- Cuando el caprichoso azar emparejó hace semanas al Joventut y al TD Systems para protagonizar uno de los cuatro enfrentamientos de cuartos de final de la Copa, una sonrisa pícara iluminó el rostro de Víctor Manero. Se trata de un arquitecto catalán de 43 años convertido desde tiempos inmemoriales en un acérrimo seguidor de la Penya pero al que le unen lazos evidentes a la capital alavesa. No en vano, ha visitado el Buesa Arena en varias ocasiones y ha forjado en un pequeño pueblo de Burgos bonitas amistades con varios gasteiztarras para quien el Baskonia es una religión.

De hecho, el grupo de wasap de todos ellos -en el que también se encuentran hinchas del San Pablo Burgos- echa humo desde hace días. El partido entre azulgranas y verdinegros constituye un buen motivo para intercambiar las clásicas bromas. Antes del pistoletazo de salida a la Copa más desangelada que se recuerda, los piques sanos entre todos ellos ya están a la orden del día. Una rivalidad que devuelve a todos ellos al pasado cuando en la cancha de baloncesto de Cerezo de Río Tirón pugnaban por la condición de mejor triplista de la pandilla.

"Siempre he sido un forofo desde pequeño del Joventut. Estar viviendo cerca de Badalona te invita a ello. Aquí hay un gran ambiente de basket y luego en mi familia había gente de la Penya, con lo cual... De ahí viene mi afición", reconoce Víctor, testigo directo en su día de dos fases finales de la Copa en 2007 y 2010.

El favoritismo de cara al duelo de mañana corresponde, a su juicio, al Baskonia, aunque este verdinegro no pierde la esperanza de dar la sorpresa, tal y como sucedió en la edición de 2019 tras aquella portentosa exhibición de Laprovittola. "En nueve de cada diez partidos, el TD Systems ganaría. Eso sí, si tenemos la suerte de hacer un 60% en triples y tenemos un buen día, a lo mejor se produce el pequeño milagro. Ellos son un equipo de Euroliga", recuerda un aficionado que, tras la época de penurias vivida en estos últimos años por la Penya, se congratula por volver a divisar la silueta de un Joventut competitivo.

Socio del Joventut desde el 93, Víctor reconoce no haber perdido la ilusión pese a la travesía por el desierto vivida por un club al que la familia Grifols ha acudido al rescate en un momento donde bordeaba la desaparición. "Una vez vas a ver todos los partidos y tienes amigos, sigues al pie del cañón. Es duro que saques jugadores y se vayan a clubes punteros y otros que no lo son tanto. Hubo una época en que Ricky o Rudy fichaban por el Barça o el Real Madrid, pero también nos han quitado patrimonio el Murcia y el Obradoiro. Los nuevos dueños están consolidando un nuevo proyecto y volver a las Copas del Rey ya es una gran noticia en sí", reflexiona.

Si el Joventut de sus amores se despide de la Copa a las primeras de cambio, los lazos forjados en tierras alavesas motivan que este catalán tenga una clara preferencia a la hora de apostar por un campeón el domingo. "¿Cómo no me a caer bien el Baskonia? Desde siempre, por cercanía y por los amigos que tengo allí. Si nos elimina, no me quedará ninguna espinita clavada y querré que la gane. En Vitoria también se vive el baloncesto de una forma especial y eso me gusta", recalca Víctor, hastiado ya de presenciar el baloncesto por televisión y no en directo. "Vivo a diez minutos del Olímpico. Lo veo desde la ventana de casa y paso continuamente cuando entro y salgo de Badalona porque está al lado de la autopista. Es una pena no poder ir a los partidos", reza.

"Si la Penya cae mañana, no tendré ningún rencor y querré que el Baskonia levante la Copa del Rey"

"En el wasap del grupo que tengo con mis amigos de Vitoria han empezado las bromas"

Aficionado del Joventut