- Para abrir boca en la Euroliga, mordisco a uno de los favoritos y subidón de los grandes. La temporada no hace más que dar sus primeros coletazos, pero este Baskonia apunta muy alto e ilusiona tanto como en sus grandes épocas a la espera del anhelado escolta que coloque al plantel en otra dimensión para competir en todos los frentes.

Dusko Ivanovic ha construido un equipo granítico que disfruta en el barro y al que los partidos de trazos siderúrgicos le sientan como anillo al dedo. En la apertura de la máxima competición, la tropa alavesa desfiguró por completo el rostro de un Real Madrid sometido por los pesados grilletes locales e inoperante a más no poder ante el brutal despliegue físico de los boinas verdes liderados por el técnico nacido en Bijelo Polje.

Un triunfo de enorme prestigio aderezado con las incontables gotas de sudor en labores de contención y la punzante exhibición ofensiva de Pierria Henry, al que los contados espectadores presentes ayer en el Buesa Arena rindieron una merecida pleitesía al enfilar el camino del banquillo en los segundos finales. Con el partido en el alambre, apareció la majestuosa versión del estadounidense para decantar la balanza hacia un Baskonia más solvente, hambriento y entero en todas las facetas.

Bien secundado por Peters, el base de Virginia Occidental se convirtió en la punta de lanza de un anfitrión con sangre en los ojos y dispuesto a minimizar hasta límites insospechados al plantillón de Laso. Cuatro de cuatro entre Liga ACB y Euroliga para un grupo quizá sin la calidad de otros pero con un corazón que no entra en el pecho y al que su entrenador ha inoculado una fe que mueve montañas.

La extrema dificultad del desafío azulgrana quedó patente desde el salto inicial, aunque el Baskonia ni mucho menos se arredró ante la primera embestida merengue capitaneada por Carroll. Las defensas se impusieron a unos ataques excesivamente fallones y carentes de ideas. Con la seriedad que le abandera desde la vuelta de Ivanovic, el conjunto vitoriano trató de llevar el partido a un terreno pantanoso y presidido por un tanteador bajo. Posiblemente no haya otra manera de tumbar a uno de los colosos más y mejor armados de la Euroliga, cuya dureza física y mental puede llevarse por delante al más pintado tras lo visto en esta primera jornada.

Con menos fondo de armario que su rival pero el compromiso y el ardor defensivos habituales, el Baskonia recurrió a su medicina habitual para agarrarse a un partido poco estético y cicatero en cuanto a la anotación. Los malos porcentajes alaveses tuvieron como contrapunto las célebres toneladas de corazón y el consabido espíritu guerrero. Vildoza sostuvo el engranaje azulgrana con alguna genialidad en el cuarto inicial, pero hubo más. Peters también paseó su colmillo afilado en los minutos previos al intermedio para propiciar los mejores momentos azulgranas antes de que Henry alzara la voz en el epílogo.

Las estrellas merengues permanecieron difuminadas en un Buesa Arena que entró en combusión con la apoteósica exhibición final del indomable base de las rastas. A base de pico y pala, el gran mérito vitoriano consistió en hacer del Real Madrid un equipo más vulgar de lo habitual. Laso también tuvo que lamentar los problemas de faltas de Tavares y Thompkins dentro de una plantilla que con el paso del tiempo ha entrado en años de forma peligrosa y apenas se ha visto rejuvenecida más allá del fichaje de Abalde.

El Baskonia prolongó sus esperanzas de gloria en la segunda mitad pese a que apenas encontró referentes anotadores más allá de Peters y le sobró bastante precipitación en su intento de acelerar el juego en busca de transiciones rápidas. El carácter insuflado en los momentos difíciles por el siempre bregador Henry resultó imposible de cuantificar. Ocho puntos consecutivos del estadounidense, cuya arrebatadora atronadora personalidad engulló a Campazzo, sirvieron para dejar constancia de que es mucho más que un perro de presa. Ivanovic se jugó los momentos calientes sin los jóvenes en pista y devolvió a otro guerrero como Polonara al puesto de tres para elevar la temperatura física. Todo un acierto de un entrenador en el que reside gran parte del magnífico estado vitoriano. Queda un mundo por jugarse, pero el Baskonia oposita a grandes logros.

El estilo Dusko El Baskonia disfruta en el barro y los partidos de trazos siderúrgicos como el de ayer le sientan como anillo al dedo. El equipo vitoriano maniató por completo a las grandes figuras de Laso y construyó una victoria de enorme prestigio gracias una vez más al ardor y al compromiso en labores de contención.

Y de repente Henry Peters fue el sostén anotador azulgrana durante casi toda la velada hasta que en el epílogo irrumpió un majestuoso Henry a la hora de hundir en la miseria al Real Madrid. Con el partido en el alambre, el base de Virginia Occidental se desató con una exhibición ofensiva jamás vista por estos lares.