A pesar de que su estancia en el Baskonia duró solo dos temporadas, Vincent Poirier es uno de los jugadores que mejor recuerdo ha dejado en Vitoria en los últimos años. Su ferocidad a la hora de machacar el aro y capturar rebotes, su poderío físico y su estética de tipo duro con barba y tatuajes contrastaban luego con su cercanía, complicidad y simpatía fuera de la cancha. La ovación que recibió el francés en su regreso al Buesa Arena con la camiseta del Real Madrid el pasado 31 de octubre tras dos años en la NBA es buena muestra del respeto que se le tiene en el Baskonia, que hoy volverá a sufrir en sus carnes a uno de los mejores interiores de la Euroliga. Antes de enfundarse el uniforme de campaña, Poirier repasa con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA su pasado en Vitoria y su presente en las filas del conjunto merengue.
Ha tenido un mejor comienzo que la pasada temporada, con mejores números y más regularidad. ¿Cómo se siente?
-Me encuentro genial. El ambiente en el equipo es excelente, estamos jugando bien y ganando muchos partidos, por lo que no se puede pedir más. La situación es diferente que el curso pasado, en el que acababa de llegar al equipo y necesitaba un tiempo para adaptarme a su juego y a los compañeros. Ahora estoy totalmente metido en la dinámica y me veo en mejor posición para ayudar y ser importante.
¿Le resulta complicado competir con un portento como Tavares?
-No, para nada, creo que todo lo contrario. Competir con uno de los mejores pívots de la Euroliga me empuja a ser mejor. Cuando uno juega bien el otro está obligado a dar más. Me tocó sufrirlo cuando jugué en el Baskonia y ahora es mi compañero de equipo, lo que es genial.
También coincidió en los Celtics con Tacko Fall (2,29 m), ¿se empieza a sentir pequeño?
-Sí (risas). Últimamente me ha tocado medirme con jugadores bastante altos, lo cual está bien, porque al no tener la ventaja de la altura me obligan a trabajar otras facetas diferentes de mi juego y no solo aprovechar el físico.
Hoy regresa al Buesa Arena, donde ya fue bien recibido el mes pasado. ¿Cómo vivió su vuelta?
-La disfruté mucho. Siempre es especial volver a un lugar en el que viví dos temporadas tan apasionantes. Siento mucho amor por la ciudad, por el Baskonia y por los aficionados. Me gustó poder reencontrarme con conocidos de mi etapa en Vitoria y tengo ganas de poder volver a saludarlos.
¿Qué recuerdo guarda de su paso por el Baskonia?
-Fueron dos años muy buenos para mí. En el primero hicimos un gran trabajo, competimos cada partido y nos hicimos fuertes en casa, logrando alcanzar la final de la ACB contra el Real Madrid. En el segundo, me quedo con lo que logramos en la Euroliga, peleamos con el CSKA hasta el final y nos quedamos a un paso de la Final Four, fue una pena. Me quedo con toda la experiencia en su conjunto y con la gente que conocí.
Tras ello, se marchó a la NBA, pero tuvo menos minutos de lo esperado. ¿Cómo lo vivió?
-La experiencia fue positiva, eso seguro. Tuve la oportunidad de enfrentarme a los mejores jugadores del mundo, conocí a mucha gente excelente y aprendí una manera diferente de trabajar y de cuidar el cuerpo. Por supuesto, no jugar fue duro, pero es parte del proceso. Hice todo lo que estaba en mi mano para intentar hacerme un hueco y trabajé muy duro. Me quedo con eso.
Pasó de ser uno de los pívots más poderosos de la Euroliga a llegar a una competición con interiores tan físicos o más que usted, ¿fue un gran cambio?
-Desde luego, tuve que adaptarme a un contexto totalmente diferente para mí: enfrentarme a pívots muy físicos, aclimatarme a una forma distinta de jugar baloncesto, aceptar un rol más secundario en el equipo... Tienes que estar muy concentrado para mantener el nivel de los compañeros y de los rivales. Creo que toda la experiencia me ha ayudado a que hoy en día sea mejor jugador que el que dejó el Baskonia hace dos años, o por lo menos más completo.
¿Era consciente de que su fichaje por el Madrid podía herir sensibilidades en Vitoria?
-Sí, sabía que no iba a sentar bien allí por la rivalidad que hay, pero creo que al final los aficionados entienden que los jugadores buscamos lo que es mejor para nosotros en cada momento y lo que nos va a permitir crecer como profesionales, sin pensar en los colores. En el Baskonia aprendí mucho, estuve a gusto, me enseñaron a ser mejor jugador y lo aprecio. Por eso, siempre que paso por Vitoria intento saludar a todos, estar disponible para los aficionados y ser lo más atento posible. La vida da muchas vueltas y nunca sabes qué puede deparar el futuro.
¿Suele hablar con Hanga, Heurtel y Causeur sobre el Baskonia?
-Sí, a veces hablamos de nuestra etapa allí. Cada uno estuvo en campañas diferentes y tuvo distintas experiencias, pero para los cuatro fue un momento importante de nuestra carrera, en el que pudimos demostrar nuestro talento.
También tienen en la plantilla a otro exbaskonista como Pablo Laso. ¿Qué opina del técnico?
-Es un gran entrenador y su trayectoria es prueba de ello. Si no fuera uno de los mejores técnicos de la Euroliga no habría estado tanto tiempo dirigiendo al Real Madrid y no habría logrado tantos títulos. Siempre quieres que te entrenen los mejores y Laso obviamente ha hecho historia aquí.
¿Qué les ha pedido para el encuentro de esta noche?
-Lo primero de todo, no confiarnos y estar concentrados. Es verdad que ganamos la última vez, pero el Baskonia ha cambiado, tiene un nuevo entrenador y sabemos que es un equipo que siempre compite, no va a ser nada fácil. Tenemos que pelear durante los cuarenta minutos.
¿Qué clase de partido espera?
-Siempre es complicado jugar contra el Baskonia en el Buesa Arena, lo sé de primera mano por el tiempo que estuve allí. Va a ser un equipo intenso, agresivo y el apoyo del público le va a dar mucha energía. Nosotros tenemos que mantener la calma y hacer nuestro juego.
¿Quiere aprovechar para mandar un mensaje a quienes le dieron una ovación en su anterior visita?
-No fue una sola ovación, estuvieron todo el partido animándome. Me gustaría darles las gracias a todos por el recibimiento, saben que los quiero y que siempre voy a ser un gran fan del club, un baskonista más. Tengo ganas de volverlos a ver. Que sigan aplaudiéndome, que sienta muy bien (risas).