- El cambio de ciclo que se intuía en el baloncesto español tras el final de la pasada temporada vuelve a estar seriamente en entredicho. El Barcelona de Mirotic y Saras, vigente campeón de Liga y Copa tras tumbar con autoridad en ambas finales a un Real Madrid de capa caída, emite señales titubeantes en este tramo de la temporada tan condicionado por la pandemia. Todo lo contrario que su eterno rival y el durísimo escollo al que esta noche se mide el Baskonia en su reencuentro con la competición tras dos semanas de parón ante la proliferación de positivos.
El conjunto blanco, actual líder de la ACB y que también depende de sí mismo para encaramarse a la cúspide de la máxima competición continental, se ha convertido en un grupo granítico al que prácticamente nadie es capaz de meter mano. Cuatro solitarias derrotas durante los últimos meses -los únicos verdugos han sido hasta ahora el propio Barcelona, el Olympiacos, el Unics y el Gran Canaria-, así lo atestiguan y ponen en alerta al Baskonia antes de competir en el WiZink Center.
La disminuida formación alavesa no solo luchará contra su propia falta de ritmo sino también frente al batallón más numeroso de esta Euroliga. Un opulento rival que podría presentar tres quintetos distintos, a cada cual más solvente, sin que el rendimiento colectivo se viese resentido lo más mínimo.
Cuando todo hacía indicar que unas de las épocas más lustrosas de su historia comenzaba a apagarse ante el progresivo envejecimiento de su vieja guardia (Llull, Rudy, Randolph...), el Real Madrid no solo se mantiene en la cresta de la ola sino que ya ha presentado su candidatura en todos los frentes.
Con dinero en el banco es más fácil reconstruir cualquier plantilla y en este sentido Pablo Laso puede sentirse un privilegiado. La inversión en fichajes en la Casa Blanca no tiene límites desde hace años pero ello no resta ni un ápice de mérito a la mano izquierda del técnico vitoriano para saber conducir un grupo tan numeroso y repleto de egos que en manos de otro podría ser una auténtica bomba de relojería.
Aquí radica la clave de la longeva etapa de quien fuera base del Baskonia en un banquillo tan estresante. El vitoriano ha transformado al Real Madrid en una insaciable máquina de ganar. Hace años lo hizo con un baloncesto alegre, vistoso y dinámico que pulverizaba los registros anotadores en cada partido. Hoy en día, en cambio, el interminable cuadro blanco abate a sus presas por una simple cuestión de asfixia.
A cualquier rival le resulta imposible mantener el aire ante un dragón de incontables cabezas que esgrime piezas hasta por triplicado en cada posición. Se trata de cocer el partido a fuego lento y esperar que el simple desequilibrio numérico imponga la lógica. Músculo, físico, centímetros y calidad a partes iguales dentro de una plantilla, la blanca, que en breve recibirá con los brazos abiertos a Gabriel Deck, el vigésimo primer jugador que el Madrid inscribirá en la presente edición continental. El regreso del racial alero argentino, un visto y no visto en la NBA tras su oscura etapa en Oklahoma, ilustra la voracidad merengue por recuperar el trono a nivel estatal y supone la guinda al pastel que implica disponer, por ejemplo, de la cuerda interior más poderosa del Viejo Continente.
El Tortuga se ha convertido en el último golpe de efecto de Florentino Pérez, con una chequera generosa para repatriar con anterioridad a otro poste dominante en Europa como Vincent Poirier, renovar a precio de oro a esa mole llamada Guerschon Yabusele, seducir a dos jugadores repudiados por el Barcelona (Thomas Heurtel y Adam Hanga) o disuadir a Walter Tavares de cruzar el charco con uno de los contratos más elevados a este lado del Atlántico.
Las pérdidas de la sección de baloncesto merengue volverán a situarse posiblemente cerca de los 30 millones de euros, pero el paraguas del fútbol tapa cualquiera agujero. El desenfreno en materia de gasto no queda ahí porque, según distintas informaciones surgidas en los últimos días, la próxima bomba que prepara el presidente blanco no es otra que Juancho Hernagómez, el enésimo jugador rebotado de la NBA que no está disfrutando de protagonismo en los Boston Celtics y con opciones de regresar a Europa a partir de la próxima temporada siempre que rebaje su caché.
Grandes jugadores que serían decisivos en otros lugares ven racionados al máximo los minutos sin levantar la voz en exceso
El argentino Gabriel Deck será el vigésimo primer jugador que el Real Madrid inscribe esta temporada en la Euroliga