Por algo Dusko Ivanovic y, de paso, el TD Systems Baskonia pusieron tanto empeño el pasado verano para que bajo ningún concepto perdiera su taquilla en el vestuario del Buesa Arena tras unas farragosas negociaciones con un desenlace feliz. En su primera temporada como integrante azulgrana, Pierria Henry dejó muchas más luces que sombras siendo una pieza indispensable en la conquista del título liguero en la burbuja de Valencia.
Lo que todo el mundo barruntaba es que, ya aclimatado a la exigencia de un lugar donde no se renuncia a nada, su ascendencia dentro del equipo azulgrana podía ir claramente a más. Pues bien, esto es lo que está sucediendo en una segunda campaña donde, en efecto, se ha hecho por completo con las llaves de la dirección baskonista, posibilita que el talentoso Vildoza se desplace a la demarcación de dos durante muchos minutos y está dando incluso un plus en facetas donde disponía de un evidente margen de mejora como la lectura del juego o el control del tempo de los encuentros.
Del base estadounidense se habían puesto en tela de juicio muchas cosas desde su desembarco en Vitoria con un contrato de un único año más otros dos opcionales, pero son cada vez menos las voces críticas hacia el rendimiento de un jugador encaramado a lo más alto de los mejores pasadores en la Euroliga. Y es que Henry reparte más de siete asistencias por velada, el segundo mejor promedio de toda la competición tan solo por detrás de Alexey Shved (Khimki), que pese a su consabido individualismo se va hasta los 8,83 pases de canasta en cada una de sus apariciones.
El base nacido en Virginia Occidental, termómetro del TD Systems Baskonia para lo bueno y en ocasiones también para lo malo, figura por delante de especialistas en esta materia como Nick Calathes, Kevin Pangos, Kostas Sloukas, Lorenzo Brown, Vasilije Micic o Thomas Walkup. Antes de emigrar hacia los Denver Nuggets de la NBA, ni siquiera una máquina de suministrar balones de oro como Facundo Campazzo era capaz de mejorar los magníficos registros de Henry, similares a los alcanzados en su día por bases carismáticos de la historia azulgrana como Pablo Laso, Elmer Bennett o Pablo Prigioni.
En cuatro de las diez jornadas transcurridas hasta la fecha (Estrella Roja, Fenerbahce, Panathinaikos y recientemente Olympiacos), el timonel del Baskonia ha alcanzado o superado la decena de pases de canasta. Tan solo ante los rusos del Khimki y Zenit firmó unos guarismos discretos en este sentido, en parte por haber disputado 16 y 11 minutos, respectivamente, en sendas noches con poco protagonismo.
De lo que no hay duda es que los progresos de Henry respecto a la pasada temporada están siendo ostensibles. Aquel base que era una moneda al aire, capaz de efectuar la jugada más espectacular y también de incurrir en el error más grotesco en un final igualado, ha alcanzado ya un nivel de fiabilidad mucho más elevado. Su confianza es algo que perciben sus compañeros, casi siempre bien alimentados, y el propio Dusko Ivanovic, para quien el estadounidense ya se ha convertido en su prolongación sobre la pista con independencia de partir desde el cinco titular o hacerlo desde el banquillo.
No en vano, es capaz de desatascar cualquier encuentro a golpe de asistencias o merced a su notable pegada ante el aro rival con canastas de todos los colores. Su eficacia desde la línea del 6,75, eso sí, constituye posiblemente su asignatura pendiente con un acierto que apenas sobrepasa el raquítico 33% en la Euroliga.
Henry también se mantiene como un timonel diferencial gracias a su enorme envergadura y su imponente capacidad física, muy superiores a las de cualquier otro base de la Liga ACB y la Euroliga. Es el primero que trata de asfixiar la subida de balón y aprieta al máximo las líneas de pase en el perímetro del adversario alavés, sostenido siempre por un despliegue y un sacrificio muy difíciles de contemplar en otros jugadores estadounidenses.
En definitiva, un base que está encareciendo al máximo su continuidad en el Baskonia -su contrato expira el próximo 30 de junio- y poniendo los colmillos afilados a todos los gigantes del Viejo Continente, sabedores de que jugadores tan completos como Henry se cuentan hoy en día con los dedos de la mano a este lado del Atlántico. Claro que hasta ese momento todavía resta un mundo por jugarse.
Máximo asistente. Henry ha repartido 71 pases de canasta en diez jornadas. En cuatro de ellas ante el Estrella Roja, el Fenerbahce, el Panathinaikos y el Olympiacos alcanzó o superó la decena.
Segundo mejor promedio. Tan solo Alexey Shved, que pese a su individualismo logra 8,83 asistencias por encuentro, mejora los registros del timonel estadounidense del TD Systems Baskonia.
Progresos ostensibles. Henry está firmando esta temporada el doble de pases de canasta que durante la pasada edición continental. En el ejercicio 2019-20 apenas promedió 3,4 repartiendo un total de 85 en 25 partidos.