vitoria - De lo poco salvable en este inquietante arranque de temporada en el Baskonia es un Pierria Henry que está confirmando las elevadas expectativas generadas por su fichaje en el pasado mercado estival. Tan solo Shengelia disputa más minutos de media que el base estadounidense, obligado a multiplicarse en la dirección tras la grave lesión de Granger y los problemas físicos de Vildoza en su hombro derecho.
Con sus lagunas de concentración y también sus imperfecciones, entre las que figura no ser un base a la vieja usanza y con habilidad para hacer mejores a sus compañeros al ser más anotador que organizador, no cabe duda de que hasta la fecha es la apuesta más fiable de las cinco acometidas por la entidad vitoriana. Perasovic continúa pendiente de que Fall, Eric o Stauskas escapen de la mediocridad y se reivindiquen con actuaciones más solventes, pero en el caso de Henry no hay titubeos ni retrasos de ningún tipo en cuanto a su perfecto encaje y acoplamiento a un Baskonia demasiado inestable del que ya se ha convertido en un pilar indiscutible.
Mientras las dos torres apenas se dejan sentir en un juego interior bajo mínimos o el tirador canadiense se mantiene en un sospechoso limbo, el rendimiento de Henry describe una marcada línea ascendente desde el inicio de la temporada. Perasovic le ha concedido todos los galones al frente del timón, puede compartir minutos en pista con Vildoza desplazado al dos y su exuberancia física constituye un lujo del que no puede prescindir en este instante un preparador croata deseoso de marcar un elevado ritmo de juego y apretar las tuercas al base rival desde que prácticamente pone el balón en juego.
Su portentosa exhibición ante el Real Betis, partido en el que Henry firmó 21 puntos, 8 rebotes y 6 asistencias, rescató al Baskonia para dejar atrás una negativa racha de cuatro derrota consecutivas. Lo más llamativo de su superlativa actuación fue el pletórico acierto desde la línea de tres en un último cuarto donde embocó cuatro triples de cinco intentos. Hasta ahora había exhibido básicamente las fortalezas de ser un timonel volcánico, imponente en lo físico y tremendamente vertical que penetra hacia dentro con una potencia imparable o propicia un sinfín de recuperaciones gracias a su rapidez a la hora de meter manos en cualquier situación defensiva.
Su repertorio, eso sí, era incompleto hasta el desembarco de un modesto como el Real Betis en el Buesa Arena. Le faltaba prodigarse con más ahínco y acierto en una faceta que nunca ha sido el punto fuerte durante su carrera. Si algo conocen todos los técnicos que se miden a Henry son sus serias dudas a anotar desde el 6,75 y, en muchas ocasiones, simplemente lanzar a canasta. Debe verse muy liberado para armar el brazo porque su miedo al error siempre merodea en ese preciso instante donde está de frente al aro y sin ningún brazo en alto que le nuble la vista.
porcentajes muy bajos Curro Segura decidió morir flotándole una y otra vez tanto a él como a Shields. Sipahi, el veterano Oliver o cualquier exterior encargado de su defensa tenían el firme encargo de concederle dos-tres metros y pasar siempre por detrás todos los bloqueos del pívot. Henry titubeó en numerosas ocasiones pese al murmullo de la grada instándole a que lanzara. En un momento del tercer cuarto, Perasovic se acercó al base nacido en Virginia. Tal y como confirmó al término del choque, el técnico croata le recomendó que ejecutara la suspensión con independencia de que el aro repeliera sus tiros.
El mensaje debió calar hondo en el base baskonista, que salió decidido en el último cuarto a capear el peligroso temporal con una eficacia pocas veces apreciada en un partido. Su carta de tiro fue, a la postre, de cinco triples en diez intentos, pero cuatro de ellos encontraron el camino del aro en momentos cruciales que permitieron no solo enjugar la desventaja en el marcador sino también hacer más grande la herida del modesto forastero andaluz.
De lo que no hay duda es que este tipo de planteamientos no son fruto de la casualidad en la pizarra rival. Hay un concienzudo trabajo de scouting detrás y la táctica tiene visos de reeditarse más adelante teniendo en cuenta sus bajos porcentajes de acierto. Hasta la llegada del Betis, Henry había anotado solo tres de los quince triples que había intentado en los siete duelos anteriores entre ACB y Euroliga. Una tarjeta impropia de un exterior de su nivel que en el verano estuvo en el punto de mira de grandes transatlánticos. El norteamericano ha entrado con buen pie en Vitoria, pero necesitará afianzarse y acreditar en el futuro un mejor conocimiento del juego en los partidos cerrados y de la máxima complejidad que a buen seguro aguardan al Baskonia.
Segundo más usado. Tan solo Shengelia disputa más minutos de media que el norteamericano, obligado a multiplicarse en la dirección ante la grave lesión de Granger y los problemas de Vildoza en el hombro. En este sentido, su paulatino desgaste puede ser preocupante de cara al futuro teniendo en cuenta que Perasovic ya ha explicado que el Baskonia no fichará otro base.
Estilo vertical y volcánico. En estos albores de curso ya ha dejado constancia de sus virtudes, entre las que se encuentra su capacidad para imprimir un alto ritmo, morder en defensa y apretar las clavijas al base rival con una presión extenuante. En ocasiones malvive para hacer mejores a sus compañeros al ser un base más anotador que creador.
Polivalencia. También puede compartir muchos minutos en pista con un Vildoza desplazado en este caso al puesto de ‘dos’.