Continúa el carrusel de partidos en el Buesa Arena, que esta noche acoge a partir de las 20.30 horas la llegada de un clásico como el Bayern Munich en partido correspondiente a la duodécima jornada de la Euroliga. El equipo vitoriano, que se está mostrando intratable en los últimos tiempos al amparo de su afición gracias a victorias muy convincentes y ya con Tadas Sedekerskis en nómina tras haber dejado atrás sus molestias musculares en la pierna derecha que le han hecho perderse los tres últimos compromisos, aspira a prolongar su buena dinámica y de esta forma mantener una jornada más su privilegiada posición dentro del Top 8.

Lo cierto es que, pese a la pujanza del rocoso conjunto alemán en la Euroliga con cuatro triunfos en los seis últimos encuentros, la velada emerge con un claro favoritismo azulgrana. El Baskonia se siente muy cómodo en su hogar, donde su baloncesto dinámico, vertiginoso y repleto de transiciones con anotaciones altísimas, hace mucho daño a sus rivales. Además recibe a un visitante no solo con bajas sensibles en su engranaje sino también con las piernas pesadas tras haberse impuesto el pasado martes en su competición doméstica al Oldenburg.

Precisamente en ese encuentro resulto a favor de los hombres de Andrea Trinchieri por 81-77, el técnico italiano sufrió varios sobresaltos en forma de lesión que pueden debilitar sobremanera el potencial del rival baskonista. Y es que dos exteriores con un destacado protagonismo como Cory Walden y Nick Weiler-Babb acabaron tocados. El primero sufrió un esguince de tobillo y el segundo un golpe en la cadera, por lo que su concurso se encuentra en el aire. Quienes no estarán esta noche en el Buesa Arena con total seguridad son Vladimir Lucic y Augustine Rubbit, dos jugadores que han sido bandera del proyecto del Bayern en los últimos tiempos, sobre todo el alero con pasado en Valencia.

Con independencia de los problemas físicos del conjunto teutón, que arrancó esta Euroliga de la peor manera posible con cinco derrotas consecutivas, el Baskonia aboga por mirar a su propio ombligo y tratar de estirar un momento de confianza que perdura desde la fea derrota cosechada en el Nou Congost. Tras verse sonrojado por el débil Manresa de Pedro Martínez, el conjunto vitoriano ha aprovechado el guiño del calendario con un buen puñado de partidos en casa para recomponerse a todos los niveles. Tras esta visita del Bayern, meso sí, el listón de la exigencia se elevará varios centímetros con tres salidas repletas de dificultad ante el Gran Canaria, el Anadolu Efes y el Fenerbahce.

Un rival correoso

El Bayern conserva gran parte de la espina dorsal que le permitió acariciar la Final Four de la Euroliga durante las dos últimas temporadas. En ambas ocasiones se quedó con la miel en los labios tras perder el quinto asalto del Top 8 ante el Armani y el Barcelona, dos equipos a los que llevó al límite con ese baloncesto repleto de solidez que despliega bajo la batuta del siempre peculiar Andrea Trinchieri.

En esta ocasión, el próximo adversario azulgrana –que ayer anunció la cesión de Jason George al Chemnitz– busca un salto de calidad gracias a tres jugadores como Cassius Winston, Isaac Bonga y Freddie Gillespie que apenas han dispuesto de protagonismo en la NBA.

El primero, un eléctrico base estadounidense con una gran facilidad anotadora, resultó intrascendente en los Wizards y el segundo, un alero alemán extremadamente físico que se perdió por lesión las primeras jornadas del torneo, tampoco pudo ganarse un hueco en la rotación de los Raptors. Por último, Gillespie, un atlético poste norteamericano que se complementa con el incombustible Othello Hunter, también ha alternado la NBA y la G-League para aparecer finalmente en un total de 29 partidos entre Toronto y Orlando Magic.