En poco o nada se está pareciendo el verano de 2023 al de hace un año en el Buesa Arena. El conjunto gasteiztarra se ha movido este año con enorme presteza en el mercado de fichajes y, con casi un mes todavía por delante hasta que empiece la pretemporada, el Baskonia tiene ya la plantilla prácticamente cerrada, algo que la pasada temporada por estas fechas aún estaba lejos de conseguir.
La dirección deportiva comandada por Félix Fernández y Alfredo Salazar no ha cambiado su estrategia ni su manera de trabajar tras tantos años de experiencia, pero sí que se ha encontrado esta campaña con un escenario más favorable en el mercado, logrando adelantarse a sus rivales en las contrataciones de jugadores y evitando hasta el momento salidas inesperadas que trastoquen la planificación de la plantilla.
Los primeros anuncios oficiales se hicieron esperar por la incertidumbre existente acerca del futuro de Joan Peñarroya en el inicio del verano, pero desde que se confirmó al técnico catalán al frente del banquillo, los fichajes y las salidas se sucedieron con agilidad. En las tres semanas comprendidas entre el 27 de junio, día en el que se anunció la contratación de Mannion, y el 19 de julio, cuando se fichó a Moneke, el cuadro alavés realizó cinco incorporaciones y cuenta ya con una plantilla de doce jugadores a falta de contratar un base con el que redondear el plantel. Hace un año, por el contrario, el primer fichaje no llegó hasta el 10 de julio, la esperada contratación de Darius Thompson se anunció el 12 de agosto y la plantilla no se cerró completamente hasta el 23 de octubre con la llegada de Henry.
Esta presteza en las incorporaciones suele ser sinónimo de que el club ha conseguido hacerse con sus primeras o segundas opciones de su agenda, algo que, como llegó a admitir el propio Joan Peñarroya en una entrevista concedida a este periódico, no sucedió el curso pasado, en el que la entidad “no tuvo fortuna en el inicio del mercado”. El deseado cupo de calidad, Rolands Smits, se decantó por el Zalgiris tras una agresiva puja por hacerse con sus servicios, pero el Baskonia se ha sacado esa espina este verano con la importante apuesta por Khalifa Diop, a quien no tardó en convencer.
Los fichajes de Nikos Rogkavopoulos y Nico Mannion, por otro lado, estuvieron encarrilados antes incluso de que terminara oficialmente la campaña 2022-23, por lo que en este caso la dirección deportiva se adelantó a otros posibles equipos interesados como el Valencia Basket, que también tenía en su agenda al alero griego.
SIN GRANDES SUSTOS
Otra de las principales diferencias con el pasado verano está en el capítulo de salidas. Las intensas negociaciones para intentar renovar a Wade Baldwin, que finalmente se decantó por el Maccabi, condicionaron parte de la planificación del club gasteiztarra, que también tuvo que reponerse a otros contratiempos como la marcha de Simone Fontecchio a los Utah Jazz de la NBA o el fichaje de Luca Vildoza por el Estrella Roja ignorando el contrato por el que el Baskonia era propietario de sus derechos en Europa.
Estas situaciones obligaron a la dirección deportiva a trabajar a contrarreloj y con menos alternativas en el mercado, algo que hasta el momento no ha sucedido este verano. La salida de Darius Thompson era más que predecible tras su fantástica temporada, al igual que la de piezas que terminaban contrato como Heidegger, Giedraitis, Enoch, Kurucs y Hommes. Eso sí, no se puede descartar completamente que pueda darse una salida inesperada en las próximas semanas que trastoque los planes –Howard y Costello han despertado interés en otros equipos de la Euroliga–, pero por ahora la fortuna parece sonreír a los gasteiztarras, que trabajan con tranquilidad en ponerle la guinda al proyecto con un exterior.