La visita el pasado domingo del UCAM Murcia a la cancha del Buesa Arena -saldada con una sonrojante derrota por 93 a 49- trajo consigo la presencia del turolense Javier Juárez en el banquillo pimentonero. Un técnico recién llegado a la ACB cuyo carácter, volcánico por momentos, le suele jugar muy malas pasadas tanto con sus propios jugadores, como con el rival de turno, los colegiados que ese día piten o los aficionados que osen cuestionar alguna de sus decisiones. Algo de eso volvió a suceder en el duelo ante el conjunto azulgrana, solventado con aplastante superioridad a las primeras de cambio.

Un escenario que no debió sentar nada bien al técnico visitante a juzgar por los continuos aspavientos que dedicó al trío arbitral y al propio Pedro Martínez, que situado a pocos metros de su colega no daba crédito al espectáculo que estaba montando. Cuestionado al final del partido por esta forma de proceder, Juárez, que actualmente tiene 48 años, fue categórico. “Estaba enfadado con todo el mundo. Cuando pierdo así me da igual el rival. Estoy enfadado conmigo mismo y me frustro cada vez que veo algo que no me gusta. Tengo mal perder”, reconoció sin ningún rubor en sala de prensa, tratando de justificar una actuación que, lamentablemente, no es ni mucho menos nueva en su trayectoria, que hasta el presente curso había transcurrido por las categorías inferiores del basket nacional, con presencia en equipos como el Real Madrid, Illescas, Canoe o Guadalajara.

Fue precisamente en el cuadro manchego donde protagonizó una de sus actuaciones más vergonzosas. Sucedió un 5 de abril de 2014 en Vitoria, en la cancha de Mendizorroza, adonde acudió para enfrentarse al Araberri, que entonces (temporada 2013/14) militaba en LEB Plata. Aquella tarde, al margen de perder los papeles con los árbitros y sus propios jugadores, a los que no paró de insultar para el asombro de los apenas cuarenta aficionados que estaban presentes, Javier Juárez terminó encarándose, insultando gravemente y empujando después a un seguidor araberrista, además de técnico de baloncesto, por realizar un comentario en el tramo final del partido. “No eres nada para cuestionar mis decisiones”, les espetó de primeras antes de continuar bramando con una inusual violencia verbal con un “asesinos, iros a quemar cajeros” o un “subnormal” que encrespó no ya solo al propio afectado, que le exigió respeto, sino al resto de aficionados presentes.

La trifulca terminó en denuncia ante la Ertzaintza, que recogió el testimonio de este vitoriano que en sus tres décadas de trayectoria en el basket de base jamás había visto a un personaje “tan nocivo como éste”. La demanda siguió su curso y apunto estuvo de llegar a juicio sino fuera porque la causa se suspendió por “ignorado paradero”, es decir, la Policía Nacional no pudo dar con el paradero de Juárez. Así que el tiempo corrió a su favor y el juicio, finalmente, prescribió.

Fue un capítulo bochornoso que más tarde se repetiría en otras canchas del País Vasco o con jugadores como Dino Radoncic, promesa del Real Madrid que el pasado verano se negó a salir cedido al UCAM Murcia después de soportar a Juárez en la liga EBA. Finalmente, el jugador terminó cedido en el Burgos.