La primera temporada de Mamadi Diakite (Conakri, 1997) en el Baskonia está siendo, como admite el propio jugador a este periódico, una montaña rusa. El interior guineano, ilusionado con lo que está por venir –incluida su paternidad–, analiza sus primeros meses en Vitoria y describe su pelea por destacar entre los grandes pívots de Europa después de la inoportuna enfermedad sufrida en pretemporada de la que aún arrastra secuelas.

¿Qué tal su primera experiencia en Europa hasta el momento? 

Ha sido una montaña rusa para mí. Es muy diferente de lo que estaba acostumbrado en Estados Unidos. Como se puede ver, estoy tratando de adaptarme lentamente. He tenido algunas actuaciones buenas aquí y allá, pero los demás tampoco han sido todos malos. Soy un jugador que se esfuerza y pone energía cada vez que salta a la cancha e intenta ganar cada partido.

¿Le está costando adaptarse al baloncesto europeo? 

Ha sido difícil, es una transición. No diría que es la misma que cuando pasas del baloncesto de instituto a la universidad, pero sí es algo similar. La diferencia es que ya he jugado en la NCAA, en la NBA y en la Liga de Desarrollo, así que ahora tengo experiencia en el baloncesto. Sólo busco tomarme el proceso con calma, paso a paso, y entender qué quieren de mí el equipo, los entrenadores y la organización.

Mamadi Diakite posa para la entrevista concedida a este periódico. Jorge Muñoz

¿Le ha ayudado su experiencia con la selección de Guinea a familiarizarse con el baloncesto FIBA? 

Creo que ha ayudado mucho, especialmente con las reglas. Recuerdo la primera vez que vi a alguien sacando el balón fuera del aro, entré en pánico y grité al árbitro, pero eso está permitido en el baloncesto FIBA. El ritmo del juego también es diferente. Aquí es mucho menos atlético, pero por otro lado siento que en la ACB se juega más rápido que en la NBA, a más posesiones. Está el saque rápido, que es algo a lo que también me he tenido que acostumbrar. Forma parte de esa mentalidad de pensar todo el rato en la siguiente jugada.

Tuvo problemas de salud por una enfermedad estomacal. ¿Se encuentra ya recuperado al cien por cien de aquello? 

Físicamente, perdí mucho peso. Ahora estoy en torno a 102 kilos de peso cuando estaba acostumbrado en jugar en 107 kilos, que es mucho más pesado. Pero con la ayuda del equipo, de Hugo Salazar –el entrenador de fuerza y condición física–, y de Luis –el médico–, que me ha recetado medicamentos para recuperarme, estoy poco a poco volviendo a ser yo mismo.

¿Lo pasó mal? Llegó a estar varios días ingresado en el hospital...

Sí, fue difícil, pero el mundo es así. Nadie te va a regalar nada y es una constante pelea por conseguir lo que quieres. Al final ojalá haya una gran recompensa.

¿En qué está intentando mejorar en este momento en lo individual? 

Estoy tratando de ser efectivo en defensa y convertirme en el mejor defensor posible en mi posición. Me estoy adaptando al baloncesto europeo y ahora los exteriores rivales, cuando ejecutan una jugada de bloqueo y continuación y me quedo emparejado con el manejador, no quieren jugar contra mí en el uno contra uno y pasan el balón. Al principio me veían como un cinco clásico, pero ahora entienden que puedo defender y me gustaría también seguir mejorando en este aspecto. También quiero aportar más en el rebote y tener en cuenta que en ataque puedo convertirme en un arma para abrir la cancha a compañeros como Luwawu-Cabarrot o Howard. Tenemos muchas armas en el equipo y puedo ayudar a hacerles la vida más fácil.

Hablando de sus compañeros, ¿qué le parecen el equipo y la ciudad ahora que los conoce mejor? 

Vitoria es un buen lugar para jugar baloncesto. No hay muchas distracciones, así que eso te permite mantenerte enfocado en entrenar y competir. En cuanto al equipo, creo que tenemos un buen grupo, muy talentoso en todas las posiciones. No es una excusa, pero en pretemporada tuvimos pocos entrenamientos juntos y creo que hemos dejado escapar algunos partidos porque no construimos la química necesaria. Algunos jugadores faltaron, otros nos pusimos enfermos...

Entiendo entonces que no está contento con los resultados hasta ahora. 

No, no estamos satisfechos, ni siquiera ahora que estamos algo mejor. Intentamos ir día a día y darle la vuelta.

¿En qué aspectos cree que debería mejorar el equipo? 

