Vitoria - Cuando un equipo no anda sobrado de talento ofensivo, y este Kirolbet Baskonia no puede presumir de facilidad para conseguir canastas, la única manera de ser competitivo pasa por alcanzar la excelencia en el plano defensivo y a esa tarea se aplicó Dusko Ivanovic desde su llegada. Con días peores y otros mejores, el equipo ha tenido la fe en esa religión implantada por el montenegrino y la mejoría en los resultados ha venido por un trabajo atrás agobiante para sus rivales. El más claro ejemplo lo representa el duelo ayer con el Iberostar Tenerife, que, tras un buen arranque en unos compases iniciales en los que pudo jugar muy cómodo, se difuminó por completo cuando la segunda unidad azulgrana incrementó en varios grados la intensidad sobre el parqué del Buesa Arena.
La tibieza defensiva del Baskonia fue la gran protagonista en un arranque en el que Marcelinho Huertas campó a sus anchas para alimentar a Giorgi Shermadini. Un parcial inicial de 6-16 cuando apenas habían transcurrido cinco minutos de juego condujo a los primeros cambios, con la entrada en pista de una segunda unidad compuesta por Pierria Henry, Zoran Dragic, Shavon Shields, Achille Polonara e Ilimane Diop. Entre el base y el pívot atosigaron a Huertas con una exhibición de potencia física e impidieron que el brasileño desarrollara el juego de bloqueo y continuación que tan bien maneja. Ahogado el cerebro, se frenó en seco también al pívot georgiano, bien parado por las ayudas desde el lado débil. Una defensa muy agresiva sobre el balón y una gran atención también sobre la línea de pase que condujeron a varias recuperaciones para un primer parcial 10-0 que igualaba el marcador y un 25-5 hasta que Diop regresó al banquillo que ya dejó encarrilado el partido.
El senegalés dio ayer un auténtico recital en las dos partes de la cancha. Para el estilo de defensa que propugna Ivanovic, con el cinco saliendo muy lejos de la canasta para lanzar el trap sobre el base rival, su velocidad de movimientos es fundamental porque le permite recuperar la posición con rapidez. La sensación de dominio fue apabullante, echando el candado al aro propio y también haciendo una aportación brillante en el ataque. No en vano, en apenas veinte minutos en cancha se fue hasta los 14 puntos, 7 rebotes, 3 recuperaciones y 1 tapón, con 19 de valoración y un diferencial favorable de 25 puntos con él en juego. Una auténtica barbaridad que se viene a sumar a su excelente nivel mostrado en los últimos partidos.
Con Diop como comandante y una sensacional labor de Henry sobre Huertas -se encontraba aquejado de molestias en la espalda y el base azulgrana le aplicó una dureza especial-, el Baskonia, abrazado a la religión de la defensa, se fue despegando en el marcador ante un Tenerife que se apagó por completo desde el final del primer cuarto y hasta bien entrado el último.