Los malos resultados no le hicieron perder la cabeza. Confianza ciega en el proyecto y en su técnico Israel González para reconducir la trayectoria de un Alba, que ahora ya con la plantilla al completo tras recuperar a los lesionados, confía en remontar el vuelo.

¿Qué le ha pasado al Alba para arrancar de forma espectacular tras encadenar tres triunfos al inicio de la Euroliga y después encajar 12 derrotas seguidas?

–Empezamos muy bien por la continuidad que tuvimos en la plantilla respecto al año pasado. Perdimos a Da Silva tras su marcha al Barça, pero la mayoría siguió, lo que nos ayudó, aunque no tuvimos mucha pretemporada, a comenzar bien. Luego los tres que llegaron hasta la fase final del Eurobasket, Maodo Lo, Thiemann y Jaleen Smith, fueron cayendo. A partir de ahí hemos estado en cuadro ya que poco a poco han ido cayendo todos. Hasta que no hemos recuperado a toda la plantilla, que ha sido justo tres días antes del partido ante el Asvel, no hemos sido capaces de ganar. Ese ha sido un factor.

¿Y el otro?

–Que la competición está a un nivel brutal. Hay equipos que se han reforzado con jugadores de máximo nivel. Bolonia por ejemplo tiene a jugadores del CSKA. Ahí están Shengelia, Hackett... Y otros con un presupuesto de media tabla para abajo como el Estrella Roja es capaz de fichar a Vildoza, Campazzo o el mismo Partizan ficha a una estrella de la Euroliga como Punter... El nivel es altísimo.

Al menos rompieron su mala racha la pasada jornada ante al Asvel. ¿Está el equipo más tranquilo?

–Ayuda porque una vez que entras en una dinámica de perder te entran muchos miedos. Eso nos pasó factura en el partido ante el Maccabi en casa. Lo llevábamos bien encarrilado, ganando de 12 puntos y al final empezó a entrarnos un poco el miedo, eso nos paralizó y ellos le dieron la vuelta y nos ganaron. Ahora el equipo mentalmente está mejor, sin la mochila tan grande que llevaba.

Y, ¿a que nivel cree que está?

–A ver, no quiere decir que estemos mucho mejor que cómo estábamos. Estamos tratando de ponernos de nuevo en un buen tono y de volver a ver si somos capaces... Yo no digo competir, porque competir hemos competido en todos los partidos, sino ser capaces de ir ganando partidos poco a poco.

¿Llegó a existir cierta ansiedad en el club?

–En el club no porque tenemos muy claro lo que somos. Sí que el día a día se hace un poco más duro para público, entrenadores, jugadores... Para todos. Sí que tenemos la ambición de querer hacer las cosas bien y además, los años anteriores nos había ido muy bien, pero yo les decía ‘si nosotros vamos a la teoría. Tenemos que quedar últimos. Porque nuestro potencial es ese. Somos el último presupuesto’. Lo normal es que estemos ahí. Obviamente no nos gusta y queremos cambiarlo, pero hay que estar tranquilos ya que el grupo estaba trabajando bien y sabíamos por qué se estaban dando esos malos resultados.

Comenta la necesidad de estar tranquilos. ¿Lo estaba el club?

–Sí. En el club había tranquilidad, pero es una dinámica que se hace dura para todo el mundo.

Es raro que en el deporte profesional, habituado a cortar cabezas en situaciones similares, no se haya ni especulado siquiera con el cese de Israel González...

–En absoluto. Y estoy de acuerdo con lo que dices. Es muy anormal que pase así. La gente lo pensaba. Recuerdo ver algún partido nuestro y los comentaristas ya decían ‘está en juego la cabeza de Israel’. Y es que eso es lo que asumimos. Parece que es lo que tiene que pasar en el deporte profesional y yo tengo una cruzada y un anhelo por intentar cambiar estas situaciones.

¿En qué sentido?

Si uno trabaja bien, esforzándose al máximo y no se consiguen resultados, no entiendo por qué tiene que perder su puesto ya que igual las razones de que no salgan las cosas son otras. Hay que tratar de hacer proyectos a corto y medio plazo. Creemos en Israel como entrenador. Igual la responsabilidad de que no hayan salido las cosas es mía que soy el que tomo las decisiones y he traído estos jugadores. Pero dudas con Israel ninguna. Además, como he dicho yo tengo un concepto diferente de cómo hay que hacer las cosas. Quizá sea un concepto un poco romántico de ir para delante y hasta el final con lo que empiezas.

Pues esa paciencia no es lo habitual en el deporte profesional.

–No. Se ha ido hacia otro lado. Nosotros ahora hemos recibido llamadas de equipos de Euroliga que intentaban comprarnos algunos jugadores. Como han perdido uno o dos partidos y tienen la capacidad económica dicen ‘ahora hay que reforzarse’. Pues me parece injusto. Vamos a intentar competir, ya no en las mismas condiciones porque unos tienen más dinero que otros, pero bueno una vez que empezamos vayamos hacia adelante con lo que tenemos.

Acaba de mostrar su confianza en Israel González. ¿Es el técnico idóneo para un equipo como el Alba en el que se dan oportunidades a jóvenes valores?

–Claro. Es perfecto para eso ya que él entiende que esa es nuestra filosofía. Esa es parte de su tarea. No hay ni que explicárselo, ya que él ayudó a implantar esa filosofía, primero en Gran Canaria y ahora aquí en Berlín.

¿Cómo valora su labor en ese aspecto?

