En busca de la estabilidad en el Baskonia

Joan Peñarroya, durante su presentación como flamante técnico baskonista. Alex Larretxi

El banquillo del Baskonia no es un asiento cómodo para ningún entrenador. La exigencia y la ambición del club gasteiztarra, que siempre aspira a estar entre los mejores equipos de la ACB y de la Euroliga, somete a una alta presión a todos los técnicos que pasan por el Buesa Arena y, como es habitual en el mundo del deporte, cuando los resultados no acompañan el primero en salir suele ser el hombre de la pizarra. Ante la incapacidad para alcanzar las cotas de excelencia de la primera década del siglo XXI, el baile de entrenadores en el banquillo azulgrana ha sido constante desde el año 2012 y Joan Peñarroya, que firmó la pasada semana por dos campañas con el Baskonia, se enfrenta ahora al difícil reto de dotar por fin al equipo de estabilidad en el puesto de entrenador.

El club confía en las aptitudes del técnico catalán y es por eso por lo que le ofreció un contrato de duración media, por dos cursos, al contrario de lo que sucedió con su predecesor, Neven Spahija, que firmó en noviembre de 2021 hasta final de temporada. Sobre el papel, mantenerse dos años en un mismo equipo debería ser algo asequible y más aún para Peñarroya, que durante su etapa como entrenador nunca ha sido destituido y siempre ha cumplido sus contratos. Los antecedentes en el Baskonia, sin embargo, indican lo contrario, ya que en los últimos diez años nadie ha sido capaz de mantenerse dos temporadas consecutivas al completo al frente del banquillo gasteiztarra.

El que estuvo más cerca de conseguirlo fue Dusko Ivanovic, que comenzó su tercera etapa en Vitoria en diciembre de 2019, ganó el título de campeón de la ACB en 2020 y terminó siendo sustituido por Spahija en noviembre de 2021, a poco más de un mes de haber cumplido dos años en el Baskonia. Anteriormente, Velimir Perasovic duró algo más de un año, desde noviembre de 2018 hasta diciembre de 2019, y su predecesor, Pedro Martínez, manejó fechas similares, desde octubre de 2017 hasta noviembre de 2018, por lo que tampoco fue capaz de alcanzar esa cifra maldita de los dos años en Vitoria.

Todavía menos paciencia se tuvo con Pablo Prigioni, cuyo paso por el banquillo gasteiztarra fue un visto y no visto, ya que aterrizó en verano de 2017 y se marchó en octubre de ese mismo año. Sito Alonso dirigió al cuadro azulgrana durante la campaña 2016-17 y Velimir Perasovic hizo lo propio en el curso 2015-16, antes de marcharse al Efes por una importante suma de dinero. En la campaña 2014-15 fueron dos entrenadores diferentes los que tuvo el equipo, ya que en verano se fichó a Marco Crespi, pero solo duró hasta noviembre de 2014, cuando le sustituyó Ibon Navarro hasta el final de la temporada.

En el curso 2013-14 el actual seleccionador Sergio Scariolo fue quien dirigió el equipo, mientras que en el 2012-13 fue Zan Tabak quien estuvo a los mandos desde noviembre. Sustituyó en dicho mes a Dusko Ivanovic, que llevaba desde 2008 en la entidad, en la que fue su segunda etapa. El montenegrino es, por lo tanto, el último entrenador que ha conseguido sobrepasar la barrera de los dos años entrenando en Vitoria, algo que también consiguió en su primera etapa, que se prolongó desde el 2000 hasta el 2005.

12 CAMBIOS DE ENTRENADOR

Con la llegada de Peñarroya, son ya 13 entrenadores diferentes los que han pasado por el banquillo azulgrana en los últimos diez años, a una media, por lo tanto, de más de un técnico por temporada. Eso sin contar las esporádicas apariciones de entrenadores asistentes como David Gil, Josep María Berrocal o Sergio Valdeolmillos. En contraste, entre 2000 y 2012 fueron únicamente siete los entrenadores que pasaron por Vitoria, por lo que ha habido claramente un cambio de tendencia.

Si Peñarroya consigue completar los dos años por los que ha firmado por el Baskonia será sin duda una gran noticia tanto para el entrenador como para el club, ya que significará que los resultados son buenos y que la plantilla al fin goza de estabilidad. No es fácil tener que cambiar de técnico a mitad de temporada, ya que obliga a los jugadores a adaptarse a un nuevo estilo de juego, sistemas diferentes y, como ha sucedido esta campaña con Granger, Sedekerskis, Enoch o Baldwin, roles diferentes.

Peñarroya ya sabe lo que es mantenerse en un proyecto durante muchos años, algo que consiguió con creces al asentarse en el banquillo del Morabanc Andorra entre 2010 y 2018. Lo tendrá más difícil en un club que no se caracteriza precisamente por su paciencia, pero el objetivo es claro: llegar, al menos, hasta el verano de 2024.