Vitoria - El barco baskonista amenazaba deriva en medio de una tormenta en la que circulaba con las luces apagadas e incapaz por completo de encontrar el camino hacia la canasta de un Betis que le había tendido una emboscada que le funcionaba a la perfección. En el último descanso entre el tercer y el último cuarto, al ver el atasco de su equipo y la falta de espacios para el ataque en estático, Velimir Perasovic dio un golpe de timón -situar al mismo tiempo sobre el parqué a dos cuatros móviles que abrieron espacios dentro de la zona, decisión táctica a la que se le unió un acierto tremendo en el triple con siete lanzamientos anotados- con el que sacó la nave del atolladero en el que se encontraba para acabar llegando, a pesar del sufrimiento de los primeros treinta minutos, a buen puerto. Un final victorioso feliz que, por otra parte, no debe ocultar los problemas de este equipo, que a lo largo de los tres primeros cuartos se estuvo chocando de cabeza contra una pared como ya le había ocurrido en las últimas comparecencias.

Que el Kirolbet tiene un problema de espacios por la tendencia de muchos de sus jugadores a irse hacia la zona es evidente, lo que unido a unos porcentajes exteriores muy bajos ha sido aprovechado por sus rivales en sus planteamientos para colapsar la pintura. Y eso mismo hizo ayer Curro Segura a lo largo de tres cuartos iniciales en los que los azulgranas conseguían anotar con muchos problemas y casi siempre a través de soluciones individuales.

Estaba ya el partido cuesta arriba a falta de solo un período para la conclusión cuando Perasovic decidió apostar por una alternativa que no había utilizado hasta la fecha, dando entrada a Achille Polonara para hacer pareja interior con Tornike Shengelia. Dos cuatros sobre el parqué al mismo tiempo, sin un pívot como referencia dentro de la zona ejerciendo de tapón. Una solución táctica que oxigenó el ataque y generó muchos espacios, aunque lo verdaderamente clave fue que, por fin, apareció el acierto en el lanzamiento exterior que al equipo se le venía negando.

Fueron siete triples casi consecutivos cuando con anterioridad solo se habían conseguido anotar seis y se venía de unos cuantos partidos con porcentajes muy bajos desde el arco exterior. Un arma que sirvió para contrarrestar a un Betis que había optado por ceder descaradamente el tiro al Baskonia, especialmente a un Pierria Henry que en el transcurso del partido tuvo un cambio importante de mentalidad. Y es que Perasovic le quitó de encima de un plumazo esas dudas que tiene siempre que tiene espacio para el lanzamiento y le exhortó a tirar en esas situaciones. Así, en el aspecto del juego que peor maneja, en el período final se fue hasta los cuatro triples anotados y se convirtió junto a Shengelia y Polonara en el único baskonista en anotar en ese demoledor parcial final que condujo a los vitorianos a anotar 32 puntos.