–Lo está haciendo muy bien y es algo que tiene muchísimo mérito. Ser capaz de hacer eso es muy difícil ya que hay muchísima presión. Seguro que habría entrenadores que apostarían más por los jóvenes si tuvieran más respaldo de sus clubes. Si se hiciesen proyectos a medio o largo plazo sería más fácil. Pero si un entrenador se pone a dar oportunidades a jóvenes, y eso puede pasar factura en un momento dado y se sacrifica alguna victoria... Puede ocurrir que el club no mantenga esa coherencia por esa apuesta y entonces el entrenador no dará esas oportunidades. A nosotros nos gusta esa filosofía y además nos parece que da réditos al medio y largo plazo. Ya que eres capaz de formar a jugadores que te van a dar mucho más de lo que te daban al principio.

¿Puede ser el italiano Gabriele Procida el siguiente mirlo blanco que se haga grande en su equipo como lo hiciera antes Fontecchio?

–Sí, sí. Yo apuesto por eso. Luego ya veremos. Son diferentes. Simone llegó aquí más maduro, él es más joven y necesitará un poco más de tiempo, pero también es verdad que tiene unas condiciones atléticas impresionantes. Algo mejores en salto vertical y en velocidad, pero Gabriele aún necesita aprender a jugar y leer las situaciones. Pero confiamos en que poco a poco lo vaya cogiendo, aunque tenemos un handicap ya que con tantos partidos, las dos últimas temporadas hemos jugado 83 y 81, es difícil poder trabajar para que mejore ya que con tanto viaje y partidos, se entrena muy poco. Pero sí, tenemos ilusión en Procida porque tiene un potencial brutal.

¿Qué le pareció la llegada del exbaskonista a los Jazz este verano tras haber crecido en Berlín?

–Me hizo mucha ilusión. Además me mandó una foto desde allí firmando el contrato y dándome las gracias, con lo cual se demuestra que es una buena persona y un tío agradecido. Le tengo cariño y me alegré ya que poder llegar a la NBA es un logro importante.

Está habituado a rastrear mercados menos conocidos debido a que el potencial económico del Alba es menor y así y todo, cada temporada consiguen una perla que luego se revaloraliza. ¿Cómo lo hace?

–Hay mucho trabajo. La mayoría de los equipos de Euroliga fichan a jugadores que ya están contrastados en la competición y para ellos es más seguro porque saben cómo se ha adaptado y lo qué puede dar, que hacerlo con alguien que no lo sabe. Lo que requiere es mucho trabajo previo. Hay que rastrear el mercado y tratar de identificar jugadores preparados para saltar de nivel y seguir mejorando. Hay muchos jugadores que dominan en un nivel inferior como Eurocup o ACB, pero no son capaces de dar el salto necesario en la Euroliga. Eso es lo difícil. Saber si esos jugadores van a encajar en el equipo, en su filosofía y en la Liga, subiendo su nivel. Hay que analizar mucho a esos jugadores y tirar de intuición, algo que también hace el Baskonia.

A ambos equipos, no les queda más remedio que arriesgar y a veces sale mal y no se acierta. ¿Cómo se vive cuando, como se dice por aquí, el melón no sale bueno?

Afortunadamente he tenido suerte en los últimos años y no he tenido casos así, pero claro que los hay. Yo siempre digo que el trabajo de un director deportivo, si se quiere evaluar desde el punto de vista de resultados, hay que evaluarlo con porcentaje. No se puede decir este es muy bueno, este es muy malo. Si aciertas en un 50% o un 60% de tus fichajes, es un buen porcentaje, ya que como dices, nunca sabes cómo va a salir el melón hasta que lo abres.

Hablando de aciertos, este año en el caso de Alfredo Salazar con las incorporaciones de Kotsar, Hommes y Howard, todos lo son. ¿Qué le parece la labor que ha hecho este verano su colega en el Baskonia?

–Ya lo he dicho muchas veces. Para mí Alfredo es un referente. Ha sido un maestro. Cuando yo empezaba en Gran Canaria, él ya trabajaba en Baskonia con mucho crédito. Siempre me he sentido muy cercano a él, porque es un tío muy accesible. A Alfredo no se le puede juzgar por si este año ha acertado o el año pasado ha fallado. Está claro que su porcentaje de acierto está muy por encima del 70%. Lo que ha pasado este año es tan solo la confirmación de su valía. A mí me hace mucha ilusión que, de esos tres jugadores, dos de ellos, Hommes y Kotsar, Howard no ya que no le conocía, yo los tenía en mi libreta. Eso para mí es un refuerzo en mi trabajo.

No suele ser habitual dar con un jugador que a las primeras de cambio y que habiendo estado fuera del radar dé este rendimiento como es el caso de Howard. ¿Qué le parece el impacto que está teniendo?

–Brutal. Es un jugador que está llamado a dominar la Euroliga en los próximos años. Tiene una capacidad... Es que muchas veces es indefendible. No solo tira desde cualquier distancia de una manera soberbia, sino que además es capaz de penetrar, de parar y seguir, de acabar cerca de canasta. Hablaba con Israel este martes y justamente hacíamos este comentario ‘es que parece Stephen Curry en muchos momentos’. Está teniendo un rendimiento y un impacto brutal.

¿Le ha sorprendido?

–Sorprende ver jugadores así de dominantes. Como cuando Larkin comenzó a dominar en Euroliga. Es de este tipo de jugadores que puede marcar una época en la Euroliga porque están a un nivel muy alto. Si son capaces de ser constantes y de seguir mejorando está llamado a ser un dominador.