Decir, en pleno 2025, que estamos rodeados, saturados de información, creo que es una obviedad. Cada día, miles de noticias, publicaciones y comentarios inundan las redes sociales y los medios digitales. Así, en este contexto de sobreinformación, no es difícil imaginar que una estrategia de manipulación informativa, flood the zone (literalmente, "inundar la zona"), esté cobrando protagonismo.
Es una táctica utilizada para desorientar a la opinión pública, distraerla de temas importantes o hacer que la verdad quede enterrada bajo una avalancha de datos, rumores y ruido mediático. Nos suena de algo, ¿verdad?
Vale, pero ¿qué es “Flood the zone”?
El concepto flood the zone se popularizó en el ámbito de la desinformación y la propaganda política hace unos pocos años. Steve Bannon, exestratega de Donald Trump, lo resumió de manera brutal: "Flood the zone with shit" (Inunda la zona con mierda).
En uncontexto de sobreinformación la estrategia de manipulación informativa conocida como flood the zone (literalmente, "inundar la zona") está cobrando protagonismo
Su objetivo no es necesariamente convencer a la gente de una mentira específica, al estilo propagandístico que se ve venir y se puede contrarrestar, sino generar tal cantidad de ruido que la verdad se vuelva irrelevante o difícil de discernir. En otras palabras, en lugar de ocultar la información incómoda, la táctica consiste en enterrarla bajo una montaña de otras noticias, escándalos y distracciones.
En términos digitales, esto se traduce en una producción masiva de contenido que puede incluir noticias falsas, teorías de conspiración, descontextualización de información real, memes virales, bots que amplifican ciertos mensajes y debates en redes que desvían la atención de los temas que verdaderamente son importantes.
Seguro que ahora mismo te están viniendo a la mente los momentos posteriores a la dana de Valencia del pasado mes de octubre. Durante y después de este fenómeno climático, las redes sociales se llenaron de contenido que ejemplifica perfectamente cómo funciona esta estrategia. Algunos casos llamativos fueron:
Noticias falsas y descontextualización
Circularon fotografías e imágenes de inundaciones catastróficas atribuidas a la dana, pero que en realidad correspondían a eventos pasados o incluso a otros países. Este tipo de contenido, además de generar confusión, restó visibilidad a la información real sobre la gravedad de los daños y las zonas más afectadas.
Memes virales que trivializaban la situación
Mientras muchas familias lidiaban con la pérdida de sus hogares y bienes materiales, las redes se llenaron de memes que ridiculizaban las inundaciones. Está claro que el humor puede ser una forma de lidiar con el estrés, pero en este caso desvió el foco de la seriedad del problema, como la necesidad urgente de recursos y ayuda humanitaria en zonas concretas.
Teorías de conspiración
En paralelo, aparecieron teorías conspiranoicas que sugerían que la dana había sido provocada deliberadamente mediante geoingeniería o armas climáticas, una narrativa que evidentemente carece de fundamentos científicos y que genera ruido en redes sociales, alejando la atención de las soluciones prácticas necesarias.
Bots amplificando mensajes irrelevantes
Numerosas cuentas automatizadas comenzaron a publicar en masa sobre supuestos casos de negligencia o responsabilidades políticas que no estaban confirmadas, saturando el debate con información poco fiable. Mientras tanto, las publicaciones de organizaciones que ofrecían ayuda directa y alertas oficiales quedaron enterradas bajo este aluvión de contenido.
Debates polarizados que desvían la atención
En lugar de centrarse en cómo prevenir y gestionar mejor este tipo de desastres en el futuro, los debates en redes se centraron en ataques políticos entre bandos ideológicos, ignorando las acciones inmediatas necesarias para apoyar a las comunidades afectadas.
Este ejemplo nos muestra cómo el flood the zone opera a nivel digital, pero fundamentalmente, nos da un patrón que es importante para aprender a identificar estas tácticas y así poder priorizar las informaciones útiles y veraces.
