Las perspectivas con las que amanece la llegada de un gigante no son nada halagüeñas para el Baskonia, pero antes del salto inicial nunca conviene darse por vencido de antemano ni tampoco afrontar cualquier velada con miedos a todas luces perniciosos. El deporte profesional está hecho para romper mitos y desafiar a los colosos. Es la mejor actitud que puede adoptar esta noche el Kirolbet para que el CSKA no imponga la lógica en el Buesa Arena, una cancha donde ya no debería escaparse ninguna victoria más en aras de que el equipo vitoriano siga manteniendo vivo el sueño cada vez más complicado del Top 8.
El grave problema es que hoy aterriza en la cancha de Zurbano uno de los ogros más inaccesibles de la Euroliga, sin temor a equívocos el equipo dotado de mayor munición ofensiva en toda la Euroliga y una máquina de hacer baloncesto que acostumbra a disparar sus dígitos ofensivos hasta unos límites asombrosos. El CSKA, el club con alrededor de 40 millones de presupuesto que en la última década tan solo ha podido izar un solitario título en 2016, constituye una amenaza latente para este Kirolbet que en los enfrentamientos ante los pesos pesados está viendo cómo afloran las limitaciones de su plantilla.
Con el imprescindible aliento de su sexto jugador, queda confiar en que hoy pueda reinvertirse esta tendencia tan peligrosa que ha puesto cuesta arriba el billete para el cruce previo a la Final a Cuatro prevista en Vitoria. Transcurrida la tercera parte de la maratoniana fase regular, la situación azulgrana es de lo más angustiosa y sobra decir lo que implicaría un nuevo error al calor de la afición.
Tras el parón motivado por las ventanas FIBA de selecciones, Perasovic ha dispuesto de casi una semana para seguir inculcando sus ideas a un grupo que, de momento, no ha notado para bien la cirugía aplicada al banquillo. Con el técnico croata al mando de las operaciones, tan solo se ha ganado uno de los tres partidos en la Euroliga, pero se siguen detectando los mismos problemas que con Pedro Martínez como pilote de la nave.
Las mayores urgencias se encuentran detectadas atrás, ya que el Kirolbet ha demostrado ser un equipo muy vulnerable al que le hacen canastas con extrema facilidad. Ese es un síntoma muy peligroso antes de afrontar la visita del CSKA, un talentoso rival que si por algo destaca es por el despiadado veneno atacante de la constelación de estrellas en manos del showman griego Dimitris Itoudis.
el ‘chacho’, recuperado El ruso vuelve a ser un conjunto concebido para dejar atrás la espiral de sinsabores en la Euroliga y atesora toda clase de argumentos para hurgar en la herida de cualquiera. Al margen de conservar intacta la espina dorsal de campañas precedentes, encabezada por ese cuarteto mágico integrado por el Chacho -el base canario integró ayer la expedición rusa con destino a Vitoria tras recuperarse de su pequeña lesión en la ingle-, Nando De Colo, Cory Higgins y Will Clyburn, en verano ha reforzado sus puestos más endebles en busca del salto de calidad.
Para la dirección ha llegado un base de corte más físico como Daniel Hackett, el consumado francotirador Alec Peters es un jugador perfecto para abrir el campo desde el puesto de cuatro y, por si no había músculo y kilos en la zona con Kyle Hines y Othello Hunter, Itoudis se ha hecho con los servicios de Joel Bolomboy, que eso sí ha tardado más tiempo del previsto para debutar ante la demora en la consecución del pasaporte ruso.
Únicamente la plantilla del Real Madrid parece estar hoy en día a la misma altura que la del CSKA, cuyo único borrón hasta la fecha en la Euroliga se produjo en el lugar más insospechado de todos: Podgorica. Si el Buducnost obró en su día el milagro, la afición azulgrana se pregunta por qué no podrá hacerlo hoy un Baskonia obligado a rozar la perfección y perder el respeto desde el salto inicial a un visitante notablemente superior en todas las facetas. Nada mejor que un triunfo de prestigio ante los moscovitas para recobrar algo de aliento.