Si se pregunta a un aficionado neutral por un jugador de la actual plantilla del Baskonia, probablemente el primer nombre que se le venga a la cabeza sea el de Wade Baldwin. El mediático base llegó a Vitoria el pasado verano con la condición de fichaje estrella y, aunque no cumplió con las expectativas en el arranque de temporada, en los últimos meses ha destapado su talento y ha demostrado que puede ser un jugador determinante.

Amado y odiado a partes iguales, el de Nueva Jersey ha maravillado a muchos por su plasticidad, su físico y su capacidad de aparecer en momentos calientes de los encuentros y anotar canastas fuera del alcance de la mayoría de mortales, mientras, al mismo tiempo, desesperaba a otros tantos por su carácter, sus desconexiones y su aparente apatía en varios tramos de la temporada. Baldwin es un jugador especial, para lo bueno y para lo malo, y su sorprendente facilidad para pasar del día a la noche es la que genera dudas acerca de cuál puede ser el techo del Baskonia en este tramo final de temporada.

Con la mejor versión de Baldwin -la vista, por ejemplo, en el duelo contra el Manresa-, el conjunto gasteiztarra es sin duda una amenaza muy a tener en cuenta para cualquier equipo de la ACB, y tendría la opción, por qué no, de repetir la gesta del año 2020 y añadir un trofeo más a sus vitrinas. Si sale cruz, como ocurrió en el último compromiso contra el Unicaja, y teniendo en cuenta las dificultades que está teniendo Granger recientemente, el Baskonia se convertiría en una víctima fácil para cualquiera de los rivales que les pueda tocar en primera ronda, tanto si se miden a uno de los cocos como el Real Madrid o el Valencia Basket como si logran escalar en la tabla y enfrentarse con un adversario más asequible.DE MENOS A MÁS

Es evidente que la versión que se está viendo de Baldwin en los últimos dos meses poco tiene que ver con la del arranque de la temporada. Factores como la llegada a un nuevo equipo, las desavenencias con Ivanovic o su paternidad afectaron negativamente al ex del Bayern de Múnich al principio de campaña. El estadounidense comenzó a mostrar una versión más reconocible tras la llegada de Spahija y tanto en marzo como en abril fue el baskonista más destacado, logrando algunos premios al mejor jugador de la jornada tanto en la ACB como en la Euroliga.

Sus números en ese espacio de tiempo, con 16,8 puntos, 6 asistencias, 4,2 rebotes y 22 créditos de valoración de media en Euroliga y 12,2 puntos, 5,4 asistencias, 3,7 rebotes y 15,9 de valoración en ACB, hablan por sí solos. Baldwin ha estado todo el curso más enchufado en el torneo continental que en la Liga Endesa, pero desde que el equipo quedó eliminado de la Euroliga ha importado su versión europea a la ACB.

Uno de los cambios más notables en su juego según ha avanzado la campaña ha sido su capacidad de compartir el balón. Si en el inicio desplegó un baloncesto más individualista y precipitado que afectó al buen funcionamiento del equipo, ahora está compartiendo el balón y haciendo mejores al resto de sus compañeros. Además de ser un anotador voraz, también está ejerciendo como director de orquesta y jugando sistemas, huyendo así de ese baloncesto anárquico que practicó meses atrás.UNA MONEDA AL AIRE

A pesar de que en las últimas citas están saliendo más caras que cruces, algo a lo que ha ayudado tener más descanso entre encuentros, la intermitencia de Baldwin sigue sin desaparecer por completo. Buena muestra de ello son sus dos últimas apariciones. Del partido contra el Manresa, en el que completó la mejor actuación de su carrera en ACB con 25 puntos (9/11 en tiros de campo), 9 asistencias, 3 robos y 41 créditos de valoración, pasó a la versión gris vista ante Unicaja, con 9 puntos (4/14 en tiros), 3 pérdidas y 1 de valoración. ¿Resultado? Victoria aplastante en el primer encuentro y duelo caótico y triunfo por la mínima en el segundo gracias a un error de Brizuela.

Que el exterior norteamericano haya obtenido una valoración por debajo de 5 créditos en 7 ocasiones esta temporada en ACB y por encima de los 20 en 8 encuentros habla de los continuos altibajos que ha vivido en su juego esta campaña. Con el pistoletazo de salida al play off cada vez más cerca, el baskonismo cruza los dedos para que el Wade Baldwin líder e intratable se imponga a su versión más desdibujada, ya que de ello dependerán en gran parte las opciones del conjunto gasteiztarra de retrasar sus vacaciones veraniegas.