Creo que debemos enfocarnos en ser un equipo que pueda ganar a cualquiera tanto en la Euroliga como en la ACB. Lo vimos en el último partido en Kaunas: podemos estar arriba con una ventaja importante y luego perder. Necesitamos mejorar nuestra atención, saber cuándo ser agresivos y cuándo no. No somos un equipo veterano, somos jóvenes. Necesitamos saber cuándo aplicar presión y cuándo no, y eso sólo se consigue con la experiencia.

“Galbiati tiene un gran corazón y lo da todo por sus jugadores; al principio me costó, en la NBA no te gritan”

¿Cuál es su relación con el entrenador Pablo Galbiati?

Hablemos primero de lo personal, más allá del baloncesto. Paolo es un tipo fantástico, con un corazón hermoso. Se preocupa por sus jugadores y hace todo lo posible por protegerlos. Haga su jugador algo bueno o malo, él lo va a defender y se va a jugar su propio pellejo por él, ese es el tipo de entrenador que es. Es un técnico con mucha pasión y se puede apreciar desde fuera que si nos pide algo y no lo hacemos se enfada mucho. Al principio me costó entenderlo porque en Estados Unidos no te gritan mientras juegas, intentan animarte y motivarte, pero esa es la forma de Paolo de motivarnos, me estoy acostumbrando a ello ahora. Nos empuja dentro y fuera de la cancha y trata de sacar lo mejor de nosotros. Es uno de los mejores entrenadores que he tenido, de verdad.

En casa el equipo lleva seis victorias seguidas, pero a domicilio sólo una en nueve partidos. ¿Cómo lo explica? 

Es todo cuestión de concentración y de los intangibles que tenemos que respetar como grupo, no hay más. Los entrenadores nos ponen en una buena situación y durante el partido si estamos por delante necesitamos mantener ese nivel de intensidad para evitar que nos remonten y si vamos perdiendo encontrar la manera de volver al partido. Hemos conseguido remontar algunos encuentros, pero al final cometemos varios errores seguidos y se nos escapan. Obviamente, cuando no tienes el empuje del Buesa Arena en esos momentos se hace más difícil. Cuesta ganar fuera de casa en Europa. 

¿Les afecta mentalmente la mala racha a domicilio cuando juegan? 

No pienso en eso. Para mí, jugar en casa o fuera no importa, todos son partidos que tenemos que intentar ganar, especialmente fuera. Creo que tenemos que tener la mentalidad de que, si tenemos cinco partidos fuera y perdemos el primero, hay que ganar el segundo sí o sí y después concentrarse en el tercero. Si perdemos el cuarto, hay que ganar el quinto. Esa es la batalla mental que debemos afrontar juntos.

“La decisión de fichar un pívot la tiene que tomar el club; trabajaremos con lo que tengamos”

Esta temporada está jugando como pívot. ¿Se considera un ‘cinco’?

No soy un cinco tradicional. Jugar como pívot aquí o en Estados Unidos es un poco diferente. Lo veo como una ventaja respecto a otros pívots porque soy más rápido y por eso le he dicho antes que tengo que intentar ser más agresivo: atacarles, lanzar de tres, poner buenos bloqueos y pasar bien para que mis compañeros tengan tiros abiertos. Al final del día, pívot o ala-pívot es lo mismo. Me encantaría jugar más como cuatro, donde voy más a la esquina y puedo tirar, pero ese no es el caso. Paolo me ve como alguien que puede hacer en el pick and pop y que es lo suficientemente rápido para llegar a la canasta antes que los demás. Se puede apreciar que está empezando a funcionar. Aún tengo margen de mejora, pero estoy llegando poco a poco.

¿Le está costando medirse con pívots más pesados que usted en la Euroliga? 

Sí, son pesados y son habilidosos, pero también he jugado en la NBA contra pívots pesados como Andre Drummond u otros mejores que los de la Euroliga, así que no creo que sea un problema. Sólo quiero llegar a un peso en el que me sienta cómodo, no quiero ser demasiado pesado, pero tampoco demasiado ligero. Si llego a 105 o 106 kilos me ayudará a defenderlos, pero podré seguir superándolos por velocidad. Sé que no pueden defender a jugadores más rápidos.

¿Cree que la plantilla sigue necesitando un pívot después de la marcha de Samanic? 

No lo sé. Khalifa Diop y yo estamos peleando cada noche para ser los mejores pívots posibles. Khalifa es un jugador distinto a mí, es más un jugador de rol, fuerte, que puede coger rebotes, poner tapones y ese tipo de cosas. Yo soy distinto, pero juego en la misma posición. Creo que eso lo tiene que decidir la dirección deportiva. ¿Que creen que hace falta un pívot? No hay problema. ¿Que traen un base? No hay problema, trabajaremos con ello.