vitoria - En vísperas de afrontar el estreno continental en Creta ante el Olympiacos, reaparece la preocupación respecto a la maltrecha rodilla de Rodrigue Beaubois, que ha vuelto a encender las alarmas en un Baskonia al que los contratiempos no están concediendo tregua alguna en estos albores de temporada. Antes de que se confirmara su baja para mañana, fue el propio Pablo Prigioni quien puso en alerta al personal con un discurso que acrecienta la preocupación respecto al delicado estado físico de una pieza capital en sus esquemas llamada a brindar soluciones ofensivas.

Cuando todo hacía indicar que el tratamiento conservador al que se ha sometido durante la pretemporada había dado sus frutos, el escolta francés ha vuelto a dar un paso en falso. Ayer no integró una escuálida expedición de apenas diez jugadores que tendrá una compleja misión ante el ogro heleno. “No termina de recuperarse”, detalló el técnico argentino cuando fue cuestionado por un jugador que apenas ha dejado algún fogonazo aislado en los duelos ante el Estudiantes y el Gran Canaria.

Fuera de ritmo y huérfano del tono físico ideal tras comenzar a entrenar con el grupo hace tres semanas, Beaubois está poniendo de manifiesto que su puesta a punto va a resultar más costosa de lo que todos pensaban. El galo se desplazó en verano a Alemania para ponerse en manos del mismo médico que supervisó la pasada temporada la espalda de Andrea Bargnani y entre todos consensuaron que lo mejor para su restablecimiento era no pasar por el quirófano.

Lo cierto es que al Baskonia le están creciendo los enanos con una enfermería saturada de efectivos. El hecho de que Beaubois se encuentre entre algodones y Prigioni tampoco pueda alinear a McRae y Garino han obligado a la entidad del Buesa Arena a parchear el perímetro con los contratos temporales a Matt Janning y Carlos Delfino. El tirador estadounidense está dejando pinceladas de su buena muñeca ante el aro rival, mientras que el argentino se encuentra muy lejos de lo que fue hace años tanto en la selección como en la NBA.

En el caso de Beaubois, la preocupación es si cabe mayor. Por diferentes razones, el club no termina de asistir a la mejor versión de un exterior que debía dar este ejercicio un salto de calidad tras su decepcionante papel en muchos momentos a las órdenes de Sito Alonso. De sufrir un problema crónico en la articulación, la única salida pasaría por la entrada en quirófano y una baja de muchos meses que obligaría a tomar decisiones de peso en las altas esferas. De momento, el Baskonia trasladó ayer cierto optimismo al asegurar que podría jugar este domingo en el Fernando Martín ante el Fuenlabrada.

una década sin triunfos Con dudas en el equipaje tras la fea cornada ante el Herbalife y una rotación reducida a la mínima expresión viajó ayer, por tanto, el equipo en vuelo chárter rumbo a Creta para intentar romper la pésima racha que le acompaña en sus enfrentamientos a domicilio ante el Olympiacos, un antipático y rocoso rival que le tiene comida la moral -son cinco derrotas seguidas en Euroliga ante el ogro heleno- y que lejos del Buesa Arena se le atraganta sistemáticamente desde el año 2007. Más de una década ha transcurrido ya desde el último triunfo azulgrana, por lo que las reservas están justificadas pese a la ausencia de Spanoulis en las filas locales.

Si bien el vigente subcampeón continental siempre destaca por su solidez a nivel colectivo, la baja ya confirmada del astro griego permite soñar con un triunfo de prestigio que deje atrás la mala imagen exhibida en el Gran Canaria Arena. El Baskonia está obligado a endurecerse si quiere contrarrestar a un oponente de lo más canchero que compite hasta en las más adversas circunstancias con un espíritu encomiable.

Sin Spanoulis, eso sí, Sfairopoulos pierde a su gran referencia ofensiva, al maestro del dos por dos y al capitán general que saca las castañas del fuego en los momentos comprometidos. Su ausencia ya fue acusada de lo lindo por el Olympiacos en el reciente derbi con el Panathinaikos, que firmó una sorprendente reacción en el epílogo aprovechando la ausencia de liderazgo en su eterno rival.

El Olympiacos conserva la espina dorsal que tantos éxitos le ha reportado en los últimos años. A diferencia de otros veranos, en esta ocasión ha renunciado a incorporar un armario empotrado bajo los aros tras perder a Patric Young (Armani) y Khem Birch (Orlando). El sello estadounidense viene proporcionado por sus tres grandes novedades: el base Brian Roberts -en principio hoy jugará pese a sus molestias en el bíceps- el alero Hollis Thompson y el fornido ala-pívot Jamel McLean. En definitiva, un gigante ante el que no valen las medias tintas. Si es difícil de por sí chocarse contra el muro de hormigón heleno, hacerlo con un ejército tan famélico obligará a un épico ejercicio de supervivencia.