En esta ocasión no fue el torbellino ofensivo capaz de alcanzar la centena de puntos al calor de los suyos –el triple errado por Marinkovic lo evitó sobre la bocina– y en algún tramo aislado se vio incomodado por el carácter belicoso del Río Breogán, pero ni por esas vio discutida el Baskonia su supremacía en una nueva jornada de la ACB. Tras los esperables triunfos dominicales de Real Madrid y el Barcelona, el conjunto vitoriano ofreció su particular respuesta con el fin de seguir encaramado a la cúspide del frente doméstico.
Y lo hizo tras una velada donde casi todo fueron buenas noticias. Un volcánico Howard facturó una altísima cantidad de puntos pese a sus reducidos minutos en pista, Heidegger suplió con máxima eficacia al Thompson más terrenal de la temporada en el timón, Giedraitis recordó al alero todoterreno que mancha todos los apartados estadísticos, Sedekerskis reapareció por fin tras muchas semanas alejado de la dinámica azulgrana dejando entrever, eso sí, que se halla falto de kilómetros y Peñarroya pudo un día más repartir los minutos entre sus doce hombres.
Otro triunfo previsible para el zurrón con el añadido de que las prestaciones defensivas fueron superiores a las de jornadas precedentes. Incluso anidó la sensación de que el Baskonia se guardó alguna marcha en el vestuario y no pisó a tope el acelerador pese a venir de una semana limpia. El Breogán resistió a duras penas las embestidas alavesas hasta prácticamente el intermedio, pero a partir de entonces se vio impotente para mantener el fuelle cuando la escuadra azulgrana dio una vuelta de tuerca a su intensidad.
Suma y sigue para un Baskonia capaz de reducir a los grandes estiletes de una de las revelaciones ligueras (Bamforth y Happ ) y que un día más confirmó su sólida candidatura al reinado de la fase regular. La amarga eliminación continental ha quedado definitivamente atrás y el compromiso colectivo sigue intacto.
Variadas amenazas
Howard irrumpió en el partido con una fuerza devastadora. Para cuando algún rezagado se disponía a ocupar su butaca del Buesa Arena, su muñeca ya estaba en plena ebullición gracias a un asombroso pleno de cuatro de cuatro en triples. Los 12 primeros puntos del Baskonia llevaron la firma del norteamericano, de nuevo la principal punta de lanza de los alaveses en el plano anotador.
Como cabía suponer dada la desigual jerarquía de unos y otros, el Baskonia llevó con la lengua fuera a un Breogán de buenas hechuras y con jugadores muy interesantes entre sus filas –con mención especial para Happ– pero también con evidentes apuros para impedir las volcánicas tranciones vitorianas. El equipo lucense hizo constantemente la goma y, pese a su pujanza en ciertas fases de la velada, nunca llegó a meter el miedo en el cuerpo en un Buesa Arena repleto de camisetas azules claras que distinguen sus colores.
Saliendo esta vez desde el banquillo, fue Giedraitis quien tomó el relevo anotador de Howard en las filas vitorianas en el segundo cuarto. El báltico fue un martillo pilón para el Río Breogán, que trató de poner palos en las ruedas a la tradicional voracidad azulgrana en ataque mediante algún planteamiento zonal. La trilogía de amenazas de Peñarroya se vio completada por Enoch, también con ganas de agradar tras el descarte de Hommes.
Con un quinteto eminentemente defensivo donde no figuraba Howard, el Baskonia supo bajar al barro en el arranque del tercer cuarto para consolidar su dominio, traducido en un claro 55-41 tras un tapón de Kotsar a Happ y un posterior triple de Heidegger. El base israelí, una notable fuente de alimentación para sus compañeros, se ganó la confianza del técnico catalán ante el discreto papel de Thompson.
Los múltiples recursos azulgranas salieron a la palestra para que el final del encuentro se viviera con una placidez absoluta. El único aliciente radicó en saber si Howard batiría su récord de triples con la elástica baskonista, pero Peñarroya –pensando más en el colectivo– lo evitó al retirar de la pista al de Nueva Jersey a dos minutos para la conclusión.