Cómo podemos reconocer la estrategia en medios y redes sociales
Identificar un caso de flood the zone no siempre es sencillo, pero hay ciertas señales que pueden alertarnos. Vamos a repasarlas:
Un exceso repentino de noticias sobre un tema irrelevante o sensacionalista
¿Te has fijado cómo, justo cuando ocurre algo grave políticamente, de repente los titulares se llenan de temas secundarios o incluso absurdos? Un caso reciente es el revuelo mediático que generó Elon Musk cambiando el logo de Twitter por el perro de Dogecoin.
A primera vista parecía otra excentricidad del magnate, pero la atención prestada a esa nimiedad desvió el foco de varias polémicas relacionadas con el despido masivo de empleados y las investigaciones por posibles violaciones de la privacidad en la red social.
Algo más cerca tenemos lo que ocurrió con la cobertura masiva del "caso Tito Berni", un escándalo que, si bien merecía atención, ocupó tal protagonismo mediático que logró desplazar otros debates cruciales en ese momento, como la reforma de las pensiones o las consecuencias del conflicto en Ucrania.
Pero el ejemplo de los ejemplos es lo que está haciendo Donald Trump desde que tomó posesión de su cargo el pasado 20 de enero, que no es otra cosa que inundar la zona. La agenda mediática de medio mundo está copada por propuestas, decisiones y ocurrencias que parecen sacadas de una lista caótica: plantear la imposición de aranceles salvajes a México, Canadá y China, la idea de invadir Groenlandia por la fuerza, tomar el Canal de Panamá, cambiar el nombre al Golfo de México, retirarse de la OMS, el cierre de USAID (la agencia de cooperación internacional de EEUU), pedir el Nobel de la Paz para sí mismo y hasta construir una Riviera en Gaza.
El aluvión de decisiones, muchas de ellas aparentemente improvisadas, lo que busca es confundir y distraer a la opinión pública, saturar el debate con ruido y ocultar problemas más graves y hacer creer que tiene el control.
Publicaciones masivas de cuentas automatizadas (bots) y trolls
Basta con echar un vistazo a Twitter cada vez que determinados partidos políticos enfrentan una crisis. En cuestión de horas, aparecen hashtags que intentan desviar la conversación hacia otros temas: desde mensajes atacando a los partidos rivales hasta teorías sobre conspiraciones internacionales.
Muchas de estas cuentas tienen actividad sospechosa, como miles de tuits en pocos días, escasos seguidores o nombres indios, lo que apunta a que podrían ser bots.
Pero no todo ocurre en redes públicas como Twitter o Facebook. En plataformas como WhatsApp o Telegram, la desinformación viaja aún más rápido gracias a mensajes reenviados en grupos.
Por ejemplo, durante la dana de Valencia, circularon audios alarmistas que exageraban la situación, como supuestas evacuaciones masivas que no estaban ocurriendo, o videos de inundaciones que en realidad pertenecían a otros años. Estas plataformas, al no ser monitorizadas como las redes públicas, se han convertido en terreno fértil para el flood the zone.
Otro ejemplo lo vimos durante las elecciones estadounidenses de 2020, cuando Donald Trump y sus seguidores inundaron las redes con mensajes sobre un supuesto fraude electoral masivo. Estas afirmaciones, solían ser replicadas por cuentas automatizadas y lograron generar tal confusión que incluso personas ajenas a su electorado llegaron a dudar de la legitimidad de los comicios.

Inconsistencia y contradicciones en los mensajes
Una táctica recurrente del flood the zone es difundir versiones contradictorias de un mismo hecho para sembrar dudas. Pensemos en la gestión del cambio climático: mientras unos políticos y medios aseguran que es una emergencia inminente, otros intentan minimizar el problema con afirmaciones como "siempre ha habido fenómenos naturales" o que "las energías renovables no son sostenibles". En realidad aquí lo que se persigue es bloquear el consenso.
Un ejemplo cercano lo encontramos con los debates sobre las macrogranjas, donde se mezclaron datos falsos, tergiversaciones varias y ataques personales para enturbiar la discusión sobre el impacto ambiental real.
Teorías de conspiración que distraen de los hechos comprobados
Las conspiraciones son uno de los instrumentos más efectivos del flood the zone. Cuando Facebook se enfrentó al escándalo de Cambridge Analytica, que reveló cómo usaron datos de usuarios para manipular elecciones, surgieron teorías que aseguraban que el verdadero problema no era la privacidad, sino un complot de "los grandes medios" para atacar a Zuckerberg.
