vitoria - La Euroliga ha asistido este verano impotente al adiós de sus jugadores más desequilibrantes. Salvo sorpresa, la edición 2017-18 será menos glamourosa que la anterior y los amantes del baloncesto que poblarán durante los próximos meses las gradas de los dieciséis mejores conjuntos del Viejo Continente pueden quedarse con la miel en los labios a la hora de degustar el mejor caviar. La pérdida de espectáculo con respecto a la pasada temporada amenaza con convertirse en una triste realidad ante el enorme vacío dejado por la fuga de numerosas estrellas.
Casi ningún profesional sucumbe hoy en día a los encantos del dinero y dos aspectos han causado estragos. La creciente amenaza del baloncesto chino, capacitado para propiciar un retiro dorado y cubrir de oro a jugadores inmersos en el declive de su carrera y con una motivación cada vez más discutible, o el significativo aumento del límite salarial para las franquicias de la NBA han jugado en contra de los intereses de los grandes de la Euroliga. Ni siquiera los más adinerados han sido capaces de retener a sus estrellas y ese es un dato que invita a la reflexión.
Pese a que la entrada de Dogus en su accionariado le permitirá ingresar 15 millones de euros al año, el Fenerbahce ha perdido de una tacada a sus dos baluartes que posibilitaron en mayo de este año su primera Euroliga de la historia. El estilista Bogdan Bogdanovic ha recalado en los Kings -franquicia que ostentaba desde hace años sus derechos al otro lado del Atlántico- y la bestia Ekpe Udoh, designado MVP en la Final a Cuatro de Estambul, se ha hecho un hueco en la pintura de los Jazz. Duro golpe para el maestro Obradovic, en busca de su décima corona este curso.
Otra ausencia sonada será la de Milos Teodosic, más villano que héroe durante su etapa en el CSKA pero un base muy por encima del resto en Europa. Tras un largo verano en el que estuvo jugando al gato y al ratón sobre su futuro, el serbio se decantó por una astronómica oferta de los Clippers. Se especuló con que el club ruso le ofreció 12 millones en tres años para intentar retenerle en Moscú, pero finalmente ha decidido probar suerte en la mejor liga del mundo. En la capital rusa queda el consuelo de que ha recalado en su lugar otro mago como el Chacho.
El Baskonia, acostumbrado ya a convertirse en una rampa de lanzamiento hacia la NBA para sus piezas más pujantes, ha sufrido la dolorosa pérdida de Shane Larkin, quien a última hora recibió una propuesta de los Celtics. En el áspero litigio con el Barcelona por los derechos del timonel de Ohio, se interpuso en el último momento otro invitado inesperado como la legendaria franquicia afincada en Massachusetts, que convenció a una de las revelaciones de la pasada Euroliga pese a ofrecerle menos dinero que vitorianos y catalanes.
También los colosos griegos se han visto golpeados por la NBA. Si el Panathinaikos ha perdido al exbaskonista Mike James (Suns), el Olympiacos se ha quedado en la zona sin otro portento físico como Khem Birch (Orlando). Otros baloncestistas de prestigio que no pasearán su calidad por las canchas europeas son Keith Langford, Ioannis Bourousis, Sonny Weems o Aaron Jackson. En su caso, el dinero chino ha supuesto una tentación muy grande a la hora de dejar plantadas a las grandes potencias.