El Baskonia se quitó en el derbi contra el Bilbao Basket (70-81) la espina de la dolorosa derrota sufrida en cancha del Asvel, en un duelo en el que ambos equipos se fueron intercambiando golpes en forma de contundentes parciales, pero que se terminó decantando del lado azulgrana por calidad y oficio

El partido comenzó con un alto acierto de ambos conjuntos desde la línea de tres puntos, aunque solo el Bilbao Basket, que cerró el primer cuarto con un 6/7 desde el perímetro, fue capaz de mantener ese ritmo durante los primeros diez minutos. El Baskonia, que arrancó de inicio con Marinkovic ejerciendo de alero, Howard y Thompson por fuera y Sedekerskis y Kotsar por dentro, comenzó haciendo daño bajo la batuta de Thompson y situándose 2-6 arriba con un triple de Tadas, pero pagó cara su tibieza defensiva, ya que el Bilbao Basket encontró demasiadas facilidades para anotar. A los tres minutos de juego, Howard estaba ya cargado con dos faltas personales provocadas por Rabaseda, y el conjunto bilbaíno fue distanciándose en el electrónico hasta el 20-13, ventaja que se mantuvo hasta el término del primer cuarto (27-20).

No podía permitirse el Baskonia seguir encajando una cantidad tan grande de puntos, pero la reacción no llegó hasta bien entrado el segundo cuarto, que arrancó con dominio local. De hecho, los hombres de negro, esta vez mediante agresividad en las penetraciones, llegaron a construir una máxima de 14 puntos de ventaja con el 34-20, que empezaba a ser preocupante para los intereses baskonistas. Los de Peñarroya necesitaban algo que cambiara la dinámica del encuentro, y lo encontraron en la resiliencia de Matt Costello. El interior norteamericano, muy batallador bajo los aros, anotó ocho puntos consecutivos para los visitantes y despertó al resto de sus compañeros y en especial a Hommes, que le dio la vuelta al marcador con dos triples seguidos que cerraron un parcial de 14-0. Hakanson rompió la mala racha bilbaína, pero el Baskonia ya había puesto en marcha su maquinaria defensiva, que le permitió fluir en ataque y encontrar canastas fáciles en transición. Con Thompson de regreso en la cancha y entrando en la defensa local como cuchillo en mantequilla, el parcial siguió creciendo hasta el 2-22, aunque todo quedaba abierto para la segunda parte con el 41-45.

Alternancias constantes

En la reanudación, dos triples rápidos de Marinkovic y Giedraitis elevaron por primera vez la ventaja azulgrana a los dobles dígitos, pero los de Peñarroya fueron capaces de romper del todo el encuentro, ya que la reacción local llegó instantáneamente. Rabaseda, muy incisivo durante todo el encuentro, lideró con seis puntos un parcial de 14-1 con el que el Bilbao Basket logró echar por tierra todo el trabajo realizado por los azulgranas y recuperar el mando del encuentro (55-52). Hommes igualó con un triple y Henry, mejor en la segunda mitad que en la primera, dio dos buenas asistencias a Tadas y a Costello para que el Baskonia comandara el duelo por la mínima a la entrada del cuarto decisivo (58-59).

La tensión del encuentro, apretadísimo a pesar de la montaña rusa de parciales para uno y otro equipo, estalló en el minuto 33, cuando Howard, desquiciado por su floja actuación y no haber sido capaz de anotar ningún punto, se enganchó con Kyser, que le propinó un golpe en la cara, y Kurucs y Raieste saltaron del banquillo para que la cosa no fuera a mayores. La acción resultó en tres expulsiones para el Baskonia, los dos canteranos por dejar el banquillo y Howard por ver la quinta falta con la antideportiva, que también fue señalada a Kyser. La cuestionable decisión, sin embargo, espoleó al Baskonia, que con el criterio de Thompson y la entrega de Sedekerksis, Marinkovic y Costello fue capaz de escaparse hasta el 64-73, obra de un palmeo de Tadas a pase del base estadounidense. El Bilbao Basket hizo un último intento de cambiar el signo del encuentro y se llegó a situar 68-74 tras dos buenas transiciones, pero Henry, con dos robos marca de la casa, ahogó el intento de rebelión local.

Tras ello, el conjunto gasteiztarra no necesitó más que jugar con el reloj para llevarse a casa una victoria muy sufrida, pero que refuerza al equipo tras el jarro de agua fría del pasado viernes y que tiene un sabor especialmente dulce al producirse en cancha de los vecinos. El próximo desafío, ante el Maccabi en el Buesa, exigirá mucho más del equipo.