– Hablando de sus quehaceres diarios, ¿qué tal lleva lo de ser presidente? 

–Era más divertido ser jugador, para qué nos vamos a engañar. Pero bien, bien. Es un reto interesante. Además se da la circunstancia de que cuando yo llegué, el Joventut estaba en una situación dramática a todos los niveles y a pesar de que las cosas no son fáciles y todo cuesta muchísimo, pues creo, honestamente, que la Penya está mejor ahora que cuando la cogí y eso me produce satisfacción. Es un trabajo con muchas menos gratificaciones que el del jugador y el del entrenador.

¿En qué sentido? 

–Aquí tienes muchas más cosas que controlar, tienes acceso a mucha información que no puedes compartir y que muchas veces hace que los comentarios de los aficionados digas ‘joder, no sé si esto es muy justo o no es muy justo’, pero bueno son cosas que van con el cargo. Pero es un reto interesante. Yo en general me lo paso bien, salvo cuando hay cosas que no salen, pero al final es una actividad profesional como la de cualquiera. Tienes unos objetivos, lo único que tu actividad es algo más pública que la de otros.

Ramón Rivas, durante su etapa en el Baskonia DNA

¿Dónde hay más codazos: en los despachos o en la ‘pintura’? 

–Hombre, yo he jugado contra Ramón Rivas... ¡Qué quieres que te diga! Yo creo que en los despachos no hay codazos y en realidad en la pista tampoco hay codazos. No conozco a ningún jugador que considere ‘hostia este tío ha ido a hacerme daño intencionadamente’. Lo que hay es competitividad y lucha por conseguir los objetivos y eso pasa tanto en la pista como en los despachos. Al final, todos defendemos nuestros intereses y al final, igual que pasa en la pista, hay unas reglas que cumplir para que la situación sea lo mejor posible para todos y ya está. Con esas reglas trabajamos.

“En los despachos no hay codazos y en la pista tampoco, nadie va a hacer daño adrede”

Juan Antonio Morales - Presidente del Joventut de Badalona

Después de tantos años retirado, ¿sigue echando de menos la cancha? ¿Continúa jugando alguna pachanga con amigos o eso está olvidado? 

–No, no. Lo de las pachangas no porque luego alguien te graba con el móvil, te lo enseña y te dices ‘he perdido una oportunidad de no hacer el ridículo’. Y lo de jugar, mira esta pregunta me la hacen mucho y yo lo que echo de menos de jugar son los grandes momentos. 

Juan Antonio Morales, durante su etapa como jugador en el Joventut de Badalona Efe

¿En qué sentido?

–Por ejemplo una Copa del Rey. Quiero decir, hacer una pretemporada, no. He tenido compañeros que sí que les gustaba mucho la preparación física, pero sinceramente yo hacer una pretemporada no la echo de menos. Entrenar un lunes con el entrenador cabreado porque has perdido, pues tampoco lo echo de menos. O según que desplazamientos, pues tampoco lo echas de menos, pero la competición y la excitación que supone y el compartir cosas con los compañeros para conseguir un objetivo común o vivir experiencias muy intensas que en la vida profesional no tienes, eso sí que yo echo de menos. Esos momentos tan intensos en los que la línea del éxito y del fracaso es finísima no dejan de generar esa adicción. Sobre todo, saber que hay mucha gente que está detrás de ti y que tu rendimiento les va a hacer por una noche ser felices o estar tristes. Todo eso se echa de menos.