- La Copa del Rey, sea cual sea el resultado de su equipo, siempre es una fiesta para los seguidores del TD Systems Baskonia. El torneo del KO. se ha convertido a lo largo de los años en una fecha marcada en rojo en el calendario azulgrana, una especie de liturgia a la que cada temporada numerosos forofos acuden a rendir culto al baloncesto, orar por una buena actuación del Baskonia y, en seis ocasiones, levantar la Copa como si de un cáliz se tratara. Claro que algunos deben pedir después perdón por los pecados cometidos durante el poteo por las calles de la ciudad anfitriona al ritmo de la txaranga o en la fiesta posterior a las eliminatorias.
Este año, sin embargo, no será lo mismo. La situación de emergencia sanitaria debido al covid-19 obliga a que esta competición fetiche para el baskonismo deba disputarse a puerta cerrada y los aficionados no tengan ni siquiera la oportunidad de viajar junto al equipo a Madrid debido al cierre perimetral. Ha tenido que ocurrir una pandemia mundial para impedir el masivo desplazamiento de los seguidores baskonistas, que se han hecho notar incluso en las ediciones de la Copa del Rey en las que el conjunto gasteiztarra no ha estado presente, como es el caso de la Copa del año 2020, en la que el equipo de Perasovic no logró clasificarse, pero el color azulgrana inundó las calles de Málaga, o la de 2015, cuando no perdieron la oportunidad de disfrutar del clima de Las Palmas. DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha contactado con algunos de esos aficionados que, por desgracia, deberán esperar al menos un año más para poder volver a disfrutar del ambiente de una Copa del Rey.
Uno de los asiduos de la competición es Andoni Duque, que este año se perderá su primera Copa desde 1994, aunque su primera vez fue en 1992, en Granada. Eso sí, él no considera que lo de esta temporada vaya a ser una Copa del Rey. "Si la gana el Baskonia significará obtener un triunfo en un torneo importante, pero no en la Copa del Rey. Sin público es otra cosa diferente, tampoco le llamaría Liga a lo que ganó el año pasado", asegura. Andoni Duque es uno de los responsables del ambiente especial que se genera en esta competición temporada a temporada, ya que desde 1986 toca el trombón en la txaranga del Baskonia.
Para él será duro no poder vivir en directo el torneo de este curso, aunque no es la única fiesta de la que no ha podido disfrutar durante los últimos meses. "La txaranga no solo está en la Copa, está en todos los partidos del Buesa Arena y en muchas otras fiestas. Está siendo todo muy triste, no sé cómo se nos devolverá este año que hemos perdido", lamenta. Él ha podido vivir la evolución de la Copa del Rey a lo largo de los años: "Al principio eliminaban a un equipo y sus aficionados se iban. Ahora se quedan hasta el final del torneo. Se ha convertido en una fiesta de baloncesto".
De hecho, recuerda con especial cariño la Copa de 1994 en Sevilla, cuando se rompió la canasta y, mientras se solucionaba, todas las aficiones comenzaron a hacer una conga en la grada. "En ese momento se empezó a demostrar que lo más importante en la Copa es divertirse", explica. Este año echará mucho de menos reunirse con aficionados de otros equipos con los que ha establecido amistad gracias a este torneo. Eso sí, asegura que no faltará la cerveza de después del partido junto a ellos, aunque sea por videoconferencia.
Otra de las que difícilmente se pierde esta cita es Zuriñe Fuentes, socia del club desde los siete años. Para ella, la Copa del Rey "es como unas vacaciones", un viaje obligado cada temporada. Cada Copa ha sido diferente para Zuriñe, aunque si tiene que quedarse con una, se queda con la de Zaragoza de 2005, la primera vez que asistió a una Copa. "Aunque te encuentres con las mismas caras, cada edición es diferente. A mí me gusta más cuando se celebra en ciudades más pequeñas, se vuelcan mucho más.
En Madrid y en Barcelona las aficiones se dispersan y para la ciudad es un evento más de todos los que tiene al año", argumenta. La alavesa lleva "fatal" el baloncesto sin aficionados y sueña con recuperar pronto al menos la costumbre de reunirse con los amigos para "hablar, tomar algo y disfrutar del ambiente" antes de entrar en el Buesa Arena.
