Cuando el Baskonia había hecho lo más difícil ante el Partizan, es decir, llegar vivo al epílogo pese a una rotación tan corta, resultó muy difícil entender lo que sucedió en los minutos finales en el Buesa Arena y, sobre todo, algunas decisiones tomadas por Paolo Galbiati en busca de la primera victoria de la Euroliga.
Con un ejército diezmado por las bajas de Forrest, Howard y Kurucs, el Baskonia dio la cara de forma notable pese a que mediado el tercer cuarto arreciaba la tormenta con ese 47-63 en el luminoso.
Sin embargo, tal y como sucedió en la remontada liguera ante el Real Madrid, el conjunto vitoriano extrajo fuerzas de flaqueza y llegó a empatar el partido tras firmar un parcial de 17-3.
Con 77-77 a falta de tres minutos para la conclusión, al Baskonia se le apagaron las luces en el peor momento. Al desaguisado contribuyó la determinación de Galbiati de jugar sin ninguno de sus bases.
El técnico italiano se la jugó con Diallo al frente del timón y el partido acabó como el rosario de la Aurora con un parcial de 2-14 favorable al Partizan.
Tanto Nowell –castigado por Carlik Jones– como Spagnolo, que no actuó durante la segunda mitad pese a sus notables minutos antes del descanso, permanecieron atornillados al banquillo. Y todo ello en un momento donde el Baskonia necesita un cerebro que impusiera orden y sensatez sobre la pista.
No obstante, sucedió todo lo contrario para desgracia de una afición baskonista que abandonó en masa el Buesa Arena antes del bocinazo final. Galbiati encomendó a Diallo la ingrata labor de dirigir el juego con la ayuda de Luwawu-Cabarrot, pero a la escuadra alavesa se le vieron entondes las débiles costuras.
El estadounidense nacionalizado guineano demostró que, entre sus muchas virtudes, no se encuentra la de aportar clarividencia a la dirección de juego.
En esas posesiones finales hubo un exagerado abuso del bote y, por contra, faltó la necesaria circulación de balón para propiciar tiros liberados. Nadie fue capaz de generar ventajas y se sucedieron los ataques planos en los que el Baskonia se estrelló ante la rocosa defensa serbia.
El propio Diallo fue el autor de la solitaria canasta azulgrana en ese intervalo. Además, esta llegó con ciertas dosis de suspense tras un tapón ilegal de Tyrique Jones que fue validado por los árbitros tras visionar el Instant Replay.
El Partizan se disparó en el marcador gracias a ocho puntos consecutivos de Washington que certificaron la quinta derrota en este arranque de Euroliga. Tras este nuevo traspié, el Baskonia ya ha firmado su peor inicio de toda la historia en la competición continental.