Y qué decir de lo ocurrido durante la pandemia. Mientras sanitarios, administraciones y empresas luchaban por gestionar el impacto sanitario y económico, las redes se llenaron de especulaciones sobre el "origen artificial" del virus y teorías conspiranóicas diversas, lo que desvió el foco de las cuestiones realmente urgentes: mejorar el sistema sanitario y coordinar una campaña de vacunación eficaz.
Uso de influencers y figuras mediáticas para amplificar mensajes
Y, por supuesto, no podemos subestimar el papel de los grandes nombres en esta estrategia. Cuando un tema parece estar perdiendo tracción, siempre aparece algún personaje mediático para volver a ponerlo en el centro del debate. En estos lares es común ver a ciertos tertulianos de televisión o youtubers alineados con determinados partidos políticos influyendo en la conversación pública.
A nivel global, Elon Musk y su gestión de X (la antigua Twitter) es otro ejemplo claro. El empresario ha utilizado su propia influencia para desviar la atención cada vez que enfrenta problemas legales o críticas por la gestión de sus empresas. Alguien podría pensar que esto es casualidad, pero en el contexto del flood the zone, resulta una maniobra muy eficaz.
¿Cómo combatir el “flood the zone”?
Aunque es imposible evitar que esta táctica de desinformación se utilice, sí podemos actuar para minimizar su impacto en nuestra percepción y en la sociedad. Aquí tienes algunas claves que pueden ayudarte:
Consultar fuentes confiables y comparar información
No te quedes con el primer titular que leas. Cuando un tema genera mucho ruido, consulta varios medios con enfoques distintos, tanto nacionales como internacionales, y verifica en fuentes oficiales. Aquí ya sabemos que hay temas en los que las diferencias entre los titulares de un medio a otro pueden cambiar completamente la percepción de un hecho.
Aprender a detectar contenido manipulado
Si una noticia te genera un impacto emocional muy fuerte (indignación, miedo o euforia), tómate un momento para reflexionar antes de reaccionar. Pregúntate: ¿esto parece demasiado extremo o sensacionalista? Verifica si la imagen, el video o la información tienen fuentes claras. Herramientas como Google Imágenes o páginas de fact-checking como Maldita.es pueden ayudarte a confirmar si algo es real o está descontextualizado. Dicho de otro modo: si algo parece falso, seguramente es falso.
No compartir sin verificar
Cada vez que compartimos algo falso, exagerado o sin comprobar, estamos contribuyendo, aunque sea sin querer, al flood the zone. Antes de hacer clic en el botón de "compartir", piensa si esa información es útil, verdadera y necesaria. Recuerda que el algoritmo de las redes sociales se alimenta de lo que compartimos: más clics y más interacción significan más visibilidad para ese contenido.
Fomentar el pensamiento crítico y la educación mediática
Entender cómo funcionan los sesgos informativos, identificar cuentas sospechosas o conocer cómo los algoritmos nos muestran contenido según nuestros intereses es clave para navegar en el entorno digital actual. La educación mediática, tanto en adultos como en jóvenes, es la herramienta más poderosa que tenemos para desmontar estrategias como esta. Por ejemplo, en países como Finlandia, donde la alfabetización mediática es parte del currículo escolar, la población es mucho menos vulnerable a la desinformación.
Ahora ya tenemos claro que casi nada pasa por casualidad y que flood the zone es una estrategia muy potente que afecta nuestra percepción de la realidad y nuestra capacidad de tomar decisiones informadas. Si la información se mueve a toda velocidad y eso no lo podemos evitar, la clave está en la educación digital y en la capacidad que tenemos como ciudadanía para discernir qué es importante y qué es simplemente ruido.
Así que la próxima vez que veas un aluvión de noticias irrelevantes o contradictorias en tus redes sociales, pregúntate: ¿estoy siendo víctima de un intento de distracción masiva? ¿Qué es lo que no están queriendo que vea?. Cristina Juesas