LA MAGIA DE LA KALEJIRA Uno de los momentos favoritos de la afición azulgrana y también de las del resto de equipos, que suelen sumarse a la fiesta, es la kalejira baskonista del sábado. Walter Lerch es uno de los encargados de organizarla desde la Copa del Rey de La Coruña, en 2016. En ese momento, la txaranga Fanfarre Biotzatarrak lidera la marea azulgrana, que canta, baila y ondea sus bufandas al ritmo de la música. "Es algo único, en ningún otro deporte se reúnen tantas aficiones en un mismo lugar", destaca Walter. Para él, hay dos fechas imperdibles cada año: la Copa del Rey y las Fiestas de La Blanca. "Ya fue una sensación muy rara que el pasado 4 de agosto no bajara Celedón, y voy a sentir algo similar cuando empiece la Copa y no esté allí. Será igual de duro que ver la subida de Celedón el día 9 de agosto y saber que hasta dentro de un año no vas a vivir algo igual", lamenta el periodista.
La kalejira es el momento favorito de John Ruiz de Arcaute y Jonan Calleja, que han ido juntos a las dos últimas Copas del Rey. Algunos aficionados se disfrazan, otros se pintan la cara y ellos dos, al igual que tantos otros, aprovechan para sacar del armario las albarcas y el traje de blusa, que mezclan con camiseta, bufandas y banderas del Baskonia. "No habíamos ido nunca, pero en 2019 vimos que quedaban cuatro entradas y, de manera improvisada, nos lanzamos y las cogimos. Lo disfrutamos tanto que el año pasado fuimos a Málaga aunque el Baskonia no se clasificó. Es algo que te engancha", afirma Jonan.
Ambos destacan la sintonía que hay entre todas las aficiones: "Hay muy buen rollo, aunque vayas sin conocer a nadie terminas hablando con todos y haciendo amigos de todos los lugares, vas sin vergüenza. También es una buena oportunidad de hacer turismo y conocer nuevas ciudades". Este año tocará verla por televisión. "La idea era seguirla en un bar, como la final de la ACB, pero sabiendo cómo están las cosas igual toca verla en el sofá con la familia", lamenta John. Eso sí, si el año que viene la Copa vuelve a la normalidad, "seguro" que allí estarán.
EL RESULTADO, LO DE MENOS Que el Baskonia lleve doce años sin alzar la Copa del Rey no ha desanimado, ni mucho menos, a los seguidores azulgranas. "Mi primera Copa fue la de Bilbao, el año siguiente a la última vez que ganamos el torneo. Desde entonces el equipo no ha vuelto a conseguirlo. Seguro que este año, que no podemos ir, ganamos", bromea Estíbaliz Iriarte. En su opinión, lo bonito de este torneo no es solo el baloncesto, sino todo el ambiente que se genera. "Siempre te encuentras con gente de otras ediciones con la que hablas y te tomas algo, aunque no sepas ni su nombre. El que va a una Copa del Rey, repite", afirma Estíbaliz, que tiene la esperanza de que el torneo vuelva a la normalidad el año que viene.
Jon Elguea también está en la misma línea: "Tengo casi un grupo de Whatsapp para cada Copa del Rey en la que he estado, con gente diferente. En La Coruña hicimos muchas amistades y luego ya en la Final Four de Berlín ese mismo año hicimos piña". Curiosamente, la Copa del Rey de la que guarda mejor recuerdo fue una en la que ni siquiera estuvo presente el Baskonia. "La de Gran Canaria fue una de las grandes Copas que he vivido, aún recuerdo la sensación de ir caminando con las abarcas por la playa. Tampoco me olvidaré de cuando los aficionados del Baskonia se pusieron a las cinco de la madrugada a simular una trainera en el suelo. Los basureros se unieron y crearon el río con las mangueras", relata.
