Quizá sea una alegría que llegue demasiado tarde para reengancharse a la pelea por el Top 8. Puede que los daños hayan sido irreparables tras una infernal racha de derrotas en los últimos tiempos, pero el Baskonia aún se resiste a capitular en una Euroliga donde ha cedido excesivo terreno. La visita del Zalgiris al Buesa Arena sirvió, al menos, para devolver al equipo vitoriano algo de oxígeno en una frenética carrera donde ya hay codazos y golpes bajos en pos de la ascensión hacia la zona noble.