Cuando Ante Tomic dejó el Barcelona hace dos temporadas muchos lo dieron por acabado. Su fichaje por el Joventut de Badalona tras apenas contar para el Barça en la campaña 2019-20 sonaba a último baile, una manera de no alejarse de la ciudad en la que echó raíces durante sus ocho años como blaugrana y seguir disfrutando del baloncesto en un club con objetivos menos exigentes. Nada más lejos de la realidad.
El enorme pívot croata, rival esta noche del Baskonia, asumió desde el primer momento su condición de jugador estrella y ha sido el gran responsable de la resurrección del Joventut. Su primer año en Badalona fue fantástico y en su segundo, a sus 35 años, ha sido capaz de incluso mejorar sus números y estar en la conversación por el MVP. Con 13,5 puntos por encuentro, 6,3 rebotes, 2,8 asistencias y 18,1 créditos de valoración de media, Tomic es el quinto jugador más valorado del torneo tras Musa, Shermadini, Moneke y Evans y todo un lujo para el Joventut, con quien ya le gustaría contar a más de un equipo de la Euroliga.
Tomic es una especie en peligro de extinción y, teniendo en cuenta cómo está evolucionando el baloncesto en los últimos años, será difícil volver a ver a un jugador como él en la ACB cuando se retire. El croata es un pívot de los de antes. Sin ser ningún portento físico, es capaz de dominar los aros gracias a sus 2,18 metros de altura y a su capacidad para estar siempre bien colocado. Su trabajado movimiento de pies es una delicia para los aficionados más puristas y pocos jugadores hay en la liga capaces de frenarlo cuando recibe el balón en la pintura de espaldas al aro. A veces no queda más remedio que disfrutar de su baile y aplaudir.
No es un interior que sirva para abrir la cancha desde el lanzamiento de tres o que vaya a firmar mates y tapones espectaculares, pero su juego en el poste es un arma de un valor incalculable para el Joventut. Un recurso al que puede acudir siempre que se queda sin ideas en ataque y una manera también de aprovechar los espacios generados por las ayudas y asistir a los lanzadores desde la zona. No en vano, es el tercer máximo asistente del equipo únicamente por detrás de Vives y Ribas.
Si el croata es una amenaza para todos los equipos de la ACB, para el Baskonia lo es especialmente, ya que los alaveses han sufrido toda la temporada a la hora de defender a pívots con capacidad de anotar bajo el aro. En el choque de ida, Enoch y Nnoko no pudieron pararle los pies y se fue hasta los 15 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias. Spahija deberá confiar en la mejoría de Enoch en los últimos encuentros y la aportación de Wetzell en esta labor si quiere evitar que la pintura del parqué del Buesa Arena se convierta en la pista de baile de Ante Tomic.