Iñaki Larrea, conocido entre la afición baskonista como Lagartijo, sí que ha tenido la oportunidad de ver al Baskonia alzar el título de campeón de Copa, ya que ha asistido al torneo siempre que ha podido como miembro de la txaranga desde 1998, cuando se celebró en Valladolid. "La Copa del Rey es innegociable. No hace falta ni hablarlo, sabes que te vas a encontrar allí con los de siempre", asegura. A él le gusta ilustrar lo que significa este torneo con una anécdota que sucedió en Málaga: "Estábamos en un bar de los bajos del pabellón hablando varios tranquilamente cuando llegó un periodista de una radio local. Se puso a contar y estábamos aficionados de siete de los ocho equipos. Se quedó alucinado". A pesar de la consecución del campeonato de liga, que fue "una enorme alegría", Iñaki Larrea no está llevando bien el no poder animar al equipo. "Es una sensación muy triste, ojalá al menos estén los bares abiertos para la Copa. Si no, habrá que verlo en casa, hay que ser responsables", comenta.
UN PUNTO DE REUNIÓN La Copa del Rey también es una buena oportunidad para aquellos baskonistas que no residen en Vitoria y que no tienen la oportunidad de ir habitualmente al Buesa Arena. Ese es el caso de la malagueña Alba García, que actualmente se encuentra viviendo en Mallorca. Sin embargo, es seguidora acérrima del Baskonia desde que compartió vestuario en un equipo de baloncesto de Madrid con numerosas vitorianas. "Lo de los partidos a puerta cerrada no lo llevo tan mal porque aquí no hay ACB, pero va a ser duro no poder ir a la Copa. Para mí es la fiesta del año", lamenta. Desde su primera vez en la edición de Vitoria de 2017, Alba no ha fallado a su cita anual y este curso echará de menos a sus amigas. "Nos tendremos que conformar con juntarnos por videollamada", dice.
Para Gonzalo López, que lleva dos años viviendo en Irlanda, la Copa del Rey "es la mejor excusa para viajar y reunirse con los amigos", algo que, lamentablemente, no podrá hacer esta vez: "Desde 2008 no me he perdido ninguna. Antes de la de Gran Canaria me rompí el codo unos días antes de viajar, pero fui igualmente". Este año no quedará más remedio que disfrutarla desde el sofá de su casa en Dublín. "Aquí hemos estado mucho tiempo confinados, los partidos del Baskonia por la tele me han ayudado a amenizarlo, pero no es lo mismo que vivirlo en directo", admite. En cuanto suene el pitido inicial, Gonzalo se acordará de sus amigos "Javi, Iñigo, Ritu, Walter, Iker, Iparra y Arkaitz". Y es que lo que realmente hace especial la Copa del Rey para el baskonismo es vivirlo en compañía, ya sea junto a la familia, los amigos o un aficionado de Badalona de nombre desconocido, pero con misma pasión por el basket.
"Es muy triste no poder estar ahí para animar al Baskonia, pero hay que ser responsables con la situación"
Aficionado del Baskonia
"Es habitual encontrarte con aficionados de otras ediciones y tomar algo, aunque no sepas su nombre"
Aficionada del Baskonia
"Fuimos a nuestra primera Copa de forma improvisada y nos gustó tanto que repetimos, te engancha"
Aficionado del Baskonia
"La de Gran Canaria es una de las grandes Copas que he vivido, recuerdo ir por la playa con las abarcas"
Aficionado del Baskonia
"Hay muy buen rollo; aunque no conozcas a nadie siempre acabas hablando con todos y haciendo amistades"
Aficionado del Baskonia
"La Copa es la mejor excusa para salir de Dublín y ver a los amigos, este año se les va a echar en falta"
Aficionado del Baskonia
"Antes cuando eliminaban a un equipo la afición se iba; ahora se queda, ya que se ha convertido en una fiesta"
Aficionado del Baskonia
"Hay dos fechas imperdibles, La Blanca y la Copa; va a ser igual de triste que el pasado 4 de agosto"
Aficionado del Baskonia
"Cada edición es distinta, a mí me gusta cuando se celebra en ciudades pequeñas; se vuelcan más"
Aficionada del Baskonia
"Lo de la puerta cerrada no lo llevo mal, en Mallorca no hay ACB, pero va a ser duro no ir a la Copa del Rey"
Aficionada del Baskonia