vitoria - Las cesiones de sus jóvenes promesas han sido una constante en el seno del Baskonia a lo largo de la historia. Incontables han sido los casos de jugadores imberbes que en su día tuvieron que foguearse lejos de Vitoria antes de reintegrarse a la disciplina azulgrana lo suficientemente maduros como para brindar un rendimiento óptimo. La brutal exigencia de la ACB y la Euroliga no permite casi nunca la posibilidad de hacerles hueco en el primer equipo, de ahí la imperiosa necesidad de que completen su proceso de formación a muchos kilómetros de distancia y, a poder ser, en conjuntos donde dispongan de un rol importante. Únicamente a base de disputar minutos de calidad crecerán con garantías para, llegado el caso, ser piezas de utilidad en un inquilino del Buesa Arena obligado a reinventarse todos los veranos con el fin de mantenerse en la élite de la canasta.
Dado que el Baskonia tan solo dispone ya de un filial en la Liga EBA tras permutar el pasado verano su plaza en LEB Plata con el Círculo Gijón y sus promesas no podían estancarse en una competición que ni siquiera es profesional, sus rectores estimaron que el destino ideal debía estar en el extranjero. Concretamente en clubes modestos que les permitieran estar cerca de casa, facilitaran una buena integración y donde carecieran de excesiva competencia a la hora de luchar por minutos.
Tadas Sedekerskis, Arturs Kurucs, Sander Raieste y Jurij Macura, todos ellos con la valiosa condición de jugadores de formación, centran las esperanzas de futuro de un Baskonia que también tiene dentro de su cantera a un sinfín de becados. La necesidad de que alguna de estas promesas pase a engrosar el primer equipo resulta incuestionable, si bien lo ideal sería que no militasen en el Baskonia tan solo como meros rellenos en el fondo del banquillo. El alero lituano ya sufrió en sus carnes el ostracismo de Sito Alonso en la temporada 2016-17, al igual que Rinalds Malmanis (2017-18) o Miguel González de un tiempo a esta parte. Solo Ilimane Diop se ha asentado desde hace más de lustro como una pieza útil en la rotación azulgrana.
cierto individualismo Pues bien, el papel que sus promesas vienen desplegando esta temporada lejos de Vitoria no está siendo todo lo fructífero que la entidad alavesa desearía. A nivel estadístico, quien ha conseguido brillar por encima del resto es Arturs Kurucs, un base-escolta de 1,90 metros y 20 años eclipsado por la fama de su hermano Rodions, actualmente en los Brooklyn Nets de la NBA, que posee muchas papeletas para formar parte del proyecto azulgrana en el ejercicio 2020-21. Y es que la buena progresión del letón cedido al VEF Riga hace pensar que el Baskonia podría otorgarle en el futuro el rol del que Sergi García dispone hoy en día a las órdenes de Dusko Ivanovic.
Tanto en la Latvian-Estonian Basketball League como en la Champions de la FIBA, de la que su equipo ya ha quedado eliminado tras ganar únicamente uno de los catorce partidos de la fase inicial, el pequeño de los Kurucs está firmando buenos números. El técnico Janis Gailitis le ha concedido las llaves del equipo al timonel propiedad del Baskonia, que eso sí aún necesita pulir sus errores y estabilizar un juego propenso, en ocasiones, al individualismo y la anarquía. Su promedio de asistencias no es muy elevado y las pérdidas también le lastran durante los partidos, pero dispone de tiempo para aprender a controlarse.
En el caso de Sedekerskis, que en breve iniciará el asalto a la Copa lituana con el Neptunas, su ansiada reivindicación se sigue resistiendo un año más. Al igual que Kurucs, también fue eliminado a las primeras de cambio en la Champions de la FIBA pese a que en su caso consiguió seis victorias en catorce jornadas. Sus estadísticas en una liga menor como la lituana no permiten deducir que esté aprovechando la vuelta a su país natal para dar un puñetazo en la mesa y hacerse un hueco en el Baskonia del futuro.
Macura y Raieste están siendo figuras más residuales si cabe en sus respectivos equipos. El poste esloveno, que compite en el Mega Bemax propiedad del poderoso agente Misko Raznatovic, ha participado en trece de los diecinueve partidos de la Liga Adriática y dispone de minutos con cuentagotas. En el caso del ala-pívot estonio, prestado al BC Kalev/Cramo, su entrenador Robert Stelmahers tampoco le dispensa una excesiva confianza pese a que tan solo se ha perdido uno de los diecisiete compromisos de la exigente Liga Báltica.
El gigante Jonas Paukste y Daniel Bordignon, otros dos interiores cedidos por el Baskonia al Bodegas Rioja Vega e Igualatorio Cantabria Estela, respetivamente, tampoco han firmado excelsas actuaciones en la cada vez más devaluada LEB Plata.
Tadas Sedekerskis. El alero lituano del Neptunas, a sus 22 años el rostro más conocido para el aficionado baskonista, promedia 8,4 puntos y 5,5 rebotes en la liga lituana. En la Champions de la FIBA, de la que ya está eliminado, consiguió 4,6 tantos y 3,6 rechaces en 14 duelos.
Arturs Kurucs. Base letón de 20 años que aporta al VEF Riga 14,7 puntos y 2,9 asistencias en la Latvian-Estonian Basketball League. En la Champions logró de media 10,6 tantos y 1,6 pases de canasta en la primera fase.
Jurij Macura. Pívot esloveno de 20 años que ha disputado 13 de 19 encuentros con el Mega Bemax de Misko Raznatovic en la Liga Adriática. Dado que apenas cuenta para el técnico Dejan Milojevic, promedia tan solo 2,4 puntos y 0,4 rebotes.
Sander Raieste. Ala-pívot estonio de 20 años que suma 3,8 puntos y 2,4 rebotes en el BC Kalev/Cramo de la VTB League.
Daniel Bordignon. 5,2 puntos y 3,8 rebotes en 12 partidos con el Igualatario Cantabria Estela de LEB Plata. El pívot brasileño de 24 años ha sufrido graves lesiones en la espalda y rodilla que han frenado su progresión.
Jonas Paukste. Gigante lituano de una notable altura (2,21 metros) que promedia 4,5 puntos y 3,4 rebotes en la categoría de bronce del basket estatal con el Bodegas Rioja Vega.