Vitoria - Si ha habido un fichaje de impacto bien entrada la actual Euroliga, ese no ha sido otro que el de Mindaugas Kuzminskas por el adversario que pisará esta noche el Buesa Arena. Consciente de que debía dar un golpe de efecto con el fin de relanzar sus ya remotas aspiraciones de acceder al Top 8 de la Euroliga, el Armani se hizo con los servicios del codiciado alero lituano, por el que también suspiraban el Anadolu Efes o el Maccabi en el Viejo Continente.
Hastiado de su nulo protagonismo en la NBA, donde los Knicks le enseñaron la puerta de salida a mediados de noviembre después de que Joakim Noah cumpliera su sanción de 20 partidos por dopaje, el ex del Unicaja acaba de dar con sus huesos en la capital lombarda hasta el final de la presente temporada. Eso sí, el conjunto italiano se reserva la opción de prorrogar dicho vínculo por espacio de una campaña más.
El sueño americano ha resultado, a la postre, de lo más efímero para Kuzminskas, donde disputó un total de 69 partidos con promedios de 6,2 puntos y 1,8 rebotes con la histórica franquicia neoyorquina. Pese a tener un contrato garantizado de dos años a cambio de 3 millones de dólares o que otros equipos de la NBA trataron de seducirle una vez fue cortado en el mes de noviembre, el tres báltico ha decidido retornar a sus 28 años a Europa. De este lado del Atlántico se marchó hace una temporada y media convertido en un primer espada tras poner fin a su trienio en Málaga y dejar plantado en el último momento al acaudalado Darussafaka de David Blatt.
El Baskonia se reencuentra hoy con una de sus pesadillas. No en vano, era un exterior que siempre carecía de antídotos entre las filas alavesas cuando tenían lugar los enfrentamientos ante el cuadro de la Costa del Sol. La desventaja física de San Emeterio era una baza que solía explotar Kuzminskas. Con un potencial descomunal y el perfil del clásico alero alto ya en vías de extinción, todos los tentendidos coinciden en que el lituano hubiese firmado una carrera más exitosa de no mediar esa sorprendente frialdad y falta de carácter que le han abanderado casi siempre.
“Yo quiero jugar; cuantos más partidos, mejor. He vivido una etapa sin poder hacerlo y ahora estoy feliz. Esperé la mejor opción y tomé una decisión inteligente viniendo a Milán. Honestamente, la NBA fue mi sueño de infancia. Me alegro de haber ido”, subrayó esta semana en una entrevista concedida a La Opinión de Málaga.
Inmerso todavía en su proceso de adaptación a los esquemas de Pianigiani, Kuzminskas viene de ser una de las claves del plácido triunfo del Armani ante el Unicaja. El de Vilna, capaz de amoldarse al cuatro dados sus 206 centímetros, no se apiadó de su exequipo endosándole 17 puntos y 3 asistencias en menos de 24 minutos. Una prueba de fuego, en definitiva, para los controvertidos Timma y Garino, obligados de una vez por todas a elevar su consistencia y munición.