Vitoria - Al tratarse de un desconocido para la gran mayoría, su desembarco ya despertó el pasado verano cierto recelo entre los aficionados. Quien aguardara un fichaje algo más mediático para oxigenar a Toko Shengelia en el puesto de cuatro estaba completamente equivocado.

Entre que la caja del Buesa Arena no estaba para generosos dispendios, el mercado no ofrecía grandes alternativas y tampoco existía el más mínimo interés por parte de las altas esferas azulgranas de discutir la jerarquía de un georgiano convertido desde hace varios años en el líder espiritual del Baskonia, fue un jugador de perfil bajo como Achille Polonara quien aterrizó en la recta final del mercado estival en Vitoria.

A medida que transcurre la temporada, el ala-pívot italiano está cayendo en el más absoluto de los olvidos y se ha convertido ya en una pieza residual para Perasovic. Casi se encuentra al mismo nivel que jóvenes como Miguel González, Lautaro López o Ajdin Penava a los que aguarda un porvenir de lo más negro en esta temporada si no cambian mucho las cosas.

Tras dejar algunos destellos en sus primeras apariciones, el preparador croata apenas recurre a sus servicios a la hora de aliviar la desmedida carga de minutos de Shengelia. El de Polonara es un ostracismo que se ha recrudecido con el transcurrir del curso.

De hecho, no jugó ningún segundo en el último compromiso continental ante el Estrella Roja. En el Stark Arena de Belgrado vio cómo Diop actuó de forma circunstancial como cuatro cuando el capitán enfiló el camino hacia el banquillo para tomarse un respiro. Este domingo también dispuso de otra limitada ración en cuanto a minutos pese a que la visita al inofensivo Murcia discurrió a partir del intermedio por unos cauces extremadamente favorables.

La debacle acontecida durante la campaña pasada ante el Zaragoza ya puso de manifiesto la imperiosa necesidad de dosificar esfuerzos con el fin de mantener la frescura, pero Perasovic no se aleja un milímetro de un plan que tiene sus detractores y genera cierta controversia entre la masa social.

El técnico croata tan solo piensa a corto plazo, debe cumplir unos objetivos que pasan irremediablemente por sumar un buen número de victorias a lo largo de estos meses y nunca se distingue por sus concesiones a la galería. Sin embargo, la decisión de excluir de la rotación interior a Polonara o las promesas de la cantera hasta en partidos de guante blanco carece de cualquier tipo de lógica.

Mientras Shengelia supera ya la barrera de los 30 minutos de media en ACB y Euroliga, el italiano dispone de un peso cada vez más testimonial. Es un puesto de contrastes evidentes. Por si ello fuera poco, el de Ancona tampoco está consiguiendo reivindicarse cada vez que recibe alguna oportunidad. Acostumbrado en su carrera a disponer de un rol más importante en equipos modestos, su falta de confianza y su inseguridad se dejan sentir sobre la cancha. - O. San Martín