vitoria - Si de algo presume este Baskonia triunfal, además de una plantilla larga, compacta y con demarcaciones hasta por triplicado, es de una excelsa riqueza táctica gracias al sello inconfundible de Pedro Martínez. Nadie puede dudar ya acerca de la ascendencia del entrenador catalán en la soberbia reacción protagonizada por el conjunto vitoriano, cuya pujanza en la ACB y la Euroliga se halla fuera de toda duda. Desde luego, todas sus decisiones en los partidos tienen su lógica y ha conseguido extraer el máximo jugo a un grupo renacido en todos los apartados desde su aterrizaje en octubre del año pasado.
Otro síntoma inequívoco de su inmejorable lectura a la hora de leer los encuentros y decantarlos hacia el lado vitoriano tuvo lugar el pásado sábado ante el Andorra. En un momento crítico del tercer cuarto donde el Baskonia no encontraba la pócima para domar a un MoraBanc de gatillo fácil, Pedro Martínez se sacó un nuevo conejo de la chistera que cimentó el décimo triunfo consecutivo en el torneo doméstico. Su zona 1-3-1 cortocircuitó el ataque del cuadro del Principado y propició una cascada de recuperaciones con las consiguientes canastas en transición.
Esta variante táctica ya ha había sido introducida con éxito en otras ocasiones, como los célebres dos contra uno al base rival desde la subida de balón gracias a la inestimable colaboración de un pívot. Una acción ensayada en la centrifugadora de Zurbano durante los entrenamientos de la semana que también se ha convertido en un filón para el Baskonia.
Los sólidos cimientos a nivel defensivo tienen su contrapunto en un juego de ataque donde la premisa innegociable consiste en una rápida circulación de balón y la búsqueda de un pase extra que propicie situaciones liberadas para el lucimiento de cualquier jugador. Ante el Andorra, hasta seis jugadores superaron la barrera de la decena de puntos en una clara muestra de la mentalidad colectiva que impregna el baloncesto azulgrana.
toko y beaubois dosificados En el particular libreto de Pedro Martínez, también llama sobremanera la atención el reparto equilibrado de minutos entre todos los integrantes. Ni siquiera las piezas dotadas de una mayor vocación ofensiva disponen de un tiempo prolongado sobre la cancha. Beaubois, que no destaca precisamente por su contundencia defensiva, y Shengelia han visto recortados de forma drástica sus minutos sobre la cancha.
Al virtuoso francés le resta protagonismo un completísimo Janning, mientras que el obligado reciclaje de Voigtmann al puesto de cuatro y la exitosa apuesta por dos torres para el juego interior tras el adiós de Jones han motivado que el hombre franquicia del Baskonia pueda tomarse sus oportunos respiros. No resulta fácil convencer a estrellas de este calibre acerca de la idoneidad de dosificar sus esfuerzos, pero su labor como psicólogo ha proporcionado los frutos esperados.
Determinaciones, en definitiva, que llevan el indiscutible sello de Pedro Martínez, un técnico con una soberbia trayectoria a sus espaldas en los últimos tiempos que, casualidades del destino, estaba en el paro antes de recibir la llamada a la desesperada de Josean Querejeta. Su título liguero con el Valencia Basket, la milagrosa consecución de la permanencia con el Manresa, su sobresaliente trayectoria en el Gran Canaria y la rehabilitación de un Baskonia sin alma durante los albores de este curso integran su incontable lista de méritos y mantienen su cotización por las nubes. Y todo ello aderezado de un discurso sencillo, directo y conciso que para sí lo quisieran otros compañeros de profesión.