A pesar de que Pablo Laso aún tiene mucho trabajo por delante para pulir y sacar el máximo partido al nuevo Baskonia, si algo ha demostrado este equipo en los ocho primeros encuentros de esta temporada es que es muy difícil de superar, y lo ocurrido la semana pasada es buen ejemplo de ello.

En una situación muy comprometida por las lesiones de Tadas Sedekerskis, Nikos Rogkavopoulos y Sander Raieste, las molestias en el tobillo de Donta Hall tras una torcedura a principios de semana y el obligado descarte de un extracomunitario en la ACB a la espera de conseguir un pasaporte para Kamar Baldwin, el conjunto gasteiztarra logró imponerse en un margen de seis días nada menos que al Real Madrid y al Barcelona.

Los héroes de dichas hazañas fueron baskonistas llamados a ser piezas fundamentales en el equipo este curso como Chima Moneke, Markus Howard, Trent Forrest o Timothé Luwawu-Cabarrot, pero los triunfos no habrían sido posibles sin la inestimable aportación del fondo de armario azulgrana. De hecho, la única derrota de la exigente semana de triple jornada afrontada por el equipo, la que encajó en cancha del Asvel por 76-69, ocurrió precisamente en la cita en la que Laso utilizó una rotación más reducida con cinco de sus jugadores superando los 27 minutos de juego, algo que se tradujo en que el equipo lograra remontar el encuentro, pero llegara fundido al tramo decisivo.

Con un calendario asfixiante con alrededor de 70 encuentros oficiales más las ventanas FIBA, los minutos que pueda disputar la segunda unidad azulgrana van a ser claves para poder rendir a un buen nivel en ambas competiciones, ya que ayudarán a reducir el número de lesiones y a oxigenar las piernas de las principales estrellas de la plantilla para limitar los altibajos y que no lleguen fundidos al tramo final.

Paso al frente en el Palau

En ese sentido, lo sucedido ayer en el Palau Blaugrana resulta muy esperanzador, ya que piezas secundarias como Ognjen Jaramaz, Ousmane Ndiaye y Pavel Savkov superaron los 15 minutos de juego y ofrecieron un rendimiento notable, logrando que el nivel competitivo del equipo no decayera durante su tiempo sobre el parqué y demostrando que son piezas válidas a las que el técnico puede recurrir cuando lo estime necesario.

Ndiaye, que ya había sido importante contra el Real Madrid y contra el Asvel, completó su mejor partido como azulgrana hasta la fecha con 11 puntos, 9 de ellos en el primer cuarto, y 4 rebotes para 12 créditos de valoración. Jaramaz estuvo muy acertado partiendo como titular en la primera y en la segunda parte, ayudó a elevar el ritmo de juego y sumó 4 puntos, 2 rebotes y 2 asistencias, además de molestar a Punter en la bandeja que erró a ocho segundos del final del encuentro y que evitó que el duelo se fuera a la prórroga. Savkov, en su primera aparición de la temporada, se quedó sin anotar, pero estuvo muy sólido en defensa durante los 15 minutos que disputó e incluso regaló una canasta a Forrest en una transición tras recuperar el balón.

Evidentemente, no se puede exigir a este grupo de jugadores, en el que también habría que incluir al lesionado Sander Raieste, que rinda al nivel de los hombres de mayor peso del equipo. Habrá encuentros en los que algunos de ellos no participarán, pero es importante que vayan entrando en la rotación y sumando participaciones para un reparto más equilibrado de minutos y esfuerzos, especialmente en una ACB en la que el papel de los cupos de formación es más importante si cabe.

Laso ya ha mostrado en sus intervenciones en rueda de prensa en más de una ocasión su satisfacción con los jóvenes de la plantilla y premió su trabajo dándoles un papel importante en un escenario de máxima exigencia como el Palau Blaugrana, a lo que sus pupilos respondieron colaborando en la consecución de una épica victoria. Deberán seguir trabajando duro, ya que seguro que no será la última vez en la que se recurra a ellos este curso.