- El ansiado regreso de Wade Baldwin al equipo tras su ausencia de los dos últimos partidos tras su reciente paternidad no tuvo el efecto deseado. El Baskonia siguió apagado. Fundido. De nuevo a oscuras y el base de New Jersey no pudo aportar la luz que de él se espera.
Sobón en exceso, abusando en exceso del bote y demasiado individualista, el base azulgrana fue incapaz de generar el juego que de él se espera y además se mostró extremadamente errático en el lanzamiento exterior.
Baldwin IV no tuvo ayer su día. Parece que la ausencia de las sesiones de trabajo en estos últimos días le han pasado factura y se le vio en muchas fases del partido fuera de lugar. Gris. Oscuro más bien fue su partido. Los 14 puntos con los que acabó el partido no ocultan su más que discreto partido. Lejos, muy lejos de lo que se espera de él.
A años luz de los bases del Armani Milán ayer. Mientras que el Chacho Rodríguez y Delaney eran capaces de generar juego y movían bien a su equipo, Baldwin se estrellaba una y otra vez contra la defensa del conjunto transalpino empeñado en hacer la guerra por su cuenta. En el Baskonia no se veían sistemas. El juego era espeso y la dirección baskonista se mostraba incapaz de aportar soluciones.
Mientras que el Armani Milán movía y movía el balón en ataque buscando las mejores opciones y al final conseguía tiros liberados, en el Baskonia no se veía fluidez por ningún lado. Cegados. Buena prueba de ello es que mientras que en el Baskonia sólo se dieron siete asistencias a lo largo del partido, los pupilos de Messina se fueron hasta las 17, diez más. Si las comparaciones son odiosas en este caso mucho más.
Baldwin recurría una y otra vez al uno contra uno. Él contra el mundo. Ahí sí que sacó a relucir su calidad. Reversos, paso atrás y canasta. Así llegaron la mayoría de sus puntos, en concreto 8 de 14. Eso sí, sus porcentajes fueron mucho más que discretos con un pobre 4 de 11 (36,3%).
Peor aún le fueron las cosas con el lanzamiento exterior. El director de juego norteamericano vivió este viernes una jornada para olvidar. Al igual que todo el equipo. Buena prueba de ello es que a falta de dos minutos para el final el equipo azulgrana firmaba un pésimo 2 de 24 en lanzamientos de tres, un 8,3%. El triple anotado por Fontecchio y el de Baldwin en ese tramo final dejaron este apartado de la estadística en un horrible 4 de 26. Este 15% confirma la tónica de los partidos precedentes en los que el lanzamiento exterior ha sido un auténtico lastre.
Baldwin no es ajeno a todo ello. Si no llega a ser por ese acierto a falta de siete segundos, su casillero se hubiera quedado a cero. El norteamericano, a los que sus pares flotaban descaradamente conscientes de su falta de acierto desde más allá de los 6,75 metros, había fallado sus seis primeros lanzamientos. Al final, acabó con 1 de 7 (14%). Insuficiente.