vitoria - Desde 2014 no se llevaba ninguna alegría a la boca y se le negaba sistemáticamente la gloria en las finales. Su maleficio llegó este pasado domingo a su fin, eso sí en una competición menor como la Copa Intercontinental de la FIBA. Marcelinho Huertas volvió a saborear hace unas horas las mieles de un título. Lo hizo con la camiseta del Iberostar Tenerife, verdugo de un Virtus Bolonia con el que el cuadro aurinegro saldó su deuda pendiente tras caer en mayo del año pasado en la final de la Basketball Champions League, la competición puesta en marcha con poco éxito por parte del máximo organismo de la canasta con el fin de competir con la Euroliga.

Con independencia de la mayor o menor enjundia de la competición, Huertas puso de relieve en la final ante los italianos (80-72) celebrada en La Laguna que a sus 36 años de edad todavía tiene cuerda para rato. Hay más de uno en Vitoria que hoy en día se arrepiente de su marcha del Baskonia este pasado verano, momento en que existía una creencia generalizada dentro del club acerca de que su ciclo se había agotado y era necesario liberar una de las fichas más elevadas de la plantilla azulgrana.

Pues bien, el oficio, el saber estar y el baloncesto cerebral del paulista le hubiese venido a buen seguro de perlas al equipo vitoriano en esta temporada donde su timón ha sido víctima de toda clase de desgracias. Huertas fue distinguido con el premio al jugador más valioso tras firmar una gran estadística (23 puntos, 6 rebotes y 3 asistencias). Su volumen de pases de canasta no fue tan fructífero como en jornadas precedentes, pero se convirtió en el líder que necesitaba el Iberostar para despachar a un Virtus con rostros para nada desconocidos. No en vano, fue Milos Teodosic quien quedó en evidencia ante la fortaleza mental de un exbaskonista que se sobrepuso a un adverso arranque.

Y es que Huertas erró sus siete primeros tiros de campo en los seis minutos iniciales, algo que en condiciones normales hubiese sacado de quicio a cualquier jugador. El brasileño, sin embargo, atesora una dilatada experiencia en su carrera como para venirse abajo así como así. Tras su paso por el banquillo, lideró al Iberostar con 15 puntos en el tercer cuarto.

"El último título fue en 2014 con el Barça, ¿no? Pero lo importante es seguir compitiendo y con ilusión, pensando que para ganar las finales hay que jugarlas, y el camino es muy largo. A veces hay que pensar en que ser subcampeón o tercero tampoco es tan malo. Debemos fijarnos en el trabajo que se hace, y en nuestro caso se demuestra que podemos ir a más y que el equipo tiene ganas", confesó Huertas, cuya célebre conexión con Shermadini en el bloqueo y continuación ha despertado la admiración de todos los entendidos del baloncesto. El interior georgiano está firmando los mejores números de su carrera gracias a los pases de fantasía y la primorosa visión de uno de los iconos del Baskonia, que aún aspira a seguir compitiendo dos o tres campañas al máximo nivel. - O. San Martín