vitoria - Es la gran pesadilla en la historia reciente del Baskonia. A Nando de Colo siempre se le caen los puntos de los bolsillos. Su veneno ofensivo carece de parangón en esta Euroliga donde se cuentan con los dedos de la mano los exteriores realmente desequilibrantes. Pese a sus 32 años, no se adivina ningún declive en su carrera. Nadie obvia que atesora el talento suficiente como para aniquilar a cualquiera, pero últimamente le ha cogido ojeriza al equipo vitoriano. La pasada temporada, cuando todavía vestía la elástica del CSKA, se interpuso en el sueño azulgrana de tomar parte en su Final Four celebrada en el Buesa. El elegante escolta francés sumó 28 y 27 puntos en el tercer y cuarto partido del Top 8, respectivamente, desnivelando así una eliminatoria que había regresado de Moscú con empate a una victoria.

Si el Baskonia creía que este anotador compulsivo había quedado saciado con dichas exhibiciones, estaba equivocado. En el partido de ida del pasado 17 de octubre en Estambul, ya en las filas de un Fenerbahce que necesitaba un killer para cubrir la vacante dejada por Guduric y le arrancó a golpe de talonario de la capital rusa, Nando de Colo causó una nueva masacre. En una noche donde estuvo desatado y sin que ninguno de sus tibios defensores le inquietara lo más mínimo, se fue hasta los 39 puntos con unos porcentajes de ensueño. Esa marca supuso su récord anotador desde que compite en la Euroliga, un título que ha izado en dos ocasiones con el CSKA (2016 y 2019).

Pues bien, De Colo regresa hoy al lugar de uno de sus últimos crímenes a nivel deportivo donde alcanzó el cielo hace meses bajo la batuta de Dimitris Itoudis. El Baskonia necesita encontrar hoy antídotos contra un genio de la canasta que para más inri aterriza con la muñeca caliente. Así se deduce de los 32 tantos que le endosó la semana pasada al Olympiacos, otra ilustre víctima de un jugador con una magia especial. Y es que el talento sobrenatural de De Colo está siendo de lo poco salvable en la tétrica temporada que está protagonizando el Fenerbahce, uno de los rivales directos en pos del Top 8 ante el que el Baskonia abre sin margen de error la segunda vuelta de la Euroliga.

sloukas, baja Se enfrentan dos equipos muy necesitados que son reos de los pecados cometidos en una decepcionante primera vuelta que ha comprometido su presencia en los cruces. Si el Kirolbet se halla lejos de las expectativas iniciales, no hay duda de que el grupo de Obradovic se ha convertido en la gran decepción de la presente Euroliga. Pese a su astronómico presupuesto, atesora una victoria menos que los vitorianos y la posibilidad de que inicie una escalada en la tabla no se vislumbra sencilla pese a los recientes fichajes de Malcolm Thomas y James Nunnally.

Si bien el Fenerbahce ha demostrado este curso una debilidad inesperada, la velada será de una complejidad máxima para un Baskonia obligado a olvidar el varapalo de su ausencia de la Copa y repetir los muchos minutos de calidad protagonizados ante el Barcelona en su última comparecencia continental. Luca Vildoza volverá a causar baja en el timón debido a sus problemas en el hombro, pero Youssoupha Fall será por contra de la partida tras el golpe en el gemelo recibido en el infausto compromiso frente al Manresa.

La presencia del gigante senegalés puede ser vital ante el debilitado juego interior del Fenerbahce. Y es que Obradovic no podrá contar hoy con Vesely, que si bien ya ha comenzado a entrenar tras superar sus problemas crónicos en la rodilla todavía carece de ritmo de competición, ni Duverioglu, aquejado de una lesión en el tobillo. Sin embargo, la baja más sensible para el técnico nacido en Cacak será la de Sloukas debido a un proceso vírico que le ha impedido ejercitarse con sus compañeros durante esta semana. Sin el concurso del griego, la responsabilidad de llevar el timón turco correrá a cargo de Westermann.

Pese a la discreta trayectoria del gigante otomano, no hay motivos para la tranquilidad. Al margen de la pegada de De Colo, el Fenerbahce cuenta con otras individualidades a tener en cuenta como Kalinic o Datome. En la expedición visitante también figuró Lauvergne, que estaba apartado de la dinámica del oponente baskonista.