El Baskonia visita esta tarde a un Anadolu Efes que, contra todo pronóstico, marcha undécimo de la Euroliga. Pese a contar con uno de los presupuestos más altos de la competición y acoger entre sus filas a, con permiso del barcelonista Nikola Mirotic, las dos estrellas más rutilantes del Viejo Continente, es una pequeña sombra del embaucador colectivo que alcanzó el cielo hace unos meses en Colonia.
El conjunto cervecero terminó proclamándose la pasada temporada campeón de la Euroliga tras un arranque al ralentí parecido al actual, pero da la sensación de que ahora está jugando peligrosamente con fuego y su posible reacción se está haciendo de rogar más de la cuenta. Hasta el punto de que tras sucumbir la semana pasada de mala manera en Múnich su entrenador, el díscolo Ergin Ataman, acusó a sus jugadores de practicar un baloncesto "vergonzoso".
El Baskonia tratará de pescar en río revuelto ante un anfitrión que ni siquiera está saliendo a flote pese a presumir de dos auténticos demonios en el perímetro como Shane Larkin y Vasilije Micic. Nadie atesora más pegada e instinto asesino en la Euroliga que el Efes gracias a la presencia de dos jugadores dotados de una munición despiadada y capaces de desatascar cualquier ataque a golpe de talento.
No hay antídoto que valga cuando deciden cambiar de ritmo y romper la cintura a sus pares en cualquier aclarado. Cuando no es canasta, Larkin y Micic disponen de una habilidad innata -y también el imprescindible respeto arbitral- para acudir a la línea del tiro libre con una asiduidad importante.
Ciertas debilidades
Sin embargo, el gatillo fácil de ambos combos no está resultando suficiente para que el vigente campeón transite por la actual edición continental sin graves sobresaltos, en buena medida por culpa de su escaso sacrificio defensivo -los turcos son el cuarto equipo que más puntos encajan- y la debilidad del juego interior.
La marcha de Sertac Sanli, un socio perfecto para el estadounidense y el serbio, se está dejando sentir más de la cuenta en las filas cerveceras ante la decreciente solidez de un Dunston entrado en años y la bisoñez del antiguo becado azulgrana Filip Petrusev, la pieza escogida por el Efes tras esfumarse la opción del australiano Jock Landale (Spurs).
El problema para el Baskonia radica en que el Efes puede resurgir en cualquier momento gracias al inagotable talento de su perímetro. Larkin está algo más comedido en el aspecto anotador que en campañas precedentes y apenas promedia 13,5 puntos, en parte por su discreto 32% de acierto desde la línea de tres con 21 aciertos de 65 intentos. Mucha más responsabilidad y efectividad ante el aro rival está teniendo Micic, actualmente el tercer máximo anotador de la Euroliga con 16,3 puntos, tan solo superado por Okobo y Mirotic.
Tras alcanzar la gloria en Colonia, todo hacía indicar que el ciclo de ambas estrellas en Estambul estaba más que cubierto y ambos probarían desafíos más ambiciosos. Sin embargo, el salto quedó a la postre pospuesto ante la sorpresa generalizada. Tanto Larkin como Micic resisten a este lado del Atlántico, eso sí con los bolsillos bien llenos gracias a sendos contratos faraónicos que, junto a Mirotic, les convierten en los jugadores mejor pagados en Europa.
Entre el mayúsculo esfuerzo económico del Anadolu Efes para retenerles y que las ofertas de la NBA no les convencieron en el plano deportivo, el exbaskonista y el balcánico han optado por echar raíces en la cosmopolita Estambul. Una inmejorable noticia para los buenos amantes del baloncesto, aunque no tanto para los rivales directos del combinado otomano.
En el caso de Micic, su renovación por tres temporadas más pilló con el pie cambiado a todo el mundo cuando se daba por descontada su marcha a los Thunder de Oklahoma -propietario de sus derechos en Estados Unidos- o incluso los Bulls de Chicago. Su agente Misko Raznatovic, que nunca da puntada sin hilo, no estuvo dispuesto a que uno de sus mejores clientes no gozara de un rol importante en alguna franquicia, tal y como sucedió en su día con Vassilis Spanoulis cuando pasó con más pena que gloria por los Rockets.
Larkin, por su parte, ya se llevó un mayúsculo desengaño en la temporada 2017-18 y la vuelta a la NBA ha dejado de ser una obsesión. Tras una campaña espectacular en Vitoria y la posterior guerra por sus servicios entre el Baskonia y el Barcelona en el derecho de tanteo, apenas entró en los planes de Brad Stevens en los Celtics y optó por regresar a Europa.
Desde entonces, el base nacido en Ohio siempre ha manifestado que tan solo regresará a la NBA cuando algún equipo apueste verdaderamente por él. "No volveré allí como tercer base. Si alguien pregunta sobre eso, ni siquiera vamos a contestar al teléfono". Más claro, agua.
El exazulgrana y el serbio continúan liderando a los cerveceros en ataque, pero esta vez sin un excelso porcentaje de acierto