y los comprimimos dándole forma de anillo, obtendremos diferentes versiones: si comprimimos mucho la niebla conseguiremos un verdadero diamante pero aquellas partes de ese anillo de niebla que no hayan sido tan comprimidas se quedarán como cristalizadas.
Todavía puedes ver la niebla, es muy bonito. Así que vendiendo o compartiendo un pequeño anillo de diamantes como éste, un anillo de niebla, estás donando a la ciudad de Pekín mil metros cúbicos de aire limpio”, asegura